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que en Vizcaya como en Guipúzcoa, no han faltado inspirados versolaris, poseyendo más imaginación que conocimientos histó ricos.

Cuenta el comendador Hernando de Zárate (1), que hacia el año de 796 un caudillo moro que residía en Navarra cerca de los Pirineos, con gran compañía de infieles entró por tierra de cristianos en Álava, llevando con crueldad la desolación á su paso; penetró en Vizcaya, se internó hasta Tavira de Durango, aquí le hicieron frente los vizcaínos, ayudándoles algunos de Aramayona y Álava que iban en seguimiento de los moros; trabóse la batalla que duró dos días, peleando de rato en rato, quedando la victoria por los cristianos; cuyo triunfo se fija el II de Junio, día de San Bartolomé. Admitiendo este hecho Iturriza, cita los nombres de algunos de los capitanes vizcaínos.

No podrá deducirse por lo referido que los moros dominaron en Vizcaya; pues si pisaron aquella pequeña parte de su territorio, escarmentados quedaron. Pudieron efectuar algunas otras algaradas de esta naturaleza, pero sin importancia; aunque sí la tendría, á nuestro juicio, la que se supone librada á fin del siglo ix en Eure-Caona, en cuyo sitio se unieron gamboinos y oñacinos y juntos pelearon con los moros y los vencieron (2).

No se hallan en el mismo caso que los musulmanes los romanos. Aun prescindiendo de las fundaciones atribuídas á Vespasiano, y del origen romano de algún puerto de la costa, en Forua se han encontrado monedas de plata de Tiberio César y en la anteiglesia de Morga, aparecieron (1770) en las excavaciones de una obra, varias piedras con inscripciones romanás. No demuestra esto, seguramente, que dominaran aquellos en Vizcaya, ni lo creeríamos nosotros á no ver pruebas muy evidentes; mas no parece muy improbable que residieran en pueblos de la costa como Bermeo, desde donde era fácil algún

(1) Antigüedad y Nobleza de Vizcaya.

(2) ITURRIZA. M. s.

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avance hasta Forua, si bien era algo más atrevido llegar hasta Morga, y hasta Izurza, donde refieren las más antiguas crónicas que la célebre torre de Echaburu se fundó en tiempo del emperador Antonino Pío, y se demolió en los de Ataúlfo (1).

Algunas otras citas podríamos hacer; pero no tenemos empeño en estas disquisiciones. Consignaremos sin embargo que el arcediano de Valencia D. Francisco Pérez Bayer, hizo un excelente trabajo del que dió conocimiento la Gaceta de Madrid en el siglo pasado, participando el hallazgo en 1777, de varias monedas antiguas de plata, del tamaño de las de media peseta, al cavar cajigos en el monte Lejarza propiedad de la casa de Zugasti, jurisdicción de Larrabezua, cuyas monedas con otras alhajas también de plata, se remitieron á Madrid para averiguar

(1) Iturriza dice, «que fué por los enemigos derribada á causa de las continuas guerras de aquel tiempo.» Todo puede ser verdad, porque fué reparada muy de antiguo y la destruyó la hermandad por mandado de Enrique IV. Volvió á ser reedificada á principios del siglo xvi, para ser totalmente abandonada después.

El mismo Iturriza le da origen romano. Admitiendo lo referido por el licenciado Gaspar de Peña y Galdocho respecto al valeroso Juan de Echaburu (señor cabeza de casas) muerto en el cerco de Navarra, yendo en ayuda del rey Gesalico, que le dejó abandonado, cuando vislumbraba la victoria; sucedióle D. Juan de Aguirre y Guevara, como descendiente legítimo de la antigua y noble casa solariega y cabeza de bando armero de Echaburu, que radicaba en la iglesia de San Nicolás de Izurza de la vecindad de Durango, « que está plantada al pié de la gran sierra de Urquiola de la cual armas y blasón dicen que en el principio de su fundación fué un castillo inexpugnable y fuerte fabricado sobre una gran roca y debajo de él iba una grande y larga cueva hecha con industria por donde podían caminar gentes á caballo y de á pié á una parte donde había dos grandes boquerones, y que cuando se hacía esta cava repentinamente salió de una morada un puerco espino monstruoso.» Continúa relatando lo que más parece cuento fantástico que historia y añade:

<<< Este castillo de Echaburu se echaba de ver haber sido fabricado en tiempo de los romanos por haberse encontrado allí en la antigüedad lanzas, escudos, dardos, ballestas, armatistes con poleas en lugar de gafas, y ser costumbres en aquellos tiempos fundar fortalezas en altos y por debajo cuevas para entrar y salir, para ofender á los enemigos y salir cuando se veían apurados, y hasta el día de hoy le duran sus vestigios y se han hallado en las cuevas huesos y calaveras de hombres finados. Despues de su destruccion se reedificó por su dueño y duró hasta el tiempo del rey D. Enrique II y porque se refugiaban los malhechores mandó incendiar y arrasar por el suelo. Y últimamente volvió á reedificar Sancho Lopez de Ibargüen de Durango que fué allá en casamiento con D. Estibaliz de Echaburu, por lo cual quieren decir algunos escritores que de la casa de Ibargüen de Durango se fundó y pobló la dicha Torre de Echaburu, siendo en esta parte la verdad en contrario, pasando el cuento de la manera que tengo notado.»

su procedencia descifrando sus inscripciones, lo cual no se consiguió por completo, prevaleciendo únicamente la opinión de que eran monedas samaritanas, que importarían fenicios ó griegos.

Si parece evidente que no faltaban bríos á los vizcaínos para que se dejaran dominar por extraños, y que avezados á constante guerra entre sí, no podía arredrarles el pelear, antes al contrario, estaban connaturalizados con la lucha, debía serles grato el tañer de las bocinas bélicas, ya fueran acaudillados por los jefes de casas ó linajes, ya por los valerosos Lope Fortún y Sancho Estiguiz, señor del Duranguesado, que se había segregado del señorío, formando un condado hereditario, reincorporado por entonces al Estado de que se había desprendido.

Era la merindad de Durango una de las cinco en que se hallaba dividido el condado de Vizcaya, del que se separó hacia el año de 756, en el que Aznar, hijo de Andeca, á su muerte dejó á sus dos hijos Eudón y Aznar, al primero el señorío de Vizcaya, y al segundo la Merindad de Durango, que por sucesión pasó con el tiempo á Sancho Estiguiz (1), y casada su hija Dalda con Lope Zuria volvió á reunirse Durango con Vizcaya á los 114 años de haberse separado. Al principio de su separación formó condado aparte bajo la protección de los reyes de Navarra, que dieron fueros y privilegios á sus labradores. Experimentando el condado no pocas vicisitudes, agradecido el rey D. Alfonso III á los eminentes servicios de D. Diego López de Haro, en las guerras que aquél tuvo con Navarra cedióle el protectorado que en el Duranguesado ejercía. Denominábase antes Villanueva de Tavira, cuyo nombre se lee aún en el escudo de sus armas (2).

(1) Estiguiz fué mal mirado de sus vasallos por las censuras eclesiásticas en que incurrió á causa de haber sepultado á su mujer D.a Tido en la iglesia de San Pedro de Tavira, contraviniendo á la costumbre de aquel tiempo que sólo permitía se enterrase dentro de los templos á los prelados y sacerdotes de notoria santidad y virtud. Por esto se consideró como sacrílega profanación aquel enterramiento, inspirado por el profundo amor que Estiguiz profesaba á su mujer, muerta al dar á luz una niña que recibió el nombre de Dalda.-TRUEBA.

(2) Lo son un castillo, un río y dos lobos andantes, ostentando en una orla este lema: DURANGO NOBLE Y LEAL Á LA CORONA REAL.

Tavira era la antigua población, cuya torre pertenece á antiquísimo linaje.

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IGURA ya por este tiempo

como primer señor de Vizcaya Lope Fortún, ó sea Jaun Zuria, hijo de Fruiz López, caballero de Busturia. Casó con Doña Dalda, hija de Estiguiz, señor del Duranguesado, y asistió en 905 con las huestes castellanas á la toma de Lara.

Al anterior sucedió como segundo señor, su hijo Munio ó Manso López, que casó en segundas nupcias con D.a Belazquita

hija de D. Sancho Garces, rey de Navarra (1). El hijo de D. Mu

(1) A esta señora se refiere lo que en la página 444 manifestamos de la mujer de D. Munio y madrastra de D. Íñigo.

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