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los sagrados derechos del rey.-Es un pensamiento » que me ocurrió cuando ví las primeras tropas espa»ñolas en la falda del Pirineo, y estoy persuadida de que mi nombre, grabado en ellas, y la festividad del > dia en que os las entrego, serán eternamente recuer> dos que inflamarán vuestra fidelidad y el heróico >> valor que jamás faltó en la patria del Cid.-Madrid, 10 de octubre de 1831.-María Cristina (4). »

Así iba la reina Cristina, con discreta prevision, procurando captarse las simpatías del ejército, como habia conseguido ganar el corazon de su esposo, cuyo testamento habia sido otorgado ya con arreglo á la Pragmática-sancion publicada; y así iba preparándose para las eventualidades que estaba viendo sobrevenir; tanto más, cuanto que recrudecido el padecimiento gotoso de Fernando en los meses de octubre y de noviembre (1831), en términos de inspirar su salud sérios temores, movíanse las sociedades secretas del realismo y los parciales de don Cárlos, á quien instigaban á sostener lo que llamaban sus derechos, para un caso que no consideraban remoto.

Digamos por último algo sobre lo que se preparaba

a

(1) Las insignias fueron: 1. El pendon de Castilla morado, con leon castillo bordados de oro, y el lema: «La reina Cristina á los granaderos de la guardia real de infantería:»-2.a Una bandera coronela con las armas reales y de los regimientos de milicias, y el lema: A los granaderos provinciales de la guardia real: »

3. Un estandarte con el escudo y trofeos de la caballería, con lema equivalente á los otros:4. Otra bandera con los trofeos militares, y lema alusivo al ejército:-5. Una bandera para los voluntarios realistas, con las armas de las provincias en los estremos, y el lema semejante á los anteriores.

en el vecino reino de Portugal, y que no podia ser indiferente á España.

Seguia el usurpador don Miguel provocando la enemistad de las naciones regidas constitucionalmente por las tiranías y violencias que ejercia, no solo con los naturales, sino tambien con los estranjeros; de tál modo, que irritada la Francia y retirado su cónsul, envió una escuadra á las aguas de Lisboa: situóse bajo sus muros, sin que el pequeño déspota tuviera valor para rechazarla, antes dió á los franceses cuantas reparaciones y satisfacciones le pidieron. Lo mismo hizo con el gobierno británico. Pero los portugueses no se movieron contra el tirano que avasallaba á sus súbditos y humillaba la nacion ante los estraños. Sin embargo, nacia para él otro peligro, que con el tiempo habia de arrancarle de las manos el usurpado y mal empleado

cetro.

Ni habia olvidado, ni le perdonaba su hermano don Pedro, el emperador del Brasil, la ofensa de haber arrojado del solio á doña María de la Gloria, su hija, y de haber hollado la carta por él otorgada al pueblo portugués. No habia tenido medios de vengarse; tampoco los tenia ahora; mas una revolucion acaecida en su imperio, que sobrescitó su violento carácter, le puso en el caso de abdicar la corona imperial en su hijo, habido del segundo matrimonio, y fiando más en su fuerza de voluntad que en los elementos con que contaba, partió del Brasil con la emperatriz su mujer

y con doña María de la Gloria, que habia ido allí desde Londres, decidido á reconquistar para ésta el trono portugués. Habiendo arribado todos á Francia, sorprendió su inopinada aparicion en París. Bien acogidos los augustos viajeros por el gobierno francés, con satisfaccion recibidos por el partido liberal de Francia, escusado es decir cómo lo serian por los emigrados portugueses y españoles. En la resolucion del ex-emperador don Pedro, en su resentimiento con el usurpador de Portugal don Miguel, en el interés paternal por su hija doña María de la Gloria, en su impetuosa actividad para acometer empresas atrevidas, veian ellos la esperanza de un cambio en la penosa situacion de todos. Afluyeron, pues, á saludarle y ofrecérsele los proscritos de ambas naciones, y el mismo general Mina, saliendo de Burdeos bajo supuesto nombre, fué á París á ofrecerle sus servicios, haciendo una misma las causas de Portugal y de España.

Obra dificilísima era la reconquista del reino lusitano, falto de resursos don Pedro, y comprometidos ántes los gobiernos que sustentaban el derecho de doña María á no consentir que la auxiliáran los liberales de España. Hízola más difícil el hecho de que adelantándose un regimiento á alzar la bandera constitucional en Lisboa, sofocado aquel movimiento por don Miguel, vengóse con usuras derramando á torrentes la sangre de los sublevados, y redoblando, así como su vigilan

cia, sus crueldades y tiranías. Fueron no obstante adelantando con el tiempo y á fuerza de diligencia los preparativos de la espedicion, merced principalmente á los trabajos y á la actividad de un español de genio y de singulares dotes, diligente por demás, y de elevados y atrevidos pensamientos, hábil en arbitrar У negociar recursos, á cuyo ingenio se debió el ir orillando la dificultad que parecia mas invencible. Este español era don Juan Alvarez y Mendizabal.

Dejemos ahora en preparacion y en suspenso, como entonces lo estaba, aquella espedicion, con pobres y casi ningunos medios concebida, pero destinada á dar después largos frutos, y dejemos tambien á la córte de Madrid gozosa con haber ahogado en sangre, aunque con indignos ardides, las conjuraciones interiores, esperanzada de conjurar así al propio tiempo un nublado que si descargaba en Portugal podia tambien envolver en sus estragos á la vecina España. En tál estado quedaban las cosas al espirar el año 1831.

CAPITULO XXIV.

CRÉESE MUERTO AL REY.

GOBIERNO INTERINO DE CRISTINA.

AMNISTIA.

1832.

Ministerio del conde de la Alcudia.-Nacimiento de la infanta María Luisa Fernanda.-Reformas.-Abolicion de la pena de horca.Portugal. Espedicion de don Pedro.-Impulso que le dió Mendizabal.-Apodérase don Pedro de Oporto.-Bloquea la plaza don Miguel. La córte española en San Ildefonso.-Agrávase la enfermedad del rey.-Afanoso cuidado y esmerada solicitud de la reina Cristina.-Angustias y vacilaciones de la reina.-Consulta á Calomarde.-Respuesta de éste.-Transacciones que se proponen á don Cárlos.-Entereza del príncipe.-Fernando en peligro de muerte.-Nuevas tribulaciones de Cristina.-Vése circundada de enemigos.-Momentos terribles.-Arranca en ellos la intriga un decreto derogando la Pragmática-sancion.-Créese muerto á Fernando.-Celebra su triunfo el bando carlista.—Señales de vida del rey.-Alivio inesperado.-Partido en favor de Cristina. Llegada á palacio de la infanta Carlota.-Magnánima resolucion de la infanta.-Prodigioso cambio que produce.Escena con Calomarde.-Partido Cristino y partido Carlista.Caida de Calomarde.-Ministerio de Zea Bermudez.-Cristina gobernadora del reino durante la enfermedad del rey.-Sus primeros decretos.-Indulto.-Apertura de las universidades.-Cambio de autoridades en Madrid y provincias.-Memorable decreto de

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