Apuntes para una biblioteca de escritores expañoles contemporáneos en prosa y verso, Volumen2Eugenio de Ochoa Baudry, 1840 |
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Página 8
... fuerza de los argumentos , y aun se ha valido del medio de aterrar á los tímidos , y acaso habré de necesitar del disimulo de las Cor- tes por no poder traer á la memoria el largo y elocuente discurso del señor prcopinante . Si mal no ...
... fuerza de los argumentos , y aun se ha valido del medio de aterrar á los tímidos , y acaso habré de necesitar del disimulo de las Cor- tes por no poder traer á la memoria el largo y elocuente discurso del señor prcopinante . Si mal no ...
Página 12
... fuerza es confesar que fueron todos ellos informes , y que hermanaban el fastidio anejo á las imitaciones de los anti- guos con el desarreglo y escaso conocimiento del arte manifestado en las obras del ingenioso y fecundo Lope , y de ...
... fuerza es confesar que fueron todos ellos informes , y que hermanaban el fastidio anejo á las imitaciones de los anti- guos con el desarreglo y escaso conocimiento del arte manifestado en las obras del ingenioso y fecundo Lope , y de ...
Página 21
... fuerza es confesar que en la Atalia de Racine , en la Zaira de Voltaire , y en otras varias composiciones de la misma escuela está usado el lenguage de las pasiones y afectos con suma sencillez y naturalidad . Pero tambien en esta parte ...
... fuerza es confesar que en la Atalia de Racine , en la Zaira de Voltaire , y en otras varias composiciones de la misma escuela está usado el lenguage de las pasiones y afectos con suma sencillez y naturalidad . Pero tambien en esta parte ...
Página 71
... fuerza de la antigua hidalguía , indirectamente la arranca- ron de los alcázares y peñas bravas situadas en tierra fuerte de montaña ; que bajados á los llanos , por decirlo así , los altos feuda- tarios conservaron un simulacro de su ...
... fuerza de la antigua hidalguía , indirectamente la arranca- ron de los alcázares y peñas bravas situadas en tierra fuerte de montaña ; que bajados á los llanos , por decirlo así , los altos feuda- tarios conservaron un simulacro de su ...
Página 126
... fuerza . Nunca yo la aceptara ! Oh ! nunca lejos De tí , Sena dichoso , otras orillas Mi planta hollase . ¿ En el hogar paterno Qué á mi anhelo faltaba ? Alli do quiera Solo encontraba amor , solo respeto . Mil y mil héroes á mis pies ...
... fuerza . Nunca yo la aceptara ! Oh ! nunca lejos De tí , Sena dichoso , otras orillas Mi planta hollase . ¿ En el hogar paterno Qué á mi anhelo faltaba ? Alli do quiera Solo encontraba amor , solo respeto . Mil y mil héroes á mis pies ...
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Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 721 - Sansón-, porque es tan clara, que no hay cosa que dificultar en ella: los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran; y finalmente, es tan trillada y tan leída y tan sabida de todo género de gentes, que apenas han visto algún rocín flaco, cuando dicen: «Allí va Rocinante».
Página 729 - ... pero no es merecedora la depravada edad nuestra de gozar tanto bien como el que gozaron las edades donde los andantes caballeros tomaron a su cargo y echaron sobre sus espaldas la defensa de los reinos, el amparo de las doncellas, el socorro de los huérfanos y pupilos, el castigo de los soberbios y el premio de los humildes.
Página 229 - Sin etiqueta, señores, exclamó Braulio, y se echó el primero con su propia cuchara. Sucedió a la sopa un cocido surtido de todas las sabrosas impertinencias de este engorrosísimo aunque buen plato; cruza por aquí la carne; por allá la verdura; acá los garbanzos; allá el jamón; la gallina por derecha; por medio el tocino; por izquierda los embuchados de Extremadura...
Página 29 - DAOIZ, intrépido VELARDE, que osando resistir al gran torrente, dar supisteis en flor la dulce vida con firme pecho y con serena frente. Si de mi libre musa jamás el eco adormeció...
Página 231 - ¡infeliz! Doña Juana, la de los dientes negros y amarillos, me alarga de su plato y con su propio tenedor una fineza, que es indispensable...
Página 230 - A todo esto, el niño que a mi izquierda tenía, hacía saltar las aceitunas a un plato de magras con tomate, y una vino a parar a uno de mis ojos, que no volvió a ver claro en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que había roído...
Página 229 - ... —Este plato hay que disimularle, decía ésta de unos pichones; están un poco quemados. — Pero, mujer... — Hombre, me aparté un momento, y ya sabes lo que son las criadas. — ¡Qué lástima que este pavo no haya estado media hora más al fuego!
Página 226 - ... conocer quién fuese tan mi amigo para tratarme tan mal; pero mi castellano viejo es hombre que cuando está de gracias no se ha de dejar ninguna en el tintero. ¿Cómo dirá el lector que siguió dándome pruebas de confianza y cariño? Echóme las manos a los ojos y sujetándome por detrás, ¿quién soy? gritaba, alborozado con el buen éxito de su delicada travesura. — ¿Quién soy?
Página 51 - Mas súbito, azaroso, de las aguas entre el turbio vapor, cruzó luciente relámpago de luz que hirió un instante con brillo melancólico tu frente. Yo vi un espectro que en la opuesta orilla como ilusión fantástica vagaba con paso misterioso, y un quejido lanzando lastimoso que el nocturno silencio interrumpía, ya triste nos miraba, ya con rostro infernal se sonreía.
Página 227 - ... bastante visible sobre entrambos omoplatos. No hay que hablarle, pues, de estos usos sociales, de estos respetos mutuos, de estas reticencias urbanas, de esa delicadeza de trato que establece entre los hombres una preciosa armonía, diciendo sólo lo que debe agradar y callando siempre lo que puede ofender. Él se muere por plantarle una fresca al lucero del alba...