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agenciador de la paz, obra suya será una buena parte de las galas con que pase á la historia el siglo XIX.

Corre ya como cosa segura la alianza austro-italo-alemana, que ha venido á realizarse casi al mismo tiempo en que terminaba el compromiso que manteñía á Rusia en inteligencia con los otros dos Imperios europeos.

No se conoce perfectamente el alcance del nuevo pacto en que la nación latina se ha puesto de acuerdo con Viena y Berlín; pero se supone que éste es un trabajo de Bismark, en la previsión de que Francia y Rusia pudieran llegar á un acuerdo, aunque siempre procurando conservar relaciones cordiales con la corte de San Petersburgo.

Después de este paso dado por Italia, se ha resuelto allí la crisis ministerial planteada hace tanto tiempo, constituyéndose un nuevo Gabinete, presidido también por Depretis; y aunque todavía no han llegado correspondencias que nos expliquen la verdadera significación del Gobierno éste, sólo por los nombres que en él figuran podemos deducir se ha dado participación á elementos más avanzados y que la ausencia de Robilant puede traducirse por el disgusto que han producido los sucesos de Massouah, y porque este personaje político ha venido siendo objeto de fuerte oposición por parte de la izquierda.

El nuevo Ministerio está formado en los términos siguientes:

Depretis, Presidencia y Negocios Extranjeros.-Crispi, Interior.-Zanardelli, Justicia.-General Viale, Guerra.-Brin, Marina.—Magliani, Hacienda.-Saracco, Obras públicas.-Cappino, Instrucción pública.-Grimaldi, Agricultura.

Rusia, no obstante estar agitada por la revolución subterránea, ha declarado, por medio de la prensa oficiosa, que al terminar su compromiso recobra su libertad de acción para ejercerla, cuando y como lo crea oportuno, en la cuestión de Oriente. Y de aquí que algunos periódicos extranje ros crean que la iniciativa de Rusia, respecto de la enmarañada cuestión de Bulgaria, será pronta y eficaz, apoyando esta opinión con el hecho de estarse haciendo preparativos belicosos, en los puertos más próximos á aquel principado.

De todas maneras, y dado el estado de descomposición en que se encuentra el pais búlgaro, no es posible que Rusia ni Austria, ni la misma Alemania, que tan extraña ha venido mostrándose hasta ahora, permitan continuar allí aquella desastrosa situación, que constituye un foco perenne de peligros para la paz de Europa.

En el Parlamento británico, con sesiones interminables, están dedicados á discutir y votar una ley de represión para Irlanda, que combaten valerosamente Gladstone y Parnell. Tanto estos dos personajes como sus amigos, están haciendo esfuerzos heróicos para evitar que esa desventurada ley se promulgue; pero no lo conseguirán. Sólo han obtenido, hasta ahora, que la fracción llamada unionista, desprendida del partido liberal que capitanea Gladstone, haya atenuado algo la dureza de la citada ley en proyecto.

Entre tanto, en Irlanda continúa la agitación, haciéndose cada vez más difícil que el problema se resuelva en paz, y la fuerza de las cosas hará se reconozca la grandísima razón que tenía el anciano jefe del partido liberal, cuando hace ya muchos meses trató de acometer una política transigente y conciliadora.

El Gobierno inglés parece alejado de los asuntos de Bulgaria y, teniendo en cuenta la reciente declaración de lord Churchil, es posible se abstenga de provocar conflicto ninguno, con motivo de marcadas ingerencias en los asuntos del revuelto principado.

El Gabinete francés ha sacado adelante en el Parlamento las leyes en que tenía más empeño: parecía natural que esto indicase una situación normal y desahogada; pero, no es así, por cierto, porque las minorías turbulentas le crean tales dificultades y lo amenazan tan de continuo, que hay una crisis latente, la cual concluirá pronto con el Ministerio que preside M. Goblet.

Los pesimistas vuelven á adquirir temores de guerra, fundándose en que la prensa alemana ó, por lo menos, algunos de sus órganos más importantes, han empezado á disparar bala roja contra los franceses. Podrá obedecer á algunas maniobras del Príncipe de Bismarck, para lo cual le convenga despertar recelos y nuevas dudas; mas nosotros creemos que, mientras la cuestión de Oriente no se re

suelva en una ú otra forma, no hay probabilidades de que se atiranten las relaciones entre Alemania y Francia.

El partido monárquico de esta nación continúa en la impotencia, confirmando la verdad de que las colectividades sin cohesión no sirven para nada.

Ramón Garcia Galván.

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

OCIOS LITERARIOS, por D. Antonio Chapuli y Navarro.-Madrid, 1887.

Hoy, que tan pocos libros de poesías se publican, y menos aún de verso y prosa; hoy, que ni la literatura política abunda en folletos, como en pasados tiempos, y en ciencias se dan á luz tan pocas monografías sobre asuntos de verdadero interés, la aparición de obras como la del Sr. Chapuli, que en sus artículos y versos nos da otras tantas muestras de su ingenio, apto para las más diferentes producciones, debe registrarse por la prensa, no como donativo de amistad, sino como contribución á la crítica literaria de nuestra época. Joven aún su autor, pero conocedor de nuestra tierra y de otras muy lejanas, donde la naturaleza debe brindar al estudio de las costumbres y á la poesía, manantiales de inspiración aquí desconocidos & no aprovechados, ha manifestado en su libro que la experiencia puede adelantarse á los años y el sentimiento adaptarse á multitud de formas diversas, brillando igualmente en las que parecen más opuestas. En la leyenda Enrique el noble y el noble Enrique, en la que todo, hasta el mismo título, creemos bien escogido, traza con perfiles del antiguo sucesos, y da cuenta de preocupaciones y de verdades de nuestros días; en la composición Estrellas, flores, mujeres, vuelve á traer á nuestros conceptos la originalidad de los de Calderón con sus bellísimas semejanzas y sus bien reconocidos contrastes; en la composición dedicada á la Patria con motivo de la muerte de Don Alfonso XII, y en la ofrecida á la memoria de Pazos y Vela-Hidalgo, el autor de Las expediciones y guerras de Joló se despierta para conmover al autor y á los lectores el afecto patriótico; y, por fin, en la composición titu

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