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caballeria (N. 24, fól. 13 y N. 44, fól. 176 v.); descubriendo la «<Lamentacion fecha por el marqués» (N. 5, fól. 157), y el final de la epístola «<sobre las traducciones», cuyo principio se guardaba en la Biblioteca Nacional. Pero el mas importante MS., que nos ha suministrado la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, es la copia de los Proverbios, sacada por el diligente don Rafael Floranes, señor de Tabaneros, del Cancionero de Fernan Martinez de Burgos, preciosa coleccion de que ⚫ se da noticia en el núm. XVI de los apéndices à las Memorias históricas de Alfonso VIII. Esta copia, que remitió Floranes al docto académico don Francisco Cerdá, está hecha con el mayor esmero, enmendando muchos y capitales errores de las quince ediciones del Centiloquio, desde la primitiva, anterior sin duda á la de 1494, hasta la de 1799, todas las cuales hemos tenido á la vista. A las eruditas observaciones con que Floranes dirigió á Cerdá los Proverbios, debemos tambien no poca ayuda en la investigacion, que hemos hecho sobre las Glosas, restituyendo al marqués las que escribió realmente, y señalando como del doctor Pero Diaz las que sin razon se atribuian á don Iñigo.

Al frente de las poesias impresas antes de ahora verán los lectores las ediciones del Cancionero general, que hemos preferido para designar las variantes, anotadas sobre las mismas. Hacer este trabajo extensivo á todas, sobre enojoso y prolijo, solo hubiera servido para poner mas en claro los muchos errores en que abundan, pareciéndonos que bastan los apuntados al pié de cada composicion para justificar el empeño, que hemos puesto en el exámen de los códices del siglo XV. No olvidaremos en este lugar las Rimas Inéditas, que dió á luz en Paris el señor don Eugenio de Ochoa el año de 1844. Este entendido literato recogió en ellas algunas poesias del marqués de Santillana, las cuales llevan á su frente en nuestra coleccion el titulo de las rimas, y revisó cuidadosamente los MSS. de la Biblioteca Real de Paris que las contenian; pero, como verán nuestros lectores, no fueron tan puros y fieles los textos, de que se valió, como fuera menester, estrellándose sus laudables esfuerzos en este insuperable obstáculo. Las Rimas Inéditas del señor Ochoa han sido, no obstante, de grande efecto para nosotros, porque formadas sobre dichos códices, se ha hecho posible su comparacion con los que poseemos en España, siendo numerosas variantes el fruto de este cotejo.

Al poner término á este Apéndice, faltariamos á la cortesia literaria, si no dejásemos consignado aqui nuestro agradecimiento á los dignos bibliotecarios de Sevilla, Toledo, San Lorenzo y Madrid, que han correspondido con singular solicitud á nuestras reiteradas instancias, ya respecto de MSS. importantes, ya de curiosas ediciones, tanto de los Proverbios y Cancionero general como de los glosistas del marqués y de otros libros peregrinos. Debemos especial recuerdo á los señores don Miguel Salvá, obispo ahora de Mallorca y antes bibliotecario del señor duque de Osuna, y á don Jacinto Hurtado, archivero de la casa de Infantado. Auxiliónos el primero con sus copiosos conocimientos, al revisar la Biblioteca del marqués, y mostrónos el segundo singular diligencia, al reconocer el

archivo de los Mendozas: deuda es esta que solo nos era dado pagar con nuestra gratitud, y que por tanto no podia ser olvidada.

V.

OBRAS ATRIBUIDAS AL MARQUÉS DE SANTILLANA.

Una de las tareas de mas dificil logro, cuando se trata de ilustrar la historia de la literatura y con ella la memoria de los esclarecidos varones, es sin duda la de reducir á su número y valor las obras que ya por oscuridad de los tiempos, ya por negligencia de los críticos, se han atribuido sin sólidos fundamentos á determinados ingenios, despojando del justo galardon á sus verdaderos autores, ó cargando sobre aquellos inmerecidas culpas. De achaque, tan comun en la historia literaria, han adolecido lastimosamente algunos de los que con verdadero afecto y patriotismo consagraron sus vigilias á ilustrar la ya extendida fama del primer marqués de Santillana. En la incuria, con que han sido consideradas esta manera de investigaciones, fácil ha parecido hasta nuestros dias el sentar, como incuestionables, hechos que no pueden resistir la luz de la critica; y repetidas una y otra vez las noticias literarias, apoyadas exclusivamente en la autoridad del primer investigador, se han recibido como artículos de fé, siendo por tanto empresa casi hercúlea el desvanecer tales errores.

Varias son, pues, las obras, asi en prosa como en verso, que se han designado como propias de don Iñigo Lopez de Mendoza, sin que realmente sean fruto de su pluma. Tales son:

1.a

Escolios sobre el Doctrinal de Caballeros de don Alonso de Santa Maria ó de Cartagena.

2.a Carta á don Fadrique de Castilla sobre el origen de la poesia y sus partes principales.

3.

Crónica de don Juan II.

4. Las edades del mundo (poema).

Propagó sin duda la primera especie el diligente Alonso Nuñez de Castro, quien al terminar en su Historia de Guadalajara la noticia de don Iñigo, decia: «< Dexó impreso el marqués, para monumentos de su fama, >>un libro de elocuentes canciones, que fué el recreo, de las ocupaciones »sérias. Escribió tambien doctos Escolios sobre el Doctrinal de Caballeros, >>libro que dió á luz el erudito obispo de Burgos, don Alonso de Cartagena»> (pár. III, pág. 142). Pasando por alto lo de la impresion de las canciones, cosa que haria prevaricar á mas de un bibliófilo, debemos observar que la noticia del comento logró echar raices aun entre los hombres mas enten

didos, llegando al punto de que el docto don Nicolás Antonio asentára: «Celebratur et quædam ejus epistola ad Alphonsum Episcopum Burgen>>sem, cujus in proximo capite meminimus, data in responsione dicatis sibi »ab eo Doctrinalis nobilium libri, bonæ frugis et ingeniosæ eruditionis >>plena» (Bibl. Vetus, t. II, lib. X, cap. 9). Autorizada la nueva literaria con el asentimiento de tan entendido escritor, que añadia lo de la dedicatoria, recibióla otro no menos respetable erudito del pasado siglo, y dióla con tal firmeza, que no parecia sino que tuvo en sus manos el referido trabajo. El respetable don Gaspar Ibañez de Segovia en su Historia de la casa de Mondéjar se expresaba en los siguientes términos: << Entre otras obras que se conservan suyas (del marqués) manuscritas, >>es muy singular la carta que envió á don Alonso de Cartagena, obispo >>de Burgos, en respuesta de haberle remitido el Doctrinal de Caballeros, »donde explica con gran erudicion y brevedad las obligaciones, que con>>curren en un caballero y las circunstancias, con que se debe observar la >> verdadera caballeria» (lib. I, cap. 7, pár. 19). Ya aqui no se asegura que el obispo dedicó el Doctrinal al marqués; pero sí que aquella carta es muy singular por su erudicion, lo cual obligó sin duda al genealogista Gutierrez Coronel á que en su Historia de la casa de Mendoza, MS. de que ya hemos dado noticia, dijese, despues de hablar de las poesias del marqués: «Escribió otro (libro) intitulado Escolios muy doctos so»bre el Doctrinal de Caballeros, que hizo el obispo de Burgos, don >>Alonso de Cartagena » (tomo II, fol. 229).

Asi tomaba cuerpo esta noticia, mortificando la diligencia del mas solícito investigador, hasta que don Tomás Antonio Sanchez observó á fines del pasado siglo que el ilustrado obispo de Burgos recogió en el Doctrinal de Caballeros cuantas leyes y preceptos se referian á la hidalguia y nobleza, á ruego de don Diego Gomez de Sandoval, conde de Castro y Denia. Sanchez citaba las siguientes palabras, puestas al final de la obra: «Vos de buena mente aceptad este pequeño trabajo, que por man>>damiento vuestro con alegre corazon é presta mano en esta composi>>cion yo tomé» *. Y despues añadia: «Muy creible es que el obispo en>>viase al marqués su Doctrinal para que le viese, y que este le escribiese »alguna carta llena de erudicion, y por eso muy celebrada; pero no te

Este mismo hecho pareció reconocer don Nicolás Antonio, cuando en su citada Biblioteca decia, hablando del Doctrinal de Caballeros: «Quem rogatu Didaci San»dovalis, comitis de Castro ac de Denia, scripsit librum» (lib. X, cap. 8). Si, pues, asentaba en este pasage que el Doctrinal fué escrito á ruego del conde y consta por el mismo que lo dedicó á este, ¿por qué asegurar en el siguiente capítulo que lo dirigió al marqués de Santillana, cayendo asi en tan clara contradiccion? Mas si pudiese quedar todavia alguna duda sobre la de

a

dicatoria del Doctrinal, habria de desvanecerse completamente al leer su encabezamiento, concebido en estos términos: « Aqui comienza una copilacion daquellas »leyes del reyno de Castilla, que tañen á »caballeros et fijosdalgo, las quales man»dó copilar en uno el muy estrenuo don »Diego Gomez de Sandoval, conde de Cas>>tro, señor de Saldaña, adelantado mayor >>de Castilla. É por ende sendereza á él el >>prólogo, et llámase este libro «Dotrynal »de Cavalleros» (Bibl. Capit. de Toledo, caj. 34, núm. 31).

>>nemos noticia de ella» (Colec. de poes., t. I, pág. XLVII). La cuestion varió enteramente de aspecto y la suposicion de Sanchez pareció apoyarse en las palabras del marqués de Mondéjar. Pero á pesar de todo, sobre no pasar esto de una hipótesis mas o menos discreta, debe observarse que examinadas las cartas insertas en las págs. 487 y 490 de estas obras, y teniendo en cuenta que el marqués de Santillana consulta á don Alonso, cual á digno oráculo, sobre un punto tan importante como eljuramento de la caballeria, no parece verosimil que tratándose del Doctrinal, recibiese el sabio obispo advertencias del caballero. Lo que en nuestro concepto ha sucedido es que siendo escasamente conocidas, ó acaso del todo ignoradas, las cartas sobre el juramento de la caballeria, hasta que Guardiola las extractó en su Tratado de la Nobleza (pág. 101), se hubo de suponer que eran estos los Escolios al Doctrinal, columbrada la semejanza del asunto. De esta manera se comprende que hubo algun fundamento, aunque remoto, para suponer la existencia de los Escolios referidos, si bien fueron estos abultados por la negligencia de los escritores. Mas no sea esto decir que el marqués de Santillana no pudo escribir al obispo alguna epistola, felicitándole por su estimable compilacion. Si existe, se halla hasta ahora fuera de los alcances de nuestra diligencia. La segunda obra, que al preclaro magnate se atribuye, es la Carta á don Fadrique de Castilla sobre el origen de la poesia, y sus partes principales. Don Gaspar Ibañez de Segovia decia sobre este punto, despues de dar noticia de la obra ya mencionada: «En otra (carta) escrita á don >>>Fadrique de Castilla, duque de Benavente, su cuñado, discurre con >>singularísimas noticias en el origen de la poesia y de sus partes esen»ciales» (Hist. de la casa de Mondéjar, lib. I, cap. 7, párr. 19). Pero aqui se descubren errores, que no autorizan por cierto la noticia principal, contenida en semejantes palabras; pues que don Fadrique de Castilla no fué cuñado del marqués de Santillana, segun ya saben los lectores, ni pudo este conocerle, habiendo muerto el duque en la prision de Almodóvar, en que le tenia su hermano don Juan I (Salazar de Mendoza, Orígen de los Dig. Segl. de Cast., lib. III); debiendo ademas observarse que no dejó sucesion alguna y se extinguió en él el primer ducado de Benavente. Se vé por tanto que habiéndose cometido tales inexactitudes respecto de las circunstancias y relaciones de ambos personages, no tiene gran consistencia la especie que el marqués de Mondéjar trae en la mencionada historia de su casa. La calificacion que hace de la citada carta, conviene por otra parte con tal exactitud á la dirigida al condestable de Portugal, puesta al frente de las obras de don Iñigo, que sin grave compromiso puede asegurarse ser esta obra la que pretendió citar el marqués de Mondéjar. Acaso tan diligente escritor no conoció sino una copia inexacta y de encabezamiento alterado á placer del amanuense, lo que pudo ser origen del error que desvanecemos.

No presenta en verdad mayor fundamento la opinion que adjudica á don Iñigo Lopez de Mendoza la Crónica de don Juan II. Esta especie poco extendida la vierte en su Historia genealógica de la casa de Mendoza

don Diego Gutierrez Coronel, cuya diligencia en allegar noticias fracaso esta vez ante los escollos de la crítica, ciencia no muy cultivada por los genealogistas. Expresada la peregrina idea de los Escolios al Doctinal de Caballeros, añade: «Asi mismo se tiene por suya (del marqués) la historia del rey don Juan el II» (t. II, fól. 229). Ninguna mencion hariamos de esta singular nueva literaria, si la manera con que está expuesta no pudiese dar motivo á infructuosas investigaciones, publicada en algun tiempo: Coronel asienta que se tiene por suya (del marqués) la referida historia, y al escribir estas inseguras palabras, como que procura echar de sí la responsabilidad de la noticia, autorizándola de una manera indirecta. Pero ¿entre quiénes se tiene por obra de don Iñigo Lopez de Mendoza la indicada historia ó crónica?.. ¿Qué autor de nota lo sostiene ó insinúa?.. Hé aqui lo que no dice (y debió decirlo) Gutierrez CoTM ronel, para sacar de las tinieblas la cuestion por él provocada. Pudiera acaso sospecharse, reconocida la gran predileccion con que vió el marqués los estudios históricos, segun queda ya advertido, y no olvidando la gran vaguedad de opiniones, que reina en el campo de la crítica sobre los verdaderos autores de la Crónica de don Juan II, que puso tambien en ella su docta mano aquel ilustre magnate. Bien puede creerse que si Juan de Mena sucedió á Alvar Garcia de Santa Maria y á Pedro Carrillo, prosiguiendo despues de la muerte del celebrado cordobés aquella obra el señor de Batres, algo pudo tener tambien del marqués de Santillana, siquiera no fuese mas que la aprobacion de las tareas de su amigo y de su tio, quienes sin duda habrian de consultarle, cuando tan alta idea tenian formada de su talento, como se ve por la Coronacion del primero y las Quatro Virtudes del segundo, obras poéticas que le dedicaron, como ya antes queda dicho. Pero de esta racional conjetura á suponerle autor de la historia de don Juan el II, hay infinitas millas de distancia, debiendo declarar nosotros que en parte alguna de los numerosos documentos que hemos consultado, se hace la mas remota alusion á esta gratuita noticia.

De mayor importancia es la cuestion que ofrecen las Edades del mundo, obra que realmente existe, y que tiene por tanto significacion en nuestra historia literaria. Dió noticia de esta composicion poética don Tomás Antonio Sanchez, diciendo: «Escribió tambien el marqués un poe>>ma sobre la creacion del mundo, dividido en las siete edades, que cons>>ta de 333 octavas, como la que se dará por muestra. El no hallarse en »el Cancionero hace sospechar que le compuso en los dos ó tres últimos »años de su vida, despues de haber enviado dicho Cancionero al con>>destable de Portugal. Guárdase este poema en la libreria de la Santa >>Iglesia de Oviedo en un códice de pergamino, en que hay tambien otras >>cosas. Su letra dicen parece del siglo XV. Hemos visto una copia en >>poder de don Pedro de Torres, canónigo de dicha Iglesia, de donde se >>sacó la primera octava, que dice asi:

Al tiempo que fué del Señor ordenado, etc.>>
(Colec. de poes. ant., t. I, pág. XLIV y XLV.)

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