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para desvanecer en Europa impresiones poco favorables à la índole y naturaleza de nuestra restauracion. Mientras el gobierno preparaba detenidamente esta medida, no dejaba de justificar por los medios que están á su alcance, la gloriosa revolucion que nos ha restituido esta libertad. Y en los periódicos de Europa se ha podido ver, que los mismos que intentaron desfigurar la volucion de Nápoles, se han visto obligados para condenarla, á reconocer la justicia de la nuestra, y elogiar la marcha y progresos que es del mayor interés, no queden comprometidos con la censura y reprobacion de una medida reclamada por la política y la conveniencia pública. .

No hace menos de dos meses que el gobierno comenzó á ocuparse de esta providencia. El enorme peso que gravaba la provincia de Cádiz con un cuerpo numeroso en el pie de guerra, escitaba continuas reclamaciones, y mas de una vez comprometieron la responsabilidad del ministerio, la dificultad y penuria que causaba su manutencion en las atenciones, debidas á otras clases y corporaciones no menos beneméritas, y acreedoras á la imparcial consideracion del gobierno.' . La marina esperimentó constantemente los efectos de una distribucion en los caudales destinados á aquella provincia, que no podia menos de resentirse de una desigualdad, nacida del estado pacífico en que esta se hallaba, á pesar de la necesidad y nrgencia de darle movimiento, y el dispendioso pie de guerra en que se mantenia el ejército de observacion. . Por otra parte.

si las Córtes se sirven atender al estado de la nacion en la época en que el gobierno meditó esta separacion, si se quiere tener presente la cronologia de hechos bien notables, objeto de diseusion en el Congreso, y de una especie de residencia al gobierno, se verá que el cúmulo de razones que justifican esta providencia, se aumenta cada vez mas. »

Habló el orador de las tentativas de Burgos y otros puntos, que hacian inevitable la separacion de aquellos cuerpos : de la epidemia que podia renovarse en Cádiz, de que se habia consultado sobre ello al Consejo de Estado, y continúa :

En vista de esta consulta, no dudó el ministerio presentar

la al Rey para su resolucion; y los secretarios del Despacho suscribieron unánimemente á ella, sin que fuese el resultado de la opinion de un solo individuo, como se ha querido hacer creer, Consideraciones subalternas, ni reflexiones de órden inferior, podrán jamás estraviar el juicio y opinion de los que examinan las cosas por todos sus aspectos, Ni podia esta medida causar la agitacion á que han dado lugar, caso, sugestiones y ocurrencias agenas y separadas de la Providencia, ni menos justificar la impugnacion que se quiere hacer de un procedimiento meramente gubernativo. Resuelta la separacion del ejército de la Isla, el gobierno supo que la provincia de Galicia recibiria con singular satisfaccion, por su capitan general, al ilustre caudillo que estaba á su frente. El nombramiento fue hecho, y comunicado sin pérdida de tiempo. . La órden real en que se estendió este, contenia la cláusula de que S. M. queria que el general Riego viniese á la corte, porque deseaba conocerle. Llegó á esta capital, solicitó y obtuvo dos audiencias de S. M..... Nada diré de sucesos notorios, acaecidos á la venida y permaUna nencia en Madrid de este ilustre general...

fatalidad ha sido causa que el Rey resolviese la revocacion del nombramiento que se habia solicitado, por el mismo conducto, por el cual se significó despues, que el gobierno, atendidas algunas ocurrencias de estos últimos dias, quedase en libertad de obrar como si aquella insinuación no se hubiese hecho. Esta fa talidad, ha producido un verdadero sentimiento en los individuos que se hallan encargados del gobierno. Las Córtes no pueden ignorar la publicacion de una carta impresa por el general Riego, y dirigida á sus compañeros de armas. En ella se hablaba de la audiencia que obtuvo de S. M., y de lo ocurrido en su presencia. Si esta manifestacion, hecha en los términos que allí se espresan, es conforme á las reglas de la discrecion y prudencia, las Córtes lo juzgarán. Una consideracion pudo haber detenido a su autor para no hablar con la facilidad que aparece en este escrito, de una audiencia á que no asistió solo, Yo me abstengo gustoso, de entrar en reflexiones sobre este punto; mas no puedo omitir, que en seguida habla tambien de una conferencia que

uvo con los ministros. Estos condescendieron gustosos, sin embargo de que no teniendo carácter esta entrevista, ni estando recibida por costumbre, y sin mision ó antecedente espreso ó de oficio, pudieron haberla rehusado. La irregularidad de la purblicación basta sola por sí misma, para justificar al gobierno en haber tomado, con respeto de este general, la última resolucion; pues no le dejó árbro de sostener un acuerdo, que era incompatible con la indiscrecion y falta de reserva El gobierno se desentiende de esta carta, en lo que dice relacion á las reflexio nes sobre sus individuos. La personalidad y los resentimientos, no han entrado ni se mezclarán jamás con los principios que los dirigian como hombres públicos. La opinion y el juicio de la na cion entera, calificará la conducta de úños y otros en este particular. Mas en la carta se habla en términos esplícitos, y sin el menor rebozo', de que se propuso al gobierno una transaccion. Cualquiera sentencia en este punto, no podrà ser interpretada sino como una consideracion debida á la sabiduria y penetracion de las Cortés, que no dudo me dispensarán de que yo insista en ulteriores esplicaciones. Greo que el Congreso se halla en el caso de juzgar, que el gobierno, en el ejercicio de sus facultades que le competen por la Constitucion, no solo no ha traspasado los límites legales, sino que ha observado todas las reglas de la prudencia y del miramiento hacia un ejército ilustre y benemérito, á quien cree haber considerado como objeto de su predilec cion; sin que por esto dejen de conocer que la sagrada obligacion que han contraido con el Rey y con la patria, les impone el deber de arrostrar, aunque a veces con grande sentimiento, todos los riesgos que traen consigo las medidas vigorosas que chocan con pasiones é intereses encontrados, que en las convulsiones políticas hacen árdua y dificil la empresa de consolidar la libertad de las naciones.

El general Quiroga, apoyando en cierto modo al ministerio, dijo, que la opinion de tres ó cuatro personas, no era la opinion del ejército de la Isla, siempre pronto á obedecer las órdenes del gobierno, seguro de que mandaria siempre lo mejor: que no iralaba de inculpar á ningun individuo:"mas que en su opinion

no se les habia comunicado al pie de la letra la órden de que se trataba, y que tal vez habria habido alguna morosidad: que de todos modos no podia menos de manifestar al Congreso y al pais, que el ejército de la Isla no tenia la vanidad de creer que habia libertado por sí solo á la nacion, aunque sí, la satisfaccion de haber sido los primeros en decidir puesto que la benemérita guarnicion de Madrid, de la Coruña las tropas de otras, habian contribuido de un modo positivo á la felicidad de la patria; que suplicaba por lo tanto al Congreso, que formase una idea mas exacta que la que tal vez tenia de aquellas tropas, y que creyesen, que de ningun modo serian capaces de turbar el órden establecido, ni de desobedecer las órdenes del gobierno. Yo, dijo en conclusion, que soy uno de ellos, no me glorio de ser el que mas haya hecho, sino de haber concurrido á establecer la felicidad nacional; cedo gustosísimo la gloria, á quien la opinion pública se la dé: la voluntad de la patria es la mia, la voluntad general es la que debe decidir los procedimientos de los hombres virtuosos.»

Estas palabras del general Quiroga, tratándose de un compañero suyo, sobre quien se queria hacer pesar una grave acusacion, parecieron muy estrañas y sujeridas por sentimientos poco favorables en aquella ocasion; mas cualquiera que fuese el que entonces le guiaba, se salió de la cuestion completamente. No se trataba de la fidelidad del ejército de la Isla; de su disposicion á obedecer las órdenes del gobierno, cualidades que nadie ponia en duda, ni de lo que habian contribuido estos y los otros al restablecimiento de la libertad. La cuestion era otra. ¿Por qué estaba la capital inquieta y alborolada? ¿Por qué se habia exonerado á Riego, y se le habia desterrado á su pais? El discurso de Quiroga, por no querer darle ahora otro carácter, sirvió de arma tanto al ministerio, como á los demas, que al menos, indirectamente le acusaban.

Continuó el debate. El Sr. Gutierrez Acuña hizo ver, que se habian dado algunos motivos para la disolucion del ejército de observacion de Andalacía; mas que no se habian destruido las razones de conveniencia que aconsejaban su conservacion, ni de

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la utilidad que se pudiera reportar de sus servicios: que los gastos de aquel ejército de nueve á diez mil hombres, debian ser muy pocos, pues que rara vez bajaba de seis mil la guarnicion de Cádiz; que la órden de la disolucion se habia obedecido, y que la venida de su gefe no habia tenido mas objeto que esponer nuevamente de palab, lo mismo que tan poca fuerza habia tenido por escrito. «continuacion, segun acaba de decir el señor secretario de despacho, propone Riego ciertas transacciones, y estas no podrán ser nunca peligrosas, ni denigrantes al gobierno, si refluyen en bien de la patria y de la tranquilidad pública. La transaccion en estas circunstancias parece que podia ofrecer muchas ventajas, pues alterando en cierto modo las órdenes, se conciliaria tal vez la confianza en aquella provincia, la reputacion del ejército y el decoro del gobierno.

¿No fuera mejor aun para el decoro del gobierno que este patentizase las causas que ha tenido para estas providencias? (La exoneracion de Riego, su destierro y el de otros varios individuos.) ¿No convendria hacer conocer al público que las intenciones de estos hombres habian sido siniestras, que su buen concepto habia sido equivocado, ó que le habian desmerecido? Fundado en estas reflexiones, hice la proposicion que antes de ayer presenté al Congreso, y no fué admitida á discusion, y en ellas mismas me fundo ahora, para que si no se juzga anticonstitucional, y si no se opone á la sublime política que rige las operaciones del gobierno. se descorra el velo de este misterio; se abran las páginas de ese libro inquisitorial, y la nacion pueda ya juzgar con acierto en un asunto en que está toda ella interesada. De otro modo, los malvados creen que estas medidas los protejen abiertamente, y alzan el grito con su esperanza; y los buenos juzgan, que el gobierno ha sido seducido ó engañado. Descórrase el velo, digo, y los que aparezcan culpados, sean de cualquiera clase y en cualquier número, caiga sobre sus gargantas la inexorable cuchilla de la ley: el mismo Riego perezca si es criminal, y lo mismo sus compañeros; pero si asi no fuere, aparezcan con todo el esplendor á que los haya hecho dignos su patriotismo. .

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