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en su consecuencia, se apartaran de las protestas que habian hecho por decir que no les guardaba el Rey sus exenciones y privilegios, y les dió ley á su arbitrio (23). No les guardó á los aragoneses el privilegio que su padre les habia concedido (pues con ellos conquistó el imperio griego llevando una armada de 300 velas), D. Alonso el IV, el cual no tuvo Córtes, y si las tuvo no se ponen en el libro de los Fueros, y por su muerte sucedió D. Pedro el IV, su hijo, que tuvo Córtes en Zaragoza los años de 1348 y 1349, en Monzon el de 1352, en Calatayud el de 1362, en Zaragoza los de 1366, y 1367 y 1372, en Tamarit el de 1375, y últimamente, en Zaragoza el de 1381, y en todas ellas les concedió tantas gracias y privilegios como ellas mismas nos dicen, y sería necesario dilatarnos mucho para referirlas, lo que no permite esta obra; baste ahora decir que fué el primero que les puso los fueros y obligó á que los jurasen sus sucesores y dió la autoridad al Justicia de Aragon y á sus Tribunales (24).

4. El Rey D. Juan el I tuvo tambien Córtes en Monzon el año de 1390. El Rey D. Martin el I las tuvo en Zaragoza en 1398 y en Maella el de 1404, y el Rey D. Fernando el I tuvo tambien Córtes en Zaragoza los años de 1413 y 1414, y en todas ellas aumentaron innumerables gracias y privilegios á los aragoneses (25).

5. La Reina Doña María, mujer del Rey D. Alonso, tuvo Córtes en Maella el año de 1423, y el Rey D. Alonso el V las tuvo en Teruel el de 1428, y se dice (26) que mandó en ellas que el Justicia de Aragon, junto con otros seis Letrados del Reino, recopilasen los usos, observaciones y actos de Corte que estuviesen en observancia y dejasen las que no le tenian. Y con efecto, Martin Diego Daux con otros Letrados, se supone que ejecutaron esta obra que anda en un tomo en fólio intitulado: Observancias y Constituciones del Reino de Aragon, en el que están tambien las observaciones de Miguel del Molino (27) y las que después de su muerte hizo recopilar el reino el año de 1644 y el de 1667 (28); y en todas ellas se haIla haber sido el fin de estos Letrados hacer esclavo al Rey, despojándole de la autoridad, poder y medios, y sujetándole,

no sólo á las Córtes, si tambien al Justicia de Aragon y á otro cualquier particular, y no queriéndole aún conceder que sea igual al menor Baron del reino; pues dan por sentado que si el Rey vende ó da por merced uno de sus pueblos á un Baron ó caballero del reino (que si es de fuera dél dicen que no se lo puede dar ni vender) (29), desde el dia que éste le adquiere puede bien y maltratar á sus vasallos, haciéndoles morir de hambre, frio ó sed, y quitarles sus honras, vidas y haciendas con causa ó sin ella; pero que si el Rey adquiere por estos y otros títulos algun pueblo del señorío, no puede tratar á los vasallos como el señor los trataba; sí que por el propio hecho de adquirirlos quedan enteramente libres como lo están todos los demás vasallos que el Rey tiene en el reino (30). Y á este tenor son las demás observaciones de estos Letrados, cuyas obras hay quien opina que por mano del verdugo debieran quemarse, como tambien los autores que en ellas fundan sus opiniones y castigar con pena de la vida al que las alegase, como en otro tiempo se hizo en España con las leyes de los Emperadores (31) y en Suiza con las de los romanos (32).

6. D. Juan, Rey de Navarra, rigiendo el reino de Aragon, por ausencia de su hermano D. Alonso, tuvo Córtes en Alcañiz el año de 1436; y la Reina Doña María, mujer del referido D. Alonso V, las tuvo en Zaragoza el de 1442, y en la misma ciudad las tuvo el dicho Rey de Navarra el de 1451, y en todas ellas se les concedieron particulares gracias á los aragoneses, aunque tambien dieron leyes á su arbitrio (33).

7. El Rey D. Juan el II tuvo tambien Córtes en Calatayud el año de 1461, y Doña Juana, su mujer, las tuvo en Zaragoza el de 1467. El Rey D. Fernando el II de Aragon, que tambien lo fué de Castilla, á quien llamamos el Católico, tuvo Córtes en Zaragoza el año de 1493, en Tarazona el de 1495, en Monzon el de 1510, y por él la Reina Doña Germana, su segunda mujer, las tuvo tambien en Monzon el año de 1512. (En este gran Rey acabó la Baronía de Borgoña (34) y comenzó la de Austria en Felipe I, su yerno, y Cárlos V, su nieto), y fuese con el gran cuidado que siempre puso en las cosas de la guerra, ó con los grandes disgustos que Felipe I, su yerno,

y muchos otros de Castilla le dieron, ó por mirar lo de Aragon, como patrimonio suyo propio y lo de Castilla como cosa ajena, concedió á Aragon en estas Córtes y fuera de ellas innumerables gracias y privilegios, hasta obligarse y obligar á sus sucesores á pagar Aduanas en Aragon, de lo que para su persona, la de su mujer y familia viniese (35). Y al contrario, en Castilla volvió á la Corona lo que sus antecesores habian separado della, dejando tan sin fuerzas, medios y autoridad á la nobleza como nunca se habia visto hasta entónces (36).

8. La Reina Doña Juana, hija de D. Fernando el Católico y madre de Cárlos V (37), tuvo Córtes en Zaragoza el año de 1519, y el mismo Cárlos V las tuvo en Monzon y concluyó en Zaragoza el año de 1528; y después volvió á tener Córtes en Monzon los años de 1533, 1537, 1542, y por él el príncipe Don Felipe I de Aragon segundo de Castilla su hijo tuvo tambien Córtes en Monzon el año de 1547 y todos estos fueros y actos de Córtes hechos desde el Rey D. Jáime el I hasta este tiempo se hallan mezclados en los nueve libros del tomo de los fueros (38), y de aquí en adelante están todos los actos que se han hecho en las Córtes con distincion y subsecuentes.

9. En estas se hallan las Córtes que celebró el mismo Felipe II siendo ya Rey de Nápóles y luego de Castilla y Aragon en la villa de Monzon los años de 1553, 1564, 1585 y 1592 (39) en las cuales tambien dispensó muy particulares gracias á los aragoneses, como de la lectura de sus actos y capítulos se reconoce y no tuvo Córtes D. Felipe III su hijo, por el poco tiempo que vivió y gozó sus reinos, aunque para cumplir con el fuero general debiera haber tenido Córtes en Zaragoza todos los años que reinó (40).

10. El Sr. D. Felipe IV de Castilla y III de Aragon, tuvo Córtes en Calatayud el año de 1626, y sin detenernos por ahora en las innumerables gracias que en ellas concedió con notoria injusticia y desautoridad de la majestad y sus sucesores, se hará sólo mencion de que cuando toda la Corte general (en las que tuvieron los Reyes D. Pedro el III y D. Juan el II) confesaba que humildemente llegaba á representar los daños que experimentaba el Estado y recibia por particularísima gracia el

que se les conservase los honores que los señores Reyes les habian dado (41), estas Córtes del Sr. D. Felipe IV pasan á decir que el Rey les ha representado á ellos la necesidad que padece el Estado (usando de las mismas palabras: nos ha representido) y añaden que hacen confederacion y liga para la guerra de ingleses y otros enemigos de la Corona (42), de cuyas cláusulas bastantemente se deduce el arrojo y temeridad con que trataron al Rey y la violencia con que les concederia las innumerables gracias que les dió así en estas Córtes como en las que celebró el año de 1846, en tiempo que se hallaba con guerra de todas partes, el Principado de Cataluña rebelado y este reino con los demás que no tenian papel sellado, con las armas en la mano para no admitirle, aclamando la libertad (43).

11. Y el Sr. D. Cárlos II que esté en gloria tuvo tambien Cortes que abrió en Calatayud el año de 1677 y cerró en Zaragoza el de 1678; y después las volvió á tener en Zaragoza los años de 1686 y 1687. Ciento cuatro folios de á pliego incluyen las Córtes de estos dos señores Reyes, y apenas hay capítulo ni párrafo en que no se atropellen unas á otras gracias, como se notará en su lugar (44).

12. Pero será bien advertir aquí, que habiéndose establecido en el privilegio general del Rey D. Pedro que en cada un año fuesen obligados los señores Reyes á celebrar Córtes en la ciudad de Zaragoza y confirmádose esto mismo en otros muchos fueros y actos de Córtes (45) y establecídose tambien que siempre que el Rey tuviese Córtes le diese el reino doscientas mi! libras jaquesas, venía el último á quedar en la obligacion de dar á S. M. en cada un año estas doscientas mil libras (46). 13. Y en estas cuatro veces que celebraron las Córtes los señores Reyes D. Felipe IV y D. Cárlos II exceptuaron que por esta obligacion no habian de pagar cosa alguna resp cto de lo que habian de contribuir para la guerra; y cuando más ofrecieron contribuir para este objeto fué con 144.000 libras jaque as en cada un año. Con que dejando de celebrar las Córtes cada año, como el fuero lo previene, y habiendo el reino de dejar los 200.000 escudos, venía el mismo reino á ganar en cada un año 56.000 escudos mientras que duraron los pagamentos

de las tropas que levantaron en tiempo del señor Rey D. Felipe IV; y en los del señor D. Cárlos II era mucho más, pues una vez pagaron 56.412 libras y la otra 26.081. Con lo que en este tiempo quedaba el reino beneficiado en más de 174.000 libras (47), y así se ve que en lugar de socorrer en las urgencias, quitaban en ellas lo que el Rey podia haber.

14. Y para tomarse la facultad de sacar dinero del reino, con el título de pagar estas cantidades que se han dicho aumentaron los derechos del general, de modo que se pagasen 20 por 100, gravaron todas las fábricas y comercio peculiar del reino, sin exceptuar naipes, guantes ni otro algun género; se aplicaron la facultad de estancar el tabaco, la sal y otros géneros; excluyeron del reino los que no eran de él, ó les gravaron tanto que no pudiesen traerlos; y por decir que no habia dinero, ofrecieron dar paños, cordellates, cáñamo, cuerda, plomo, bizcocho, trigo y pólvora (48).

15. Concluye el libro de los fueros con las Córtes que celebró la Reina Nuestra Señora el año de 1702 (49), en que ni tuvieron que pedir, ni S. M. que concederles; y de todas las demás que hasta éstas se hicieron, y gracias que ellas se concedieron, se conoce la gran autoridad y poder que tenian los Reyes en Aragon (50), de la cual decayeron por haber ido concediendo gracias en perjuicio de la potestad y autoridad y de los intereses de su Real Hacienda (51): á lo que se agregó haber usurpado los Señores la jurisdiccion y potestad que tienen en sus pueblos, de que dan claro testimonio los autores y fueros aragoneses (52).

Y es de notar, que al paso que los Señores y Reyes cedian el poder, la autoridad y los intereses en sus vasallos, crecia en ellos la avaricia, vanidad, soberbia, inobediencia é injusticia, habiendo llegado á los precisos términos de que el Rey dependiese de la voluntad de los aragoneses, sin que en caso alguno pudiesen ellos depender de la del Rey (53).

16. Y registrando todas las citadas Córtes y apartando de ellas todas las gracias que los Señores Reyes les han dispensado, se hallará que antes de ellas ni habia Rey más poderoso, ni de mayor autoridad, ni que tuviere su reino más

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