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ADVERTENCIA.

ESTA Obrilla debió haber salido à luz en 1825, que es cuando pudiera haber producido los buenos resultados, que su autor se propuso al escribirla. Para ello se hicieron algunas de las muchas diligencias, que entonces se requerian para su impresion y circulacion; pero desde los primeros pasos se echó de ver la imposibilidad material de obtener el necesario permiso, y la ninguna disposicion moral de los que en aquella epoca podian tener influjo en los destinos de los hombres para correjir el equivocado sistema de su gobierno con el conocimiento de la verdad. Hubiera sido facil publicarla en francés, mas no por eso se hubiera conseguido el objeto principal de ella, que no es otro, sino el de señalar las causas y las personas. que influyeron en la destruccion del regimen constitucional en España.

Por otra parte, fue tal el diluvio de relaciones, folletos, y articulos, en que con mas o menos

pasion se desfiguraban hechos recientes, y se interpretaban las intenciones mas puras, que hubimos de renunciar al deseo de decir la verdad á quienes no querian escucharla, ni marcar la senda del acierto á los que se complacian en su marcha temeraria hacia el precipicio. El gobierno español era incorregible en sus ideas de reaccion, y por mas que el monarca indicó algunas veces cierta intencion de suavizar las consecuencias del gobierno interino, que precedió á su salida de Cadiz, siempre le fue forzoso mostrarse inexorable contra todo el partido liberal.

El gobierno francés, sin arrepentirse de la intervencion egercida en nombre de la santa alianza, y reclamada por la violencia misma de los hechos, asi como por la voluntad de la mayor parte de Españoles, deploraba el corto fruto, que su empresa habia producido para la tranquilidad de la Europa, y la consolidacion de las verdaderas ideas sociales. Se felicitaba de haber hecho lo bastante para reprimir los principios demagogicos, mas no lo necesario para sentar las bases del orden, que nunca pueden ser otras que las de la justicia acompañada de una prudente tolerancia. En una palabra veia viciado el fruto de

sus buenas intenciones y que el resultado de su noble empresa no habia sido otro que el de arran

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car el puñal de las manos de un partido para colocarle en otras no menos feroces y sanguinarias. Sus esfuerzos se limitaron en adelante á aconsejar lo que hubiera debido prescribir, y tal vez á reprobar lo que no estaba lejos de aplaudir interiormente.

Sola la opinion general, asi en Francia como en Inglaterra y en España, hacía la debida justicia á los hombres y las cosas, y tal vez hubiera bastado su influjo para el remedio de muchos males, si la impaciencia y el deseo de venganza de los emigrados no hubiese venido á justificar rigores, que todo el mundo tenia por escesivos. Las diferentes empresas temerarias, que intentaron contra el gobierno de su pais, dieron sobrado pretesto para que fuesen mirados no solo como revolucionarios incorregibles, sino como enemigos de su patria.

No lo eran ciertamente los que de ella habian salido en fuerza ó por temor de las persecuciones, que podian ejercerse contra sus opiniones politicas; mas no nos atreveriamos á decir lo mismo

de una multitud de vagos y gente de mal vivir, que usurpando la honrosa denominacion de liberales, inundaron la Francia y la Inglaterra, y se aprovecharon de los generosos socorros destinados en ambas naciones á la desgracia y á la virtud. Todos cuantos escesos ó crimenes puedan echarse en cara á algunos individuos refugiados, deben sin duda alguna atribuirse á esa clase espuria y pegadiza, que parece no haber tenido otro objeto que desacreditar y envilecer al partido liberal. Ha sido necesaria una larga serie de casualidades, para que vuelvan á sus hogares muchas familias, malamente confundidas con otros millares de transfugas.

Fue ciertamiente doloroso para esta parte de la historia contemporanea, que una prematura muerte nos privase de la continuacion de la obra, que principió á publicar el señor vizconde de Martignac, porque en ella se hubieran insertado documentos, que confirmarian la mayor parte de los hechos, que asentamos en los ultimos capitulos de esta obrilla y que recibirian notable fuerza en la autoridad de su pluma. Mas aunque hemos tenido una gran parte de ellos en nuestras manos, no créemos deber publicarlos por no

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