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TABLA ALFABÉTICA

DE LOS AUTORES MENCIONADOS EN ESTAS OBRAS.

BIBLIOTECA DEL MARQUÉS DE SANTILLANA.

I.

ACHATESIO MILLESIO. El marqués de Santillana cita á este escritor, siguiendo el testimonio de San Isidoro en su lib. I, cap. 38 de los Origenes (Véase la nota 38 de la Carta al Condestable). Conforme al testimonio del Santo, le tiene por el primero de los poetas griegos; pero no consta que fuese tal poeta, ni caso de serlo, puede admitirse que precediera á Homero. Hecateo de Mileto, hijo de Hegesandro y discipulo de Heráclito, floreció, segun la mas admitida cronologia, en la olimpiada 69, ó lo que es lo mismo 504 años antes de la era cristiana y 67 despues de Homero, quien vivió en la olimp. 27, á juzgar por el testimonio de Herodoto. Este celebrado escritor pone á Hecateo constantemente entre los historiógrafos; mas no entre los poetas. (Pág. 4.)

II. ACURSIO (Francisco, llamado por excelencia el legista). Cítale don Alonso de Cartagena en su Respuesta á la Question sobre la caballeria, y fue uno de los jurisconsultos que con Cino (Chino) y Bartholo (Bartulo), etc., promovieron los

grandes adelantos del derecho, durante los siglos XIII y XIV. Sus comentarios sobre las Pandectas estan divididos en dos partes, con estos títulos: 1.° Casus longi super ff. novo: 2.° Casus longi super infortiato. Fué esta obra una de las primeras que se imprimieron en el siglo XV, conservándose un hermoso ejemplar en la biblioteca de la Universidad central, señalado con los números 44, 2.° y en la antigua complutense con la marca 5,48. C. 6. n. 3. (Pág. 497.)

III. ALANO. Floreció á mediados del siglo XIII y se apellidó de la Isla ó de Lila, por haber nacido en esta ciudad, segun afirman la mayor parte de los biógrafos. Distinguióse por su ciencia entre los hombres mas doctos, que á la sazon brillaban en la universidad de Paris, cuyo rectorado tuvo á su cargo, y alcanzó estendido renombre como teólogo, como filósofo y como poeta. Dióle el cielo larga vida, y afirmase que pasados ya los cien años, escribió varias de sus mas estimadas obras, no habiéndole abando

nado en aquella edad el fuego de las musas. Véase, para mayor ilustracion, el Dicc. biog. de Moreri, trad. de Miravel, tom. I, pág. 239. El marqués de Santillana lecita entre los poetas, cuya pérdida recuerdan las musas, al llorar la muerte de don Enrique de Aragon. (Pág. 247). IV. ALFONSO EL SABIO (Don). El marqués no conoció obra alguna poética del rey sabio, y habla solamente de oidas. Respecto de las que se le atribuyen hay, con razon, grandes dudas. De seguro el libro del Tesoro, que insertó incompleto en sus notas de la Carta al Condestable el erudito don Tomás Antonio, fol. 153, es visiblemente apócrifo; siendo notable que la credulidad, ó lo que es peor, el poco estudio que se ha hecho de sus obras, entretenga todavia este error (Puibusque, Hist. comp. des litterts. esp. y fr., págs. 66 y 285; Ticknor, Hist. of Sp. litt., per. I, cap. 3). Las poesias escritas indudablemente por don Alonso son las Cantigas de la Virgen Maria, y el Libro de las querellas (Pág. 13).

V. ALVAREZ DE ILLESCAS (Alfonso). Generalmente se le apellida de Villasandino, y alguna vez de Tolėdo. Nació, segun se deduce de sus obras, por los años de 1340, y murió sobre 1420. Es uno de los poetas que mas fama alcanzaron en la córte de don Enrique II, Juan I, Enrique III y aun don Juan II. La mayor parte de sus poesias son memoriales, en que solicita, ya del arzobispo Tenorio, ya del buen condestable Dávalos, ora de la reina doña Catalina, ora de don Juan II, ora en fin de don Alvare de Luna y otros magnales, alguna ayuda para sal

dar las quiebras que experimenta en el juego de los dados, en que consumió su hacienda, haciéndose despreciable en la córte. Las prendas que mas resaltan en él, como versificador, son la facilidad y la armonia. En el Canc. de Baena ocupa 137 números de los 576, de que toda la coleccion se compone. (Pág. 15).

VI. ARECIO (Leonardo Bruno de). Llamósele generalmente el Aretino. Nació en 1369, y distinguido en el estudio de las lenguas sábias, mereció ser nombrado se'cretario de breves por Inocencio VII, cargo que le conservaron otros pontífices hasta que en 1433 concurrió al concilio de Basilea. Allí conoció y admiró sin duda el saber y virtudes del obispo de Burgos, don Alonso de Cartagena, con quien estrechó amistad, «teniendo con él por epistolas dulce comercio», segun declara este en su respuesta á la carta del marqués sobre la caballeria (pág. 494); y acaso por la mediacion de don Alonso entabló relaciones con don Juan II, cuyo amor á las letras era universalmente celebrado. De esto depone la famosa carta, que el docto italiano dirigió al rey de Castilla sobre los emperadores que habia dado España á Roma, produccion de que, demas de la noticia que dá el marqués, deberemos recordar aqui lo que en su Nobiliario Vero nos refiere Fernan Perez Mexia, escritor de fines del siglo XV: «Esto nos enseña (dice), ó á >>ello nos induce el excellente é sa>>bio varon Leonardo de Areçio en Dun libro que envió al rey don Jo>>han, é segund que lo fallé, intilu»lado del dicho filósofo al señor »rey, las palabras materialmente

»deçian ansi: Nescessario es á todo »noble saber la su generacion, los vactos é obras della; ca non es cosa que mas obligue al subçesor al bien wvivir é bien obrar que la buena »fama de sus progenitores: ca se»ria torpe é vergonçosa cosa açep»tar el patrimonio é renunciar las » virtudes» (Lib. II, cap. 33, ed. de Sevilla, 1492). Las cartas que Areçio dirigió al rey don Juan, fueron traducidas al castellano y se conservaban en la Bibl. de la Reina Católica (Mem. de la Real Acad. de la Hist., tom. VI, pág. 468, núm. 176). El marqués de Santillana pareció tener tambien relaciones con Leonardo de Areçio, pues vemos que poseyó al poco tiempo de escribirse algunas de sus obras. Entre las que le pertenecieron y se custodian en la biblioteca de Osuna, debemos mencionar la Historia de los godos, la traduccion de las Ethicas de Aristóteles y el tratado sobre la Caballeria. La primera se contiene en un códice vitela, algo injuriado del tiempo, bien que de clara y hermosa letra, con el título de Bello italico, y el siguiente encabezamiento: «Leonardi Aretini, viri »clarissimi, prohemium in libris de >>bello italico adversus gothos, felici>>ter incipit, etc.» (Plut. III, lit. M. núm. 5.) La traduccion, de que volveremos á tratar en el siguiente artículo, dió ocasion á la controversia que Alonso de Cartagena sostuvo con Arecio, escribiendo las Declinaciones sobre la traduccion de las Ethicas (Pulgar, Claros var. de Cast., tit. XXII; Almela, Valerio de las historias, lib. VIII, tit. 6). La tercera en fin, que motivó las eruditas cartas contenidas en las págs. 487 y 490, y de que mandó hacer el

marqués una traduccion castellana, es un tomo en fol. vitela, escrito á dos cols. y exornado de figuras, solamente diseñadas (Plut. V, lit. N. núm. 17). La version referida tiene por título: Leonardo de Areçio en castellano, y la marca ant. Plut. V, lit. N. núm. 15. De las restantes obras del Arclino es posible que tuviese el marqués ejemplares, tan preciosos como los citados; pero no existen ya desgraciadamente. Areçio murió en 1443 á los 74 años de su vida, desempeñando la secretaria de la república de Florencia. (Págs. 22, 481, 487, 493.)

VII. ARISTÓTELES. Para reconocer la grande influencia, que este filósofo ejerció con sus obras en los ingenios españoles, durante la edad media, basta recordar que era el gefe del peripato, y que de las cenizas de este habia nacido, para dominar ó extraviar el entendimiento humano, el escolasticismo, que esclavizaba al par la ciencia humana y la ciencia divina. El marqués poseia en un riquísimo cód. vitela, escrito á dos columnas y exornado de bellas miniaturas, de gusto y dibujos itals. las Éthicas del filóso- . fo de Estagira, escritas en lengua toscana. Este precioso códice, enriquecido con notas marginales, sin duda de mano del marqués, se custodia afortunadamente en la bibl. de Osuna, signado con la primitiva marca Plut. V. lit. n. núm. 32. (Página 26.)

VIII. ARNALDO DANIEL. Nació en Ribairac, obispado de Peiregors, de pobres aunque hidalgos padres, si bien no falta quien le dé por patria la aldea de Tarascon. Dedicóse en su juventud á las letras, y logró tanta fortuna en su cultivo, que eclipsó

las glorias de los poetas provenzales, que le habian precedido. A tanto llegaron su autoridad y fama, que casi un siglo despues de su muerte, escribia el amante de Laura:

Fra tuti il primo Arnaldo Danielo, gran maestro d'amor ch'a la sua terra anchor fa honor con suo dir novo é bello. (Triumpho d'Amor.)

Arnaldo Daniel es en efecto la mas alla gloria de la primera edad de la poesia provenzal ó lemosina (Vide Ginguené, Hist. liter. de Ital., tomo I, cap. V; Sanchez, Colec. de Poesias ant., t. I, págs. 56 y 57). (Pág. 7.)

IX. AYALA (Pero Lopez de). Designåbasele generalmente con el aditamento de el Viejo, mas bien por haber alcanzado seis reyes en Castilla que por su larga edad, pues que murió en 1407, á los 75 años de su vida. Fuera de las obras, ya en verso ya en prosa, que tan alto renombre le dan entre los historiadores, moralistas y genealogistas, ora originales ora traducidas, solo menciona el marqués el precioso libro titulado: El Rimado del Palacio. En el Canc. de Buena tiene dos composiciones poéticas, bajo el núm. 518, en respuesta á otra de Ferrant Sanchez Calavera ó Talavera. Algun erudito ha llegado á poner en duda que el Rimado del Palacio sea obra del Gran Canciller; pero basta comparar los cuadros, que en él traza, con sus narraciones históricas; basta observar el valor con que expone sus severos principios en unas y otras obras, para desechar esta idea, como aventurada, siendo al par contradicha por el testimonio de sus coetáneos. (Pág. 11.)

X. BENBIBRE (Pao de). Llamósele con mas fundamento Bellviure,

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Belliure ó Bellviura, y floreció á fines del siglo XIII ó principios del XIV. Don Tomás Antonio dice: «De Pao de Benlibre, poeta catalan, á lo que parece por el nombre y contexto de la carta del marqués, no tenemos noticia» (Pág. 77 de las notas á la Carta al Condestable). No son en efecto muy copiosas las que nosotros podemos dar de esto ingenio: solo se sabe que Francesch Farrer, poeta de fines del siglo XV, le menciona en su Conort, é ingiere en él los siguientes versos, como suyos:

PAU DE BELLVIURA.

Per fembra fó Salomon enganat,

lo rey Daviu é Samssó exament;

lo payra Adam ne trencal mandament:
Aristotil ne feu com ancantat,
é Virgili fou pendut per la tor,

sent Johan perde lo cap per llor, é Ypocras mori per llur barat; donhcs si avem per dones folleiat, non smayar tenir tal companyia. Estos versos esplican lo que antes habia dicho Mossen Ausias March, hablando de Benviure:

Savis son cells qui les festes no colen
daquel Amor qui en les dones cau
ab desleals sovint elles han pau,
leixant aquells qui per ben amar moren.
En recort es aquel Pau de Benviure,
qui per amar sa dona, torná foll.

(De Amor, cant. XXII, ed. de Barcelonna, 1544, fol. 18 v.) Loco debia estar por cierto quien tal mezcla de cosas hacia, para disculpar sus extravios, segun muestran los versos de Benviure trascritos; pero este fué achaque comun á los poetas de la escuela lemosina, donde cuando no habia verdadera locura, se fingia, para ser un trovador perfecto. En la coleccion de poesias catalanas anteriores al siglo XV, se encuentran tambien algunos versos de Benbi

bre ó Bembibre (pag. 7). Este debió gozar grande aplauso entre los ingenios de su tiempo, segun expresa el marqués de Santillana. (Página, 10.)

XI. BERGUEDA (Guillen ó Guillermo de). Floreció este ingenio español á mediados del siglo XIII, época en que se eclipsaba ya el astro de la poesia lemosina, en su primera y mas brillante época. Fué baron ó vizconde de Berguedano ó Berga, de donde tomó el nombre, y protegió y distinguió á los ingenios que imploraron su ayuda, y entre otros al tolosano Americo de Pugillano, que se acogió á ël, para evitar las persecuciones que le atrajeron ciertos amorios. Escribió Guillermo de Berguedá sirventesios, canciones, disputas (tenzons) y otras varias poesias, que no han logrado ser conocidas hasta ahora ni aun de los eruditos. Cuéntase en la Historia literaria de los trovadores que el vizconde Guillermo trajo á Castilla y presentó al rey don Alonso el citado poela, quien recibió del Rey sabio honores y riquezas. Mas ni en las crónicas del tiempo, ni en otro documento alguno hemos descubierto, no ya comprobante, pero ni aun vestigio de este hecho. Lo mismo sucede respecto de la muerte desastrosa que se dice en dicha historia haber tenido el ilustre Berguedá, suponiendo que perdió la vida, abandonado de los suyos y perseguido por sus crímenes, á manos de un simple soldado (Vide Sanchez, núm. 130 y siguientes de sus notas de la Carta al Condestable, y don Nicolás Antonio, Bibl. vet., lib. VIII, cap. 7, núm. 291, nota). (Pág. 10.)

XII. BESADUC (Remon Vidal de

Besalú). Es este uno de los mas famosos trovadores del siglo XIV, tomando parte ó apareciendo como principal fundador del consistorio tolosano, establecido en 1323, scgun declara don Enrique de Villena en su Gaya sçiençia (Mayans y Siscár, Orig. de la lengua cast., tom. II, ad finem). Deseando levantar la decaida poesia de los trovadores, escribió las reglas del bien trovar, La dreita maniera de trovar, que tanto elogia el marqués de Santillana y que mencionan los mas celebrados críticos. Hay razones para creer que fué español y aun de raza hebraica (Est., Hist. polit. y liter. sobre los Judios de España, ensayo II, cap. 11). Lástima es que no se haya dado á luz la referida poética, que acaso se propuso continuar ó ilustrar en 1371 el valenciano Jacme ó Jayme March en su Libre de concordances. Sin duda poseyó el marqués traslado de aquella Gaya sciencia; pero ya no existe, ni la citó tampoco su cuarto nielo, don Iñigo Lopez de Mendoza, en el Memorial de cosas notables. Bastero dice en su Crusca Proenzal, cap. 1, que en la célebre biblioteca de los Médicis existia un ejemplar de este peregrino libro. (Pág. 26.)

XIII. BIBLIA. El marqués de Santillana se manifiesta en todas sus obras tan instruido en la Sagrada Escritura, como declaran unánimes sus coetáneos. Con frecuencia se refiere ya al Génesis, ya á los libros de los Jueces y de los Reyes, ya al de Esther, ora al de los Macabeos, ora al de los Proverbios, y ora en fin á Jeremias, y los Salmos, manifestando que no le era ninguno peregrino. (Págs. 4, 6, 22, 27, 274, 304, 482, ele.)

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