Imágenes de páginas
PDF
EPUB

á Roma. El pontífice difirió cuanto pudo sentenciar entre los dos competidores, y murió antes de dar su decision. Clemente IV. lejos de proteger en sus derechos ni de favorecer en sus reclamaciones al monarca castellano, intentó que se retirasen ambos electos, Ꭹ solicitó, con especialidad de Alfonso, que desistiese de sus pretensiones al trono imperial.

Esta insistencia de los pontífices en esquivar su aprobacion, y aun negarla esplícitamente como luego veremos, á la eleccion de Alfonso de Castilla para emperador de Alemania y rey de romanos, no puede esplicarse sino por la circunstancia de pertenecer Alfonso á la estirpe ducal de Suabia, cuya dinastía, principalmente desde que obtuvo el imperio Federico Barbaroja, habia sido enemiga de Roma y estado casi siempre en guerra con la Iglesia; y si tal vez aquellos papas no temian que el castellano hubiese de seguir la conducta de los emperadores de su familia, aparentábanlo por lo menos en odio á aquella casa, y tampoco querian descontentar al rey de Inglaterra con la esclusion de su hermano. Asi, sin definir entre los dos contendientes, limitábanse, cuando nombraban al uno y al otro, á añadir: electo emperador. Al fin murió Ricardo asesinado en Inglaterra en 1271, despues de haber sacrificado sus tesoros y su quietud á una grandeza quimérica, y parecia que faltando á Alfonso su competidor deberian haber desaparecido todos los obstáculos y contrariedades que á su coronacion se

oponian. Lejos de eso, suscitáronsele otras nuevas y mas graves. Cuando los embajadores que el rey envió por segunda vez llegaron á Roma, hallaron la silla pontificia vacante por muerte de Clemente IV., y esperaron á la eleccion de nuevo pontífice. Entablada por los enviados de Alfonso la demanda ante Gregorio X. que fué el que ocupó la cátedra de San Pedro, este papa no solo la desestimó como sus antecesores, sino que, mas hostil que ninguno al rey de Castilla, la desechó abiertamente y con desden (1272) y aun influyó eficazmente para que se reunieran los electores del imperio y procedieran á nombrar nuevo emperador, sin tener en cuenta para nada las pretensiones de Alfonso, y como si de hecho y de derecho el trono imperial se hallara vacante..

No habia sido, en verdad, la conducta débil, irresoluta y floja del rey de Castilla propia para conservar la adhesion de los príncipes alemanes, aun de aquellos mismos que le habian elegido y aclamado. El estado calamitoso del imperio tampoco consentia ya la prolongacion de aquel interregno fatal. Hé aqní como pinta un historiador de aquella nacion la situacion en que se hallaban los pueblos germanos. «Las leyes

(4) Anduvieron en aquella decision tan discordes los cardenales para la eleccion de papa, que habiendo muerto Clemente IV. en fin de noviembre de 1268, no se nombró gefe de la Iglesia hasta setiembre de 1271, y para esto fué menester que se resolvieran á en

cerrarse en el palacio de Viterbo, con propósito de no salir de alli hasta haber elegido pontifice, de cuyo acuerdo tuvo orígen la reclusion del cónclave, que desde entonces se ha observado invariablemente.-Hist. gen. de la Iglesia.-Id. de los Roman. Pont.

eran impotentes; cada señor se habia convertido en el primer tirano de sus súbditos; confederados y armados los señores unos contra otros, se destrozaban entre sí por odio y por ambicion: un pais cubierto de castillos habitados por nobles que robaban y asesinaban á los pasageros; una guarida de bandidos siempre dispuestos á destruirse: tal era la situacion de la Alemania). La necesidad del remedio era urgente, y acordes en esto todos los príncipes, eligieron unánimemente á Rodulfo de Habsburg (en Francfort, setiembre de 1273), á escepcion de Ottokar, rey de Bohemia, que continuó defendiendo la legitimidad de Alfonso de Castilla. En vano este monarca intentó todavía hacer reconocer sus derechos al trono imperial por medio de cartas y embajadores que envió al concilio general de Lyon que el papa Gregorio X. celebró en 1274. Su reclamacion fué como antes desatendida; y aprobada por el contrario la eleccion de Rodulfo, dióle el pontífice el título de rey de romanos, mandando á los príncipes, electores, landsgraves, ciudades y villas del imperio, que como á legítimo rey de romanos le acatasen y reconociesen (2).

En Italia era donde conservaba el castellano mas adictos y parciales, y principalmente en Génova y

(1) Luden, Hist. de Alemania, continuada hasta nuestros dias por Savagner, segun Schmidt, Pfefel, Schiller, etc.

(2) Este Rodulfo de Habsburg

fue el gefe de una dinastía que dió multitud de emperadores à Alemania, y á la cual pertenece la familia que hoy reina en Austria.

[ocr errors]

Lombardía, de donde fué despachada al rey una embajada pidiéndole les enviase socorro para mantener alli su partido, que el rey de Nápoles, Cárlos de Anjou, trataba de destruir con las armas. Con tal motivo celebró Alfonso cortes en Burgos (1274), con objeto de pedir á sus pueblos le suministrasen medios y recursos para facilitar á los italianos el auxilio que solicitaban. Trescientos ginetes y novecientos infantes fué toda la gente que de Castilla se embarcó para Génova, pero que unida á los genoveses y lombardos con el marqués de Monferrato y los de Pavía, pusieron en cuidado al papa, el cual exhortó á Rodulfo á que acudiese apresuradamente con sus tropas á apagar la. sedicion, y fulminó anatema contra el marqués dé Monferrato y los partidarios del rey de Castilla. Este por su parte habia solicitado con empeño tener una entrevista con el papa, con la esperanza, bien ilusoria á fé, de que haciendo oir sus razones, y demostrando su justicia, habia de persuadir al pontífice á que revocase la eleccion de Rodulfo. Muchas veces el monarca castellano, durante estas contiendas, habia proyectado pasar con ejército á Italia y Alemania á sostener con las armas sus derechos y siempre se lo habian impedido las turbaciones interiores de su reino de que daremos luego cuenta; y cuesta trabajo concebir cómo un príncipe de tan reconocida ilustracion como Alfonso pudo imaginarse que no habiendo empleado el vigor y la fuerza en el espa

cio de diez y siete años y en las ocasiones mas oportunas para el logro de su objeto, habia de alcanzarle con la persuasion cuando le faltaban sus antiguos amigos y defensores, y cuando la cuestion se habia fallado en contra suya y recibido una sancion legal. Mas ni esta tan obvia reflexion, ni los consejos ni razones que á su paso por Tarragona le espuso su suegro don Jaime de Aragon para disuadirle de tal intento, bastaron á apartar á Alfonso de su propósito, y partiendo de Tarragona pasó á Belcaire (Languedoc), á donde concurrió el pontífice Gregorio X. para tener las vistas que tanto el de Castilla deseaba (1275).

El resultado de tan malhadado é imprudente paso fué el que debia esperarse de la desafeccion que siempre habia manifestado el papa á Alfonso de Castilla, y del interés que desde el principio habia mostrado en favor de Rodulfo de Habsburg. Despues de largas sesiones no solamente desechó el gefe de la Iglesia la demanda y porfía del castellano relativa al imperio, sino que limitándose ya nuestro monarca á que se le declarase legítimo heredero por lo menos del ducado de Suabia que le pertenecia y de que Rodulfo se habia tambien apoderado, y á que se diese á la jóven reina de Navarra por esposa á uno de sus nietos (que era una de las cuestiones que traia con el rey de Francia), nególe el pontifice una y otra demanda tan abiertamente como la primera, con cuya triple repulsa volvióse el rey á Castilla con toda la

« AnteriorContinuar »