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prendiendo la religion del Presidente, obtuvo órden de arresto contra D. Melchor, á quien en consecuencia se condujo prisionero al castillo de Chinchilla. D. Melchor Macanaz, viendo á su padre tratado tan injustamente, como el Consejo lo declaró cinco años después, volvió á sus estudios con tanta asiduidad, que, habiendo comenzado la filosofía con un trabajo de doce á diez y ocho horas cada dia, no pudo sin embargo, comprender sino muy poca cosa el primer año; pero sin desalentarse por esto, prosiguió con cuidado y celo infatigables, desenvolviéndose su inteligencia de manera, que, al concluir el segundo año, habia ya repasado todo lo que estudiara, y lo que el maestro leia entónces, consiguiendo ser el primero de la clase entre sesenta estudiantes que la componian.

Sus padres le enviaron entónces á la Universidad de Salamanca para que estudiase el Derecho. Acontecióle la misma dificultad arriba dicha durante el primer año; pero poco después adelantó de tal manera, que no tardó en ser graduado in utroque jure. Explicó en la Cátedra los cuatro libros de la Instituta con un concurso considerable; sostuvo conclusiones con puntos de ocho dias, y ha presidido otras muchas de la misma manera. Hizo oposicion á cátedras de leyes, y después á las de Derecho canónico, y glosó con nuevas notas los cuatro libros de la Instituta, escribiendo además sobre Solutionibus de Fideicomisis y sobre Rescriptis. Obtuvo por divina proteccion de la Santa Virgen, desterrar de las escuelas los vitores que habian costado la vida á infinidad de jóvenes ya instruidos, sin que hasta entonces se hubiese podido poner remedio á ello. En efecto, Macanaz halló modo de introducir, en lugar de las armas ofensivas y defensivas de que se servian cuando salian á victorear á la nacion, que de esta asamblea saliesen en adelante en procesion, cantando el rosario en loor de la Vírgen. El dia que precedia á la eleccion de un Rector de la Universidad era anteriormente fatal á muchos jóvenes, miéntras que después de la intervencion de Macanaz se vió consagrado

por una procesion edificante. Introdujo esta loable costumbre en las parroquias de San Justo y Pastor, San Bartolomé y San Blas, y al ejemplo de estas siguieron las demás de la ciudad y algunas de la Córte. Sobre este asunto ha escrito un tomo en fólio que contiene la relacion del suceso, siendo el título de esta obra Vitores de Salamanca y de la Santa Virgen, á cuyo libro ha añadido todo lo que los Santos Padres Ꭹ diferentes autores devotos de la Santa Vírgen han dicho de más notable en honra de esta Soberana Señora.

Pasó luego Macanaz á Madrid para estudiar la práctica. Fué aquí recibido abogado, y asistió á las academias de jurisprudencia, que se celebraban todos los sábados. Ha escrito tres tomos en fólio de Alegaciones sobre diferentes asuntos. El Duque de Montalto y el Consejo de Indias le designaron para la plaza de Oidor de la Chancillería de Santo Domingo. El Rey Cárlos II le confirió este empleo, pero habiéndose opuesto sus padres á que fuese á las Indias, Macanaz renunció el cargo. Ha escrito tambien un tomo en fólio de Genealogía de las primeras casas de España y de Europa; otro en cuarto, titulado: Instruccion católica para la juventud. Ha traducido el Catecismo histórico del Antiguo y Nuevo Testamento, que el Abate Fleury habia dado á luz en francés. Fué Promotor fiscal de la primera visita eclesiástica, que terminó los antiguos pleitos, girada por órden del Cardenal Portacarrero, Primado de las Españas, al Priorato de San Juan.

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Siguió al Rey el año de 1704 durante la campaña, que S. M. hizo en Portugal, de vuelta de la cual S. M. le confirió el título de su Secretario, y le envió al lado del Conde de San Estéban de Gormaz, para que le asistiese en el cargo que iba á desempeñar de Virey.de Aragon. Se encontró en la primera rebelion de este reino, contribuyendo no poco á pacificarla. El dia de Inocentes del año de 1705, en que se dió muerte á los granaderos franceses del regimiento de la Corona, Macanaz contribuyó á salvar el resto de dicho regimiento, así como

las personas del Mariscal de Tessé, y los generales D'Asfeld, Legal y muchos otros de aquel ejército. En 1706, el Rey pasó á Cataluña para los sitios mal dirigidos de Monjuich y de Barcelona, y se llevó á Macanaz, que fué sirviéndole no solamente hasta su vuelta, sino tambien en la retirada que S. M. con la córte, hizo á Jadraque y Atienza, y despues á Marchamalo. Pasó á Madrid con el Marqués de Mejorada y D. Antonio del Valle, para librar á esta capital, que entonces se hallaba ocupada por los enemigos, y prosiguió hasta Iniesta, donde el Mariscal de Berwik no quiso apoderarse del Emperador reinante, así como de toda la córte de este Príncipe, pues en efecto, estuvo en su mano ejecutar tal empresa (1).

El Mariscal D'Asfeld, entónces Teniente general, se quejó al Duque, de que dejase pasar tan buena ocasion, puesto que sin derramar una gota de sangre hubiera podido hacerlo. Macanaz siguió al ejército hasta la toma de Elche, volviendo luego á Madrid. Hizo entónces el Rey que asistiese una hora todos los dias á Mr. Amelot, Marqués de Gournay, Embajador de Francia, que estaba encargado del gobierno de España, á fin de instruirle en lo concerniente á dicho gobierno, y otra hora cada dia á D. Francisco Ronquillo, Gobernador del Consejo, á fin de apartar de él á todos aquellos que le engañaban y que eran causa de que las prisiones, fortalezas, etc., estuviesen llenas con infinitos inocentes, y que gran número pasasen á los enemigos por efecto del miedo. Estos acontecimientos se hallan referidos en dos tomos en cuarto titulados Memorias, que Macanaz ha escrito de su mano. Continuó así este Ministro hasta el 20 de Junio de 1707, en cuya fecha, rendida Valencia, destruidas Játiva y Villareal, conquistado el reino, fuera

(1) El Mariscal de Berwick se justifica en sus Memorias, Colec., Miehaud y Poujolat, de este cargo, que le fué imputado, no solamente por los españoles, sino por los mismos generales franceses, y que acogió la corte de Versalles. (N. del Ed.)

de Alicante, Denia, Morella y sus montañas, el Rey le envió á aquella capital para establecer en la ciudad y en todo el reino un gobierno igual al de Castilla; habiendo sido aprobadas por S. M., que le confirió grandes honores, cuantas proposiciones Macanaz hiciera con aquel objeto; y por no haber aceptado el cargo de Oidor de la Chancillería recientemente establecida, con retencion de los demás que ejercia, el Rey le hizo Consejero en el Consejo de Hacienda.

Habiendo sido interceptados y presos por la vigilancia de este Ministro muchos correos, que D. Antonio Cardona, Arzobispo de Valencia (1), enviaba al enemigo, mandó los despachos al Rey, quien ordenó al Arzobispo que pasase á la Córte, y á Macanaz que procediese al castigo de dichos correos. El Arzobispo, viéndose descubierto, despachó órden á su Vicario general para que publicase excomunion contra la persona de Macanaz, pretestando que desde la ruina de Játiva no habian sido devueltos á la Colegiata sus censos y rentas, pretesto tan fuera de razon, cuanto que Macanaz habia tenido que atender ántes que nada á la reedificacion de la ciudad conocida bajo el nombre de San Felipe, á la que habia ya llamado los pocos Canónigos fieles, que habian quedado, para concertar con ellos cómo se acabaria la nueva iglesia, comenzada hacia cien años, y abandonada al llegar á la última cornisa. Viéndose Macanaz con las manos atadas tan injustamente por haber restablecido el gobierno eclesiástico en el pié, en que lo estaba ántes de las alteraciones, que bajo algun aspecto es mejor que el de Castilla, se vió obligado á seguir el recurso en Valencia, donde todos los Jueces eran apasionados por el Arzobispo. El Rey, bien informado de todo, mandó á Macanaz que publicase un

(1) Hijo natural del Almirante de Aragon. Pasó en 1710 al servicio del Archiduque. Su biblioteca, trasladada á Madrid, fué el núcleo de ja Bib. Real, hoy Nacional, fundada por Macanaz y el P. Robinet, confesor del Rey. (N. del Ed.)

Manifiesto, como lo hizo este Ministro; pero ántes de imprimirlo, el Rey hizo que lo aprobasen D. Francisco Portell, del Consejo de Castilla, y el confesor de S. M. Impreso este Manifiesto, el Rey estuvo para enviar al Arzobispo á su Diócesis y apoderarse de su persona en el camino por crímen de traicion, porque segun las leyes de estos reinos, las causas de esta naturaleza corresponden privativamente al Rey, no estando permitido á ningun superior eclesiástico que conozca de ellas. Este Manifiesto que forma un in cuarto, sirve al propio tiempo para dar á conocer las principales regalías, que la Corona tiene en España, cuyo asunto, así como el del nuevo Gobierno establecido en la ciudad de Tortosa, tan luégo como fué recuperada, suministró á Macanaz varias Memorias, con las que compuso dos tomos en fólio (1).

En este tiempo aconteció la batalla de Zaragoza el dia de San Bernardo, 20 de Agosto de 1710. El Rey abandonó la Córte para ir á Valladolid y de allí á Casa-Tejada, donde reorganizó su ejército, para volver sobre los enemigos, y dió órden á Macanaz de que formase un plan, á fin de que el ejército no se viera detenido por carecer de pan y avena hasta Zaragoza; lo que aquél Ministro hizo y prosiguió en adelante. Se encontró cuando fué tomada á los ingleses Brihuega, y en la batalla de Villaviciosa. Hallándose el Rey en Zaragoza honró á Macanaz con la Intendencia del reino de Aragon, ordenándole que retuviese los otros cargos que ántes ejercia. Habiéndose pasado al enemigo durante estas alteraciones el Arzobispo de Valencia, su Vicario general revocó las censuras y todo cuanto habia hecho contra Macanaz, después de haber pedido perdon al Rey y al propio Macanaz; de todo lo cual este Ministro hizo un tomo en cuarto titulado Memorias.

Estableció tambien el Rey en Aragon un Consejo de Ha

(1) Son los que con el título de Bandos de Valencia, se incluyen en el Indice general de las obras de Macanaz. (N. del Ed.)

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