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considerar dos cosas. Es la primera, que pasan como naciones colectividades que no lo son; pero eso no obsta; ¡cuántas tiranías no subsisten bajo el nombre de democracia, y no se llaman soberanos los reyes constitucionales! Todo ello es error y defecto histórico que deja incólumes y puras las ideas. La segunda es que la nación hoy, como anota el Sr. Giner de los Ríos (1), realiza funciones históricas que acaso no le son propias, y que únicamente por ser de necesidades fundamentales y no tener órgano adecuado, se explica que la nación las realice. Así, por ejemplo, la nación es la más alta manifestación actual de los Estados soberanos, y por ello, las relaciones llamadas internacionales (tratados, convenios, protección del comercio y otras), ya de paz, ya de guerra (organiza los ejércitos, provee á la defensa del territorio, interviene en los arbitrajes), son tarea hoy de la nación. Además, por su carácter de independencia (es el único órgano territorial soberano actualmente), por la amplitud de su esfera, la riqueza de sus relaciones, la desmedida importancia de su vida, tiende á absorber á las colectividades inferiores. Ella ejerce la tutela administrativa. hasta el exceso en ocasiones, y para no pocas gentes, oficiando así en la práctica como la única y definitiva manifestación del Estado político.

Pero todo esto encuentra una explicación histórica adecuada que, á la larga, los hechos se encargan de mostrar, haciendo ver con la formación de Estados internacionales cómo hay poderes políticos superiores á la nación, y justificando con los rasgos que se dibujan de una vida organizada entre las naciones cómo en la idea es legítimo vislumbrar una gran asociación política superior, de la cual la nación (esa personalidad juridica de cultura é intereses) será un miembro importante, aunque no el único. Y por otra parte, con la afirmación eterna de la autonomía de los organismos sociales inferiores (familia, municipios, etc.) y con la especialización creciente de los fines

(1) Obras citadas.

TOMO CXV

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de cultura en instituciones adecuadas (Iglesia, Universidad, etc.), se hace ver cómo la nación es una sociedad, entre otras, que responde á fines propios y adecuados, pero no la única, y que si ideal es la organización dentro de ciertas circunstancias (las indicadas) en nación, y natural es el despertar del sentimiento patriótico de nacionalidad, lo es tan ideal organizarse en municipio y no detenerse en los límites egoistas á su manera de la misma nación.

Por eso decíamos que la nación es una forma, entre otras, de agrupación social y política con ciertos caracteres que, para terminar, resumiremos en breves términos. Es, según lo expuesto, sociedad de sociedades, total ó completa, permanentemente establecida en un territorio propio, producida en la historia merced á la unidad de raza, fusión de razas distintas ó predominio de una, á la formación de un idioma dominante, á la comunidad de cultura é intereses y que se expresa mediante la conciencia colectiva en la idea de patria, en la aspiración ó sostén de la autonomía y en la afirmación de su personalidad jurídica.

Oviedo, 1887.

J

Adolfo Posada.

MINDANAO

ESTUDIO DE ESTA ISLA

Y ESPECIALMENTE DE SUS POBLADORES MORO-MALAYOS

I

Si siempre ha revestido sumo interés cuanto se refiere á esa hermosa y extensa isla, que mal dominada aún, constituye uno de nuestros más valiosos dominios, nunca ha sido ese interés mayor que en los actuales momentos. La proximidad de otras islas, cuya soberanía no se nos ha reconocido sino mediante protocolos que la amenguan en parte; la existencia en ella misma de vastas comarcas en que la dominación sólo es nominal; la presencia de razas con las cuales hay que sostener lucha constante; la fiebre colonial que de algunas naciones se ha apoderado; todo contribuye á que las cosas de Mindanao deban estudiarse con la posible detención, y á que á este estudio aporten sus materiales, por escasos é incompletos que sean, cuantos por unas ú otras circunstancias se hallan en condiciones de hacerlo.

Seguramente que el menos autorizado de todos es el autor

del presente trabajo; pero válgale su buen deseo y la circunstancia de que, el concepto más o menos exacto que sobre estas cosas tenga formado, lo ha sido sobre el propio terreno.

De desear sería que estos artículos constituyesen una verdadera descripción geográfico-etnográfica y política tan minuciosa y fiel como exige la severa crítica del día; pero la carencia de datos suficientes y la necesidad de encerrarse en ciertos limites, no permiten hacer otra cosa que una breve reseña del terreno, sus habitantes, usos y costumbres, productos etc., y, especialmente, del sistema de gobierno y colonización allí seguido.

Es la isla de Mindanao. la segunda en superficie entre todas las filipinas, pues viene á ser ésta de unos 85.000 kilómetros cuadrados, ó sea cuatro quintas partes de la de Luzón, que es la mayor de todas; una cuarta parte de la superficie total del Archipiélago, una sexta de la que tiene la Península ibérica.

Su forma es sumamente irregular, presentando numerosos golfos y senos, y en ellos fondeaderos excelentes. Por su latitud (5° 25′ á 9° 50′ N.), debía ser abrasador el clima; pero es relativamente templado, tal vez más que el de Luzón y Visayas, efecto, sin duda, de las abundantísimas lluvias que caen todo el año, sobre todo en la parte Sur de la isla. Ésta en general es sana, salvo algunas localidades en que reina el paludismo. Predominan el terreno volcánico y grandes aluviones muy modernos, y en las costas se encuentran numerosas formaciones madrepóricas, aunque no tantas como en el archipiélago de

Joló.

Varias cordilleras levantan el suelo, partiendo de un núcleo central, en el que se halla el monte Apo, volcán en actividad. Dirígense las unas paralelamente á las costas de la isla, contorneando todas sus sinuosidades, sobre todo en la parte Sur, Este y Oeste, y las otras remóntanse al Norte, determinando la formación de varios valles de notable importancia.

Pueden considerarse en Mindanao dos grandes porciones: la oriental, que viene á presentar la forma de un vasto trapezoide, prolongado por dos salientes, uno al Norte y otro al Sur,

comprendiendo unos dos grados y medio de longitud por la total latitud de la isla; y la occidental, especie de península que, sobre el 8° de latitud Norte se prolonga al Oeste, formando un arco hacia el Sur, el cual termina á los 7° de latitud y después de recorrer otros dos grados más de longitud, en la punta de Zamboanga (estrecho de Basilán).

La anchura media de esta prolongación varia entre los 25 å 30 kilómetros, excepto en su parte central, en que se dilata al Norte unos 100 kilómetros hasta Dapitan, y al Sur en dos ramales de unos 50 á 60 kilómetros, que forman el seno de Dumanquias.

A unas 10 ó 12 millas de Zamboanga se halla la isla de Basilan, y á su continuación, con rumbo NE. á SO., se extiende el semillero de islas que componen los archipiélagos de Joló y Taw-itawi el cual, limitando el mar de Mindoro, llega á Borneo, desde donde, remontándose al Norte por Sumatra, enlázase al continente asiático por la península de Malaca, y cierra por el Sur esa especie de Mediterráneo que se llama mar de la China, y de cuyo circuito domina la bandera española porción muy

extensa.

El intrincado laberinto de montañas que se elevan en Mindanao, da origen en la parte occidental, y en aquellas regiones de la oriental en que las cumbres corren paralelas á las costas, á numerosos arroyos de escasa corriente; pero entre los ramales que se dirigen al Norte desde el núcleo central, corren varios ríos de caudal considerable y regular curso, cuya importancia acrecienta el hecho de constituir el principal medio de comunicación usado por los habitantes. Son dichos ríos:

1. El Agusán ó Butuán, que recorre el poblado valle de igual nombre en el distrito de Surigao; su curso de Sur á Norte es de más de 200 kilómetros, y hacia su tercio inferior se encuentra la laguna de Linao; recibe numerosos afluentes y esnavegable en gran extensión para barcos de cabotaje, y en casi toda su longitud para bancas ó piraguas del país. Desemboca cerca de Butuán, en la bahía de igual nombre (costa Norte de la isla), y en sus orillas se asienta gran número de pueble

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