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para que cargue sobre los millones quinientos mil ducados de renta, con que ya vienen á quedar perpétuos. La Señoría de Génova dicen ha hecho un gran donativo, fuera de otro empréstito, reconocida del gran bien que en esta ocasion de España ha recibido. Aquí llegó un Embajador suyo á dar las gracias, y ántes de verle la cara se murió.

El Cardenal Zapata, mi señor, aceptó el gobierno de este Arzobispado, tan hidalgamente, que señalándole el Infante Cardenal doce mil escudos de gajes, no ha querido aceptar un real ni reservar para sí provision ninguna, sino que su Alteza sea dueño de todo, con que ha hecho gran bien á esta República y al estado eclèsiástico.

Cayó de su privanza y oficio Antonio de Losa, ayuda de cámara de Su Majestad, y entró en todo D. Antonio de Mendoza, su compañero, por una cosa bien niña y que esperamos tendrá remedio, por ser muy buena persona el caido y muy bien quisto, si bien no lo es ménos el que en su lugar ha entrado.

Hizo Su Majestad merced de volver la Alcaidía de la Alhambra al marqués de Mondéjar, que los años pasados le habian quitado. Dió título de Conde á D. Fran

cisco de Eraso, y á D. Francisco Dávila, primo-hermano del de Olivares, y al señor de Valdonquillo, y á D. Antonio de Córdova, y á D. Pedro Niño, el de Toledo.

La Comisaría de Cruzada al Arzobispo de Zaragoza. Capellan y limosnero á un hermano del duque de Medina.

Al marqués de Charela han dado título de España, y en Zaragoza presentó la ciudad una bolsa con diez mil escudos á su Majestad y un sin número de cosas de comer. A 23 deste quitó su Majestad todo el Consejo de Hacienda y Tribunal de Contaduría mayor, y ha puesto de nuevo á D. Francisco Dávila, á D. Juan de Castilla, á D. Francisco de Boorques, hijo del Oidor, y sólo quedó Ipeñarrieta. Esto es lo más digno de memoria que al presente puedo avisar en esta relacion, que se imprime á los 27 de Enero de 1626.

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CARTA DÉCIMASÉTIMA.

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7 de Enero deste año 1626, partió su Majestad desta Córte á Zaragoza, llevando en su compañía al se

ñor Infante D. Cárlos y algunos Grandes, Titulados y Caballeros, así de los Consejos de Estado y Guerra, como de su casa. Siguióle tambien el Consejo de Aragon y parte de los soldados de las tres guardas; los sucesos de la jornada y de las tres Córtes saldrá impreso. Todo se concluyó brevemente, y su Majestad volverá á esta Villa muy presto á dar órden en las cosas de paz y guerra, porque el Palatino, como despojado de sus Estados, convoca á todos los Príncipes herejes para que le ayuden á cobrarlos. Con este color han hecho los herejes una gran liga, que toda ella conspira contra España y casa de Austria, por ser freno de sus diabólicas intenciones y trazas; en ella entran el Rey de Inglaterra, cuñado del Palatino, el de Dina

marca, el de Suecia, el duque de Saboya, duque de Pomerania, Bethlengabor, tirano de Transilvania; los holandeses, venecianos, y algunas ciudades Anseáticas de Alemania. Los desta liga enviaron Embajadores al Turco para impedir las paces con el Emperador, y al fin se concluyeron por diez años.

El de Dinamarca empezó luégo á poner en ejecucion lo capitulado con los de la liga herética (que ellos llaman de la Religion), y levantó por la primavera de 625 un ejército de veinte mil hombres y diez mil caballos; y, marchando hácia el Palatinado, el conde Tilli, Capitan general del duque de Baviera, y General del Ejército de la Liga Católica, le salió al encuentro y le desbarató dos veces, y en la una mató al duque de Saxa, pariente muy cercano del duque de Sajonia, el cual se habia reconciliado tres veces con el Emperador. Últimamente vino nueva, en 15 de Diciembre de 625, que el conde de Tilli pasó á cuchillo diez y siete compañías de caballos y mucha infantería en una batalla que se dieron; cogió el Estado de Bransuic y el de Alberstat, cuyo Obispo mató, y quedaba haciendo una fortaleza muy grande en la junta del rio Rhin y Mosa, con que quita el comercio á los holan

deses con las ciudades Anseáticas y otras tierras del Imperio, que les importa gran suma cada año.

El de Inglaterra casi al mismo tiempo estaba aprestando una gruesa armada de ciento treinta navíos, y, por no declararse por enemigo, puso en todos los navíos las armas del Palatino. Tardóse mucho en sa. lir, con ocasion de una gran peste que hubo en Inglaterra; en el ínterin hubo tiempo para fortificar los puertos y fronteras destos Reinos, á donde su Majestad hizo llevar municiones y conducir gente. Hiciéronse muchos galeones nuevos, de los cuales es General Tomás de Laraspuru, y son más de sesenta fuera de los que don Fadrique trujo de la toma del Brasil. Los catorce son del Reino de Portugal, deciocho de Vizcaya, nueve de los flamencos de Sevilla y los demás de su Majestad.

Acabada de apercibir su Armada el Ingles en el puerto de Plemoa, la despachó en 24 de Octubre, y tuvieron tan feliz viaje, que llegaron á Cádiz víspera de Todos-Santos; y, aunque la señora Infanta despachó luégo correo, llegó ántes el enemigo, con que turbó notablemente la ciudad de Cádiz. Tocaron á rebato, y acudieron luégo los de Xerez y otros pueblos á la puente de Zuazo, y la defendieron

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