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en él perecieron muchos bravos campeones y gente principal, entre ellos don García Ortiz de Azagra, señor de Albarracin, quedando prisionero el comendador de los Templarios. De Játiva murió tanta gente, que la poblacion quedó casi yerma ""). Este infortunio causó al anciano y quebrantado monarca una impresion tan dolorosa que dejando á su hijo don Pedro todo el cuidado de la guerra, lleno de pena y de fatiga se trasladó de Játiva á Aljecira, donde se le agravó notablemente su dolencia.

Sintiendo acercarse el fin de sus dias, y despues de recibir los sacramentos de la Iglesia, llamó al infante don Pedro para darle los últimos consejos, entre los cuales fué uno el de que amase y honrase á su hermano don Jaime, á quien dejaba heredado en las Baleares, Rosellon y Montpeller, encargándole mucho, por lo mismo que conocia no profesarse el mayor amor los dos hermanos, que no le inquietase en la posesion de su reino. Encomendóle tambien que continuára con esfuerzo y energía la guerra contra los moros, hasta acabar de expulsarlos del reino, pues de otro modo no habia esperanza de que dejáran sosegada la tierra, y tomando la espada que tenia á la cabecera de su lecho, aquella espada que por tantos

(4) «Por esta causa, segun Marsilio escribe, se decia aun en su tiempo por los de Játiva, «el martes aciago: Zur. Anal. lib. III., cap. 100.-El estrago fué tal y la

matanza, dice Mariana, que desde entonces comenzó el vulgo á llamar aquel dia, que era martes, de mal aguero y aciago.-Lib. XIV., cap. 2,

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años habia sido el terror de los musulmanes, alargósela á su hijo, que al recibirla besó la mano paternal que tan preciosa prenda le trasmitia. Con esto se despidió el príncipe heredero dirigiéndose á la frontera en cumplimiento de la voluntad de su padre, el cual todavía pudo ser trasladado á Valencia donde se le agravó la enfermedad y alli terminó su gloriosa carrera en este mundo á 27 de julio de 1276, despues de un largo reinado de sesenta y tres años. «Pronto resonaron, dice Ramon Muntaner, por toda la ciudad lamentos y gemidos de dolor: no habia rico-hombre, ni escudero, ni caballero, ni ciudadano, ni matrona, ni doncella, que no siguiese en el cortejo fúnebre su bandera y su escudo que acompañaban diez caballos.... y todo el mundo iba llorando y gritando. Este duelo duró cuatro dias en la ciudad.... Con iguales demostraciones de dolor fué su cuerpo trasladado al monasterio de Poblet (segun que en su testamento lo habia ordenado). Halláronse allí arzobispos, obispos, abades, priores, abadesas, religiosos, condes, barones, escuderos, ciudadanos, caballeros, gentes de todas clases y condiciones del reino: en tal manera que á la distancia de seis leguas las aldeas y los caminos rebosaban de gente. Alli fueron los reyes sus hijos, las reinas y sus nietos. ¿Qué digo? La afluencia fué tan grande, cual jamás se vió asistir tanta muchedumbre á las exéquias de señor alguno de la tierra....").»

(1) Ram. Munt. cap. 28.

Don Jaime I. de Aragon, el conquistador de Mallorca, de Valencia y de Murcia, fué uno de los mas grandes capitanes de su siglo: ganó treinta batallas campales á los sarracenos, y su espada siempre estuvo desenvainada contra los enemigos de la fé. Tan piadoso como guerrero, fundó multitud de iglesias en paises arrancados de poder de los infieles, y siempre neulcó á sus hijos las máx imas de la verdadera religion. Caballero el mas cumplido de su tiempo, condújose muchas veces con admirable generosidad con los reyes de Castilla y de Navarra, defendiéndolos y ayudándolos aun á costa de los intereses de su propio reino. Los ricos-hombres y barones de sus dominios se cansaron mas pronto de conspirar y de rebelarse que él de perdonarlos. Costábale trabajo y violencia, y rehuia cuanto le era posible firmar una sentencia de muerte. Siéntese por lo tanto, siendo naturalmente tan benigno, el desamor con que trató al príncipe - primogénito Alfonso y el verle recibir con alegría la noticia de la muerte de su hijo Fernan Sanchez, asesinado por su hermano; y causa maravilla y disgusto y no puede dejar de mirarse como una mancha con que afeó sus muchos rasgos de clemencia, la crueldad que usó con el obispo de Gerona, su director, si es cierto que mandó arrancarle la lengua por haber revelado el secreto de la confesion (1). Como sobera

(1) Este hecho, que apunta Rainald en sus Anal. eclesiast., y so

bre el cual guardó Zurita un prudente silencio, lo refiere Mariana

no, habíase obstinado impolítica mente en distribuir sus reinos y mostró una insconstancia pueril en la reparticion de coronas entre sus hijos, y como hombre, acúsale la historia de incontinente y de sensual, si bien creemos que le ha juzgado en esto con severidad, atendidas las costumbres de los príncipes, con raras escepciones, en aquellos tiempos (1). "

con alguna estension (lib. XIII. capítulo 6.) Parece, pues, que aquel prelado reveló al papa Inocencio IV. lo que bajo el secreto de la confesion le habia confiado don Jaime acerca de la palabra de casamiento que habia dado á doña Teresa Gil de Vidaure, con quien traia pleito sobre esto en Roma. Noticioso de ello el monarca mandó arrancar la lengua al obispo, por cuyo acto de inhumanidad el pontifice excomulgó al rey y puso entredicho al reino. Mas como don Jaime manifestára el mayor arrepentimiento, y pidiera humilde mente penitencia y absolucion, esponiendo haberlo hecho en un momento de arrebato, el papa facultó á dos legados para que pudieran reconciliarle con la iglesia, y en una junta de obispos que se celebró en Lérida, y en la cual se presentó el rey con muestras de sincera contricion, alzósele la censura y se le absolvió, dándole una severa reprension é imponiéndole por penitencia algunas fundaciones piadosas.

(4) Tuvo en efecto don Jaime relaciones amorosas con varias señoras: entre ellas fué la mas notable doña Teresa Gil de Vidaure, á quien segun graves autores, habia dado antes palabra de casamiento; mas habiéndola repudiado movióle ella litigio, en que llegó á obtener

sentencia favorable, si bien no logró que el rey hiciese vida maridable con ella, aunque la llaman reina algunos historiadores; lo que hizo fué legitimar sus hijos, que fueron don Jaime, señor de Exérica, y don Pedro, señor de Ayerbe.

De una señora de la casa de Antillon, cuyo nombre no hemos visto en ninguna historia, tuvo á don Fernan Sanchez, á quien dió la baronía de Castro, y de quien tuvo orígen la ilustra casa de este apellido.

De otra señora aragonesa ilamada doña Berenguela, tuvo otro hijo natural, que fué don Pedro Fernandez, á quien dió la baronía de Hijar, y de él procedieron los del linage de la casa de Hijar.

Tuvo ademas otra amiga, llamada doña Guillerma de Cabrera, de quien no se sabe dejase bijos.Archivo de la corona de Aragon, núm. 1304, de la coleccion de pergam.

Sus hijos legítimos fueron: de doña Leonor de Castilla, don Alfonso, que murió en 1260: de doña Violante de Hungría, don Pedro, que le sucedió en la península; don Jaime, rey de Mallorca: don Fernando, que murió niño: don San→ cho, arzobispo de Toledo: doña Violante, reina de Castilla, muger de don Alfonso el Sábio: doña Constanza, esposa del infante don Ma

En su testamento, hecho en Montpeller en 1272, dejó don Jaime por herederos y sucesores á sus dos hijos legítimos, sustituyéndolos en caso de morir sin sucesion á los dos legitimados de doña Teresa de Vidaure; en defecto de estos à los hijos varones de sus hijas, declarando que por ninguna via pudieran suceder hembras en los reinos y señoríos de la corona (4).

nuel, hermano del rey don Alfonso: doña Sancha, que abrazó la vida religiosa, y murió en Jerusalen asistiendo á las enfermas de los hospitales: doña María, religiosa tambien; y doña Isabel, reina de

Francia, esposa de Felipe III. el
Atrevido.

(4) Archivo de la Cor. de Arag. Testam. de don Jaime I.-Zurita, Anal. lib. III., c. 191.

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