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de la costa, presidiándolas de lo necesario. Quítase el gobierno de Portugal por Virey y nombráronse tres Gobernadores para aquella Corona, que son: D. Diego de Castro, conde de Vasto; D. Alonso Mejía, obispo de Coimbra, y D. Nuño Alvarez Portugal, y con tanto dará la vuelta á Castilla el marqués de Alenquer, Virey de aquel Reino. Avisan de Francia estar el Rey Cristianísimo sobre San Juan de Angelin, lugar fuerte de rocheleses, y que, determinando el Consejo que cinco soldados reconociesen la batería, quiso su Majestad ser uno de ellos, y sin poderlo estorbar fué con los cuatro nombrados, que los hirieron á todos, y al Rey de un mosquetazo en un brazo, de recudida de haberle muerto el caballo; y al fin, tomada la fuerza por asédio se asentó por partido que los caballeros saliesen en calzas y jubon y en hacas, y los soldados á pié y en camisa: dícese que tiene cercada la Rochela, y que sin batirla quiere que se le entregue. De Inglaterra avisan que los veinte navíos de la Concordia, ingleses, se determinaron llegar á inquietar á Argel, y para ésto llevaron dos bajeles llenos de ingénios de fuego; quemaron en el puerto de aquella ciudad siete galeones grandes y seis pataches; tomaron un navío de

Pechelingues, con gran riqueza, y entre diversas mercaderías ochenta mil reales de á ocho; cañonearon la ciudad de Argel por varias partes; echaron gente en tierra y robaron la campaña, y, lo que más fué, se volvieron á embarcar sin riesgo. Mártes, veintidos de Junio, fué la primera proposicion de Córtes, y domingo, veintisiete, hubo en ésta Córte auto de Inquisicion; formóle la de Toledo, y penitenció á una hijadalgo y cristiana vieja, que después que se hizo beata se llamaba María de la Concepcion, la cual, siendo virtuosa, tentada de la carne, se dió á rienda suelta al vicio, y fria en la caridad; tentóla el demonio en la Fé y diose á todo género de embustería y falsas ilusiones; fué blasfema, sacrílega, engañaba al confesor con apariencias virtuosas, tenia pacto expreso con el demonio, escupia á un Crucifijo, recebia cada dia el Santísimo Sacramento dos y tres veces, con palabras blasfemas, provocándose delante dél á torpezas; fué hereje, arriana, nestoriana, luterána, calvinista, mahometana y elvidiana, negando la inmortalidad del alma, el purgatorio, infierno y cielo, potestad del Papa, imágenes y Sacramento, y últimamente ateista: pidió misericordia, con contricion, dolor y lágrimas, y de sola

delacion suya se condenó á hábito y cárcel perpetua irremisible, coreza, mordaza y azotes.

El Nuncio de su Santidad entró á diez de Junio: fué á besar las manos de su Majestad á diez y ocho del dicho, ocho dias despues de haber llegado, con grande acompañamiento de la mayor parte de la nobleza; llámase Alejandro de Sangro, Patriarca de Alejandría, Arzobispo de Benevento. A doce de Julio fué á besar las manos á su Majestad el duque de Arescot de la Órden del Tuson de Oro, Embajador del serenísimo Archiduque Alberto; entró con lucido acompañamiento. A catorce de Julio mandó el Rey cubrir al conde de Monterey, y al marqués de Castelrodrigo, conde de Lumiares. Volvió á la Córte D. Diego de Aragon, hijo del duque de Terranova, de servir el gobierno de Micina; fué bien recebido y mandóle su Majestad servir su llave, y á pocos dias le mandaron salir de la Córte y que fuese á servir á su Majestad en el dicho gobierno. Hánse dado llaves al duque del Infantado, conde de Fuensalida, conde de Portalegre, conde de Peñaranda, D. Jáime Manuel, hijo del duque de Maqueda, y á los marqueses del Carpio, el Villar, Cañete, Camarasa, y Caracena. Al mar

qués de Malpica han hecho Ayo y Mayordodomo mayor del serenísimo Infante Cardenal, y á D. Gaspar de Ribera, su hijo, dieron título de conde de Parla. Al conde de Mora y á D. Luis Enriquez hicieron Mayordomos de la Reina, nuestra señora, y al conde de Peñaranda ayo del Infante Don Cárlos. A D. Francisco Paravecino hicieron conde de la Torreta. A diez y seis de Julio entró en ésta Córte la condesa de Oropesa, hija del conde de Benavente, viuda del santo conde D. Fernando de Toledo, hijo del señor D. Duarte, marqués de Flechilla, caballero tan virtuoso, que á fuerza de penitencias y mortificaciones, de veinticinco años pasó á mejor vida, dejando una hija y dos hijos; de los cuales, el mayor murió después que el padre, y para asegurar la salud de los demas, con la mudanza á mejor sitio, los trujo á Madrid su madre: entró, aunque retirada y encubierta, con grande acompañamiento y casa. Dióse el hábito de Religiosa en el Monasterio de la Encarnacion á una hija de los condes de Santiago, fué su madrina Doña Francisca Clourel, mujer de Don Baltasar de Zúñiga, Comendador mayor de Leon; acompañóla toda la Córte. El Rector de la Universidad de Salamanca, D. Felipe de Haro, hijo del marqués del

Carpio, besó la mano á su Majestad, con grande acompañamiento, y iba él entre seis caballeros que habian sido Rectores: el conde de Olivares y D. Felipe de Haro, tios del mismo D. Fernando; y D. García Pimentel, hijo del conde de Benavente, y D. Melchior y D. Antonio Moscoso, hijos del conde de Altamira.

Escriben de Alemania, que pide el Palatino al Emperador la investidura de su Estado para su hijo heredero, y ofrece enviarle á criar á la Córte imperial; interceden con el César los demas Electores, y piénsase que lo hará si entre todos le contribuyen con un millon, para pagar parte de gastos, y vienen con los protestantes en que le obezdecan; y en el ínterin que ésto se asienta, aunque pasada la tregua de Maguncia, no cesa el comercio y el caminar es seguro. Manda el serenísimo archiduque Alberto al conde Mauricio, que dentro en tres meses vengan á gozar el Principado de Oranje, que tiene en Tierrafirme, donde nó, le da por bandido de aquellos Estados, y que como á tal se procederá contra él. A la princesa de Pomblin, viuda, dió el Emperador la investidura de aquel Estado, y autoridad al Rey Cátolico para que la pasase á los sucesores en su casa, y con ésto ella casó

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