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Parecerá estraño (dijo en contra del proyecto el Sr. Galiano), que yo que he clamado por este mensage; que yo que estoy unido á los señores que forman la comision que lo ha presentado con mucho tino; yo, repito, que estoy unido á dichos señores sobre tantos otros asuntos; que yo que mas de una vez he clamado porque el Congreso levante la voz al trono; que veo estendidas muchas de mis opiniones en el principio de este mismo mensage, y que admiro el lenguage igualmente respetuoso y enérgico en que está concebido, se estrañará, vuelvo á decir, el que todavia no le halle tan satisfactorio como quisiera que estuviese, segun mis propias ideas. Convencido de la necesidad de que nuestro gobierno estribara sobre una base firme, cosa tan conveniente á los mismos intereses de la libertad, entiendo que las repetidas veces que hemos atacado al gobierno, no lo hemos hecho de un modo bastante fuerte, sino mas bien de un modo vago; y para valerme de una espresion militar, solo le hemos atacado en guerrilla. Considerando que con preguntas y respuestas no se conseguia mas que el descrédito del cuerpo legislativo, quise provocar la cuestion del mensage para que de una vez se viese, si el Cuerpo legislativo convenia ó no con las opiniones y conducta del actual ministerio, si estamos ó no unidos con él, y hasta qué punto debe influir la Representacion nacional en las opiniones del gobierno. »

Hé aquí la cuestion que debe ocuparnos. El mensage señala males y bienes; pero cuando trata de proponer remedios, no veo que los demarque con la debida claridad. Cuáles pueden ser los remedios de estos males? Creo que se pueden hallar en otra parte, mas que en la mudanza del ministerio; pero esta mudanza de conducta en los que dirigen la nave del Estado, debia ser el resultado del mensage: en dos palabras; ó las Córtes están en favor del ministerio, ó le son contrarias; este es el gran problema que hay que resolver. . . . . Quisiera, pues, que con arreglo á estos principios, el mensage espresase algunos puntos en que las Córtes, á mi entender, disienten de la conducta observada por el actual ministerio.

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En primer lugar, si consideramos el ministerio cual debe

considerarse, como un conjunto responsable todo él de las operaciones del gobierno, mis impugnaciones se dirigirán en general; pero si se considerase con relacion á la conducta de los individuos que le componen en particular, entonces necesitaria dar mas ensanche á mi discurso. Hablaré con imparcialidad, y aún alguna vez echaré mano del lenguaje del elogio, que tan dulee será á mis labios, como á los de cualquiera otro. Empiezo por decir, que si bien por lo respectivo á nuestras relaciones diplomáticas se nota una firmeza y actividad diferente de la que hasta ahora se ha observado; si bien vemos que se trata al mênos de hacer respetar el nombre español en las naciones estranjeras, y por lo cual no puedo menos de dar este elogio al que los dirige; sin embargo, no es un elogio sin reserva. Noto aún, que existen ciertos hombres que jamas pueden identificarse con nuestro sistema; es decir, con la causa de la libertad, los cuales son los que dirigen nuestras relaciones diplomáticas en las cortes de Europa, siendo así, que en el estado en que se encuentra este siglo de ilustracion, conviene que los representantes de la nacion española se muestren en las cortes estranjeras, como la luz en las tinieblas. Hombres hay en España, dotados de las cualidades necesarias para desempeñar con acierto encargos de tanta importancia; y asi como se ha echado mano de hombres escogidos para algunos otros empleos, ¿por qué han de estar entregadas estas importantes comisiones á los hijos de la rutina y discípulos de Floridablanca? .

>> Paso ahora á examinar la conducta del ministro de la Gobernacion de la Península. Aquí, señor, no puedo menos de decir, que encuentro tanto que culpar (á lo menos así se presenta á mi imaginacion), que la misma multitud de las cosas tachables, me impide presentarlas. Diré que este ministerio se halla en un absoluto trastorno, y no veo en quien le gobierna, ni la actividad ni la rectitud (no hablò de la rectitud personal, sino la que debe tener un hombre público) que seria necesaria para el efecto. Le veo empeñado en una lucha tenaz contra una porcion de personas calificadas con el título de exaltados, y veo que de esta lucha no solo resulta el mal de que estas personas

sean perseguidas, sino el mal de que se mengüe la fuerza moral del partido constitucional, en perjuicio de la causa de la libertad; y mientras nos consumimos con esta especie de guerra, se están fraguando revoluciones en diferentes puntos, de que nos ofrece un ejemplo bien notable la provincia de Cataluña. Veo que se conserva en dos mandos políticos á personas que no pueden llenar el fin para que se instituyó el gobierno, que es hacer la felicidad de los gobernados. »

El orador fué recorriendo los demas ministerios, sobre los que hizo las mismas observaciones, aunque en tono mas templado.

«Hecha esta reseña, continuó, de la marcha que han seguido los diferentes ministerios, no puedo menos de decir, que á mi entender el mensage debe recapitular estos cargos, que si bien no son bastantes para exigir la responsabilidad, son sobradísimos para que el Gongreso los esprese. Bien se sabe que es imposible llevar el timon de los negocios, cuando no existe la union entre el gobierno y las Córtes; pero bien se sabe que se ha abusado de esta voz union, y que la union debe buscarse atemperándose el ministerio al voto de la nacion, que es voto del Congreso.

> Habíaseme olvidado indicar uno de los motivos que mas han escitado el resentimiento nacional, contra el actual ministerio de la Gobernacion. Hablo de ese necio proyecto, y no se escandalicen las Córtes de esta voz, por el cual, desorganizándose la Milicia Nacional voluntaria, la gloria y el apoyo de nuestras instituciones, pretendia abrirse una puerta por donde los facciosos entrasen; hablo de ese proyecto de ley (aludia á uno que acababa de presentar el ministro de la Gobernacion) repartido como si fuera una ley, remitido á los gefes políticos, circulado con profusion, repartido á las provincias y leido en las mismas.. ¿Y para qué? Para mengua del mismo ministro que lo hizo, y para que en alguna de ellas se quemase al frente de banderas: cosa seguramente culpable, pero que recuerda á los gobiernos cuánto mal hacen cuando chocan con la opinion pública.

Quisiera, pues, que en vez de las providencias generales

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