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Tiénenla, en efecto, los monumentos celtas encontrados en Álava, y muy especialmente el de Eguilaz, mucho más grande

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y

DOLMEN DE EGUILAZ

notable que la mayor parte de los descritos por los anticua

dores aborigenes, de cuya opinión participa Humboldt, y es la más admitida y generalizada.

El Sr. Rodríguez Ferrer posee en su finca denominada el Retiro, á dos leguas y media de Vitoria, una hermosa espiocha de piedra hallada en 1867 junto à su finca en unas minas de calamina antiguas y abandonadas. De pizarra talcosa, perfectamente bruñida, pertenece á los últimos tiempos de la Edad de piedra. (Discurso inaugural del Ateneo de Vitoria el 10 de Oclubre de 1870, por D. LADISLAO DE VELASCO. Los Euscaros, por el mismo.)

rios. No tiene como otros de su clase nichos ó separaciones sepulcrales, sino una fosa ó excavación practicada en el suelo

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sobre el cual se eleva el monumento. Esto unido al hacinamien. to de huesos que hay dentro de él hasta la altura de más de cinco piés, manifiesta que este túmulo no era de una familia, sino la tumba de algunos guerreros muertos en algún combate> (1).

(1) Informe de D. Pedro Andrés Zabala en 30 de Enero de 1833 á la Academia de San Fernando; y añade: «A poca distancia del camino cubierto de la entrada del sepulcro y en la misma línea al Oriente se encuentra tierra que parece que

De las tres armas encontradas, dos tenían forma de flecha ó lanza, y una de clavo sin cabeza: eran de cobre.

Con razón dice el Sr. Becerro Bengoa, que, algo de lo más curioso que encierra la comarca alavesa, respecto á los desconocidos tiempos de su primitiva historia, es la colección de monumentos megalíticos llamados dólmenes, y cuya construcción se atribuye al pueblo celta.

Además del de Eguilaz, compuesto de seis enormes piedras calizas, menos la de la pared del fondo que es arenisca, se descubrió á 2 kilómetros de Salvatierra, en el mismo llano que el anterior, el dolmen de Arrizala, conocido en el país con el nombre vascongado de Sorguineche (casa de las brujas). De construcción más sencilla que el de Eguilaz, se compone de 7 piezas calizas, procedentes sin duda de la inmediata rica cantera de Arrigorrista. Cerca existen restos de otros dos destruídos (1).

mada en un grueso de tres piés ó más que sigue en distancia de diez piés descubiertos hasta el día. Esto puede ser efecto de las hogueras que encendían los celtas el último día de Abril en los túmulos, para honrar á los muertos, ó bien por haber quemado encima de la misma fosa en donde habían dado sepultura á los guerreros, los cuerpos de los enemigos y sus armas, cosa que creían los antiguos era un sacrificio que apaciguaba los manes de los héroes difuntos.>>

(1) Añade el Sr. Becerro: «Entre Betoño y Durana existen dos montículos que contienen cada uno un dolmen. El primero, bastante elevado, á la derecha de la carretera, se llama Capelamendi, esto es, Gael celta, mendi monte sepulcral; y el segundo, más pequeño, comprendido en la huerta de la fábrica de harinas del Sr. Guiroga, detrás de la venta, se llama Euskal-mendi, esto es, monte sepulcral de los éuscaros; innegable muestra de que allí se riñó una gran pelea, y de que después los celtas vencedores enterraron las víctimas principales de ella, respectivamente separadas. Y vencieron allí los celtas y construyeron sus dólmenes, porque los iberos ó éuscaros no los construían, ni los hubieran alzado tales cuales son, de quedar dueños del campo.

»No es esa la única localidad que lleva en el llano de Álava el nombre de Gael (celta), puesto que el pico más elevado de la cordillera que se alza al frente de la de Salvatierra á Arlabán, donde dominaban los iberos, en la sierra que va desde los montes de Vitoria á la Encía, es el llamado Capeldui ó sea «alto celta», sin duda ocupado por los invasores cuando dominaron en el llano y alzaron estos monumentos.

>>En un ligero registro que hice en 1879 en el dolmen de Euskalmendi, hallé un número grande de esqueletos colocados en tres capas ó líneas, separados entre sí por losas pequeñas de cayuela.

>>En el valle de Cuartango, que riega el Bayas (Ibay-a; el río) y que termina en la angostura de Techa (Atecha; portillo) existen cuatro dólmenes, uno admirable

Al preguntar el Sr. Becerro si hay más dólmenes en los llanos de Álava, se contesta afirmativamente, y tiene razón en manifestar que debiendo ser la colección más completa constituirá para el pasado prehistórico uno de los capítulos más ricos de todas las naciones.

El Sr. Baraibar además, con gran copia de datos y abundante ilustración, se ha ocupado también de la existencia de dólmenes en el valle de Cuartango, cerca de Anda, de los de Escalmendi, Capelamendi y Arrizala en el valle de Salvatierra. Cree asimismo fueron construídos por los celtas, y para probar este punto, apoya en respetables autoridades la invasión céltica; se hace cargo de algunas costumbres características de aquel pueblo, del prestigio que en él gozaban las mujeres, de los sacrificios de víctimas humanas y de los enterramientos, deduciendo de la descripción de los túmulos celtas más auténticos, que los alaveses lo son también. Corrobora su opinión con los rastros de la lengua céltica que se encuentran en algunos nombres de lugares, inmediatos al camino que verosímilmente debieron seguir los celtas invasores, y con algunos nombres célticos encontrados en lápidas, descubiertas por él mismo, si bien de época romana. También presentó al Ateneo de Vitoria una hacha de cobre muy bien conservada, encontrada bajo una roca en el pueblo de Nograro. De los estudios hechos por el Sr. Baraibar á consecuencia de estos y otros descubrimientos, deduce que los dólmenes alaveses son indudablemente célticos; que la invasión céltica debió seguir en Álava el itinerario marcado por el Sr. Velasco en su obra Los Euscaros, penetrando por el

mente construído de mármol negro de Anda, rodeado aún de su montículo, excepto por la parte superior, en la que se ve la tapa desprendida; y los otros tres más pequeños situados en las tierras inmediatas á la derecha del río y del ferrocarril de Miranda á Bilbao. No se tenía noticia de la existencia de estos últimos monumentos hasta que, por ligeras indicaciones de algunos habitantes del valle, nos decidimos á recorrerlo en 1870 el inspirado novelista y académico, mi querido compañero de Vitoria D. Sotero Manteli, y yo, y tuvimos la satisfacción de verlos, dibujarlos y darlos á conocer entonces, aunque sin tiempo suficiente para estudiarlos con atención.»>

hondo barranco de la Borunda, extendiéndose por los valles alaveses incluso el de Cuartango y partiendo después á Castilla por las salientes naturales; que en su invasión debieron reñir empeñadísimos combates, desalojando á los éuscaros de la tierra llana y obligándoles á refugiarse en los montes, siendo puntos principales de estos hechos los señalados por los dólmenes, los cuales, por contener muchos cadáveres, fueron quizá sepulcros destinados á los soldados muertos en una misma batalla; y por último, que el dolmen de Arrizala debió construirse poco antes de ser expulsados los celtas por los éuscaros, rehechos de la primera derrota, como hacen sospechar las circunstancias de no haber sido terminado, ni enterrádose bajo un montículo como los otros, y de tener en sus inmediaciones restos de otros dos dólmenes que no llegaron á ser erigidos.

Pertenezcan estos sepulcros á los celtas ó á los aborígenes ú hombres de las primeras edades, informan de todas maneras muy respetable antigüedad, y enseñan que, si no se estaba en este país en contacto con otros pueblos, se practicaban sus cos. tumbres; si bien los dólmenes estaban generalizados en toda Europa (1).

(1) Los altares druidicos y los Stone-heug, ó piedras sueltas de Inglaterra, del país de Gales y de la Germania, pertenecen al estilo ciclópeo más imperfecto. Era ritual el uso de las piedras no desbastadas, para los antiguos altares (a): así lo hacían los druidas cuyos dólmenes (b) se formaban de seis ó siete piedras plantadas verticalmente, sobre las cuales se colocaba una más larga y de más anchura, desde donde corría la sangre humana por un surco hendido al efecto. Todavía se encuentran en América muchos Menhiros (c), monolitos en bruto, de altura de dos á veinte metros y algo semejantes á los obeliscos (d). En el condado de Cornouailles y en el país de Gales, los Cromleke (e) son piedras circulares ó cuadradas, sostenidas por otras que les sirven de base: Noruega, Francia (ƒ) y Portu

(a) Quod si altare lapideum feceris mihi, non ædificabis illud de sectis lapidibus; si enim levaveris cultrum super eo polluetur (Exodo, XX). Et Ædificavis ibi altare Domino Deo tuo de lapidibus quod ferrum non tetigit. Et de saxis informibus et impollitis et afferes super eo holocausta Domino Deo tuo. (Deuterono mio, XXVII.)

(b) Dol-men, mesa de piedra.

(c) Men-hir, piedra larga.

(d) Á veces se les denomina Hir-men-sul, larga piedra del Sol, lo cual las asemejaría al destino de los obeliscos, según se ha supuesto.

(e) Croum-lechs, lugar curvo. Véase DE TREMENVILLE: Antigüedades de la Bretaña.

(f) Piedra suelta, piedra de hadas.

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