El español en los textos

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Hachette, 1927 - 301 páginas
 

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 202 - Pegasos, lindos pegasos, caballitos de madera. Yo conocí, siendo niño, la alegría de dar vueltas sobre un corcel colorado, en una noche de fiesta. En el aire polvoriento chispeaban las candelas, y la noche azul ardía toda sembrada de estrellas. ¡Alegrías infantiles que cuestan una moneda de cobre, lindos pegasos, caballitos de madera!
Página 148 - Stambul. —Navega, velero mío, sin temor, que ni enemigo navio, ni tormenta, ni bonanza, tu rumbo a torcer alcanza, ni a sujetar tu valor. Veinte presas hemos hecho a despecho del inglés, y han rendido sus pendones cien naciones a mis pies.
Página 148 - PIRATA Con diez cañones por banda, Viento en popa a toda vela No corta el mar, sino vuela Un velero bergantín: Bajel pirata que llaman Por su bravura el Temido, En todo mar conocido Del uno al otro confín. La luna en el mar riela, En la lona gime el viento, Y alza en blando movimiento Olas de plata y azul; Y ve el capitán pirata, Cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa Y allá a su frente Stambul.
Página 57 - Del salón en el ángulo oscuro, De su dueño tal vez olvidada, Silenciosa y cubierta de polvo Veíase el arpa. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas, Como el pájaro duerme en las ramas, Esperando la mano de nieve Que sabe arrancarlas! ¡Ay! — pensé — , ¡cuántas veces el genio Así duerme en el fondo del alma, Y una voz, como Lázaro, espera Que le diga: "Levántate y anda"!
Página 244 - ... blancas y sus alambres paralelos, a derecha e izquierda, representaba para Rosa y Pinín el ancho mundo desconocido, misterioso, temible, eternamente ignorado. Pinín, después de pensarlo mucho, cuando a fuerza de ver días y días el poste tranquilo, inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de aclimatarse en la aldea y parecerse todo lo posible a un árbol seco...
Página 46 - UNA tarde parda y fría de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de lluvia tras los cristales. Es la clase. En un cartel se representa a Caín fugitivo, y muerto Abel junto a una mancha carmín. Con timbre sonoro y hueco truena el maestro, un anciano mal vestido, enjuto y seco, que lleva un libro en la mano. Y todo un coro infantil va cantando la lección: mil veces ciento, cien mil, mil veces mil, un millón.
Página 57 - Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa. ¡ Cuánta nota dormía en sus cuerdas, como el pájaro .duerme en las ramas, esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas! ¡ Ay ! — pensé — ¡ cuántas veces el genio así duerme en el fondo del alma, y una voz, como Lázaro, espera que le diga: "Levántate y anda!
Página 244 - Al verse tan cerca del misterio sagrado le acometía un pánico de respeto, y se dejaba resbalar de prisa hasta tropezar con los pies en el césped. Rosa, menos audaz, pero más enamorada de lo desconocido, se contentaba con arrimar el oído al palo del telégrafo, y minutos, y hasta cuartos de hora, pasaba escuchando los formidables rumores metálicos que el viento arrancaba a las fibras del pino seco en contacto con el alambre.
Página 198 - ... mirarnos. Lucero, que, según he sabido después, tiene ya la costumbre de hacer piernas cuando pasa por delante de la casa de Pepita, empezó a retozar ya levantarse un poco de manos. Yo quise calmarle; pero como extrañase las mías, y también extrañase al jinete, despreciándole tal vez, se alborotó más y más y empezó a dar resoplidos, a hacer corvetas y aun a dar algunos botes...

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