ESTUDIO PRELIMINAR NOTICIA BIOGRÁFICA DE DON DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO Y JUICIO CRÍTICO DE SUS OBRAS Don Diego de Saavedra Fajardo, nació el 6 de Mayo de 1584 en Algezares, provincia de Murcia. (1) Hijo de ilustre y acaudalada familia, recibió esmerada educación, descubriendo en sus estudios natural despejo y admirables disposiciones para el cultivo de las ciencias. Probablemente comenzó su primera instrucción en el Seminario Conciliar de S. Fulgencio de Murcia. Fué á Salamanca en 1600, contando diez y seis años de edad, y en su Universidad famosa cursó jurisprudencia y cánones, recibiendo el grado de Bachiller, y no se sabe á punto fijo si la Licenciatura y el Doctorado, aunque parece que sí los alcanzó también, pues en algunas escrituras se le llama Licenciado, y Cascales en sus Discursos Históricos de Murcia y su Reyno dice «y al Doctor (1) Véanse: Francisco García Prieto en su edición de la República literaria: Noticias pertenecientes á D. Diego de Saavedra Fajardo, pag. VI. Madrid en la imprenta de Benito Cano M.D.CCLXXXVIII, y Saavedra Fajardo, sus pensamientos, sus poesías, sus opúsculos, precedidos de un discurso preliminar, crítico, biográfico y bibliográfico sobre la vida y obras del autor (sic) é ilustrado con notas, introducciones y una genealogía de la casa de Saavedra, por el Conde de Roche y José Pío Tejera, MadridFortanet. 1884. Don Diego de Saavedra... » y le distingue como muy versado en ambos derechos, cesáreo y pontificio. (1) Teniendo veintidos años pasó á Roma como familiar y secretario de la cifra del Cardenal Borja, Embajador de España en aquella Corte (2) á quien siguió con igual empleo á Nápoles, y también le sirvió de conclavista en 1621 en la elección de Gregorio XV, y esto lo afirma nuestro biografiado en una cláusula de su testamento, añadiendo algunos que asímismo lo fué en la de Urbano VIII en 1623. Desempeñó otros cargos en la curia eclesiástica, y fué nombrado procurador y solicitador del Rey Felipe IV, «por ser necesario proveer estos oficios en persona de fidelidad y experiencia de negocios...» (3) Como recompensa de sus servicios, obtuvo una canongía en la Metropolitana de Santiago, pero nunca llegó á vivir en esta ciudad. Hemos de advertir que sólo fué clérigo tonsurado, y lo corroboran su silencio en el testamento, el epitafio, el licenciado Cascales, y además que Saavedra nunca jura in verbo sacerdotis, y que en una escritura se le reconoce que concurren en él las calidades de derecho necesarias para ser regidor perpétuo de la ciudad de Murcia. Desempeñó importantes comisiones en cortes extranjeras, mereciendo general aceptación su conducta. Fué nombrado para sustituir al Cardenal Borja en la Embajada de Roma; enviado á Ratisbona para asistir al convento electoral en que se eligió Rey de Romanos al joven Emperador Fernando III; estuvo luego en el Franco Condado y en los Cantones helvéticos, donde asistió á ocho Dietas, y de nuevo en Ratisbona para la dieta general del Imperio. Finalmente residió en la Corte de Baviera en calidad de Ministro de España. Todos estos datos los declara Saavedra Fajardo en (1) V. los Estudios biográficos citados de García Prieto y de los Sres. Roche y Pio Tejera. (2) Del Cardenal Borja habla con grandes elogios en la Empresa LXXXVII página 23, t. 25 de la Biblioteca Riva leneyra. (3) Copia del título de procurador y solicitador de S. M. en Roma á D. Diego Saavedra. el prólogo de sus Empresas políticas, en una página, modelo de sinceridad autobiográfica. Saavedra cumplió su gestión política siempre con habilidad suma, con profundo talento práctico, é inquebrantable adhesión al Rey, Esto le dió renombre y recompensas, pero también sufrió la mordedura de la envidia, de la que se quejó en su Empresa política novena. (1) Las dudas y acusaciones, pasajeras y ciertamente calumniosas, que algunos hicieron recaer sobre Saavedra, son elocuentes sanciones de su mérito. Pruébalo la respuesta del Consejo de Estado en 1631 á la consulta hecha por el Rey, á instancias del Marqués de Castel Rodrigo, y referente de si había ó no necesidad de que nuestro diplomático continuase prestando en Roma sus leales é importantes servicios: «Que teniendose satisfacción de la persona de Don Diego y de su proceder en las cosas que han pasado por su mano, se tiene por muy importante que en esta ocasión asista al Marqués de Castel Rodrigo por la inteligencia que tiene en las materias y noticias de ellas.» De este tenor son también las respuestas del Marqués de Castel Rodrigo y del Cardenal Spínola, que fueron consultados por el Rey; en ellas se dice que Saavedra tiene un carácter altivo y arrojado, y se hace resaltar que es entendido en las comisiones que se le encargan y obra siempre con el buen deseo de atraer amigos á su majestad... Reconociendo su valer, se le otorgaron honores y mercedes. Fué de la orden de los Caballeros de Santiago (1640,) Consejero de Indias (1643,) Camarista de dicho Consejo (1647,) Introductor de Embajadores (1646). Y llegamos al momento culminante, al periodo más agitado de la vida de Saavedra, al Congreso de Munster. Tratóse de reunir un Congreso en esta ciudad para poner fin á las luchas que devastaban á Europa. La paz universal era una exigencia indeclinable de los tiempos. La asamblea se propuso la realización de este ideal, harto difícil de conse (1) Pág. 30, t. XXV. Edic. Rivadeneyra. guir, y sus negociaciones comenzaron á verificarse en dos distintas poblaciones, Munster y Osnabruch, en Westfalia, por causa de las diferencias de religión, á las que asistieron los diplomáticos más sobresalientes y los más célebres Capitanes de las Cortes europeas. España envió á Saavedra Fajardo, con el Marqués de Castel Rodrigo, el Conde de Peñaranda, D. Fernando Bercot, gran canciller de Brabante, D. Antonio Brun ó Bruno, Consejero de Flandes y el Conde D. Gualter de Zapata, como plenipotenciarios, según consta en un manuscrito existente en la Biblioteca nacional, con el título de Sucesos del año 1644. La comisión de los representantes españoles era muy arriesgada por la situación de la Monarquía en aquella época: á las insurrecciones de Portugal, Cataluña y Nápoles, se unía que la casa de Austria era combatida bajo la influencia de Francia, quien se confederó con Suecia, Holanda y otros países, mientras que España sólo era aliada del Imperio. Saavedra vió que era necesario amenguar el poder de Francia y se propuso sustraerle el apoyo de los Estados Generales y de Suecia, que eran los auxiliares más temibles, y aunque los acuerdos con las Ciudades Hanseáticas (1647) у con los Estados Generales de las siete provincias unidas (1648) no están firmados por Saavedra, es indudable que él preparó y maduró el plan de los Tratados y que Peñaranda los terminó. Sábese también que procuró con ingeniosos medios desprender á Suecia de Francia y atraérsela á la alianza con el Emperador, y con este fin escribió la Corona gótica, pero no fué una realidad lo que tantos temores infundiera á Mazarino. En el Congreso de Munster «pasándose los días, meses y años sin poderse adelantar las negociaciones por las causas que sabe el mundo, no llegaba nunca remedio de las mayores calamidades y peligros que jamás ha padecido la Cristiandad.» (1) Muchas causas influían en la dilación, pero principal (1) Prólogo «Corona gótica», pág. 271, Rivadeneyra. mente, el interés que en ello tenía Francia, la poca fe de los franceses, que dice Saavedra, y en general, la oposición de pareceres de los reunidos. La discusión de las bases de la llamada Paz de Westfalia duró cuatro años, pues el Congreso acabó en 24 de Octubre de 1648. Antes de esta fecha, Saavedra se volvió á España (1646), (1) pero en el tiempo que estuvo, á su gestión se debieron las ventajas que logramos en aquellos instantes, es decir, salir menos humillados de lo que debía esperarse de nuestra impotencia y mala fortuna. Una vez de regreso en su patria, Saavedra pasó sus últimos años retirado en la Casa del Hospital de San Antonio de los Portugueses, ya fuera como individuo de su Junta, ya como encargado del Consejo de Portugal, pues no especifica este punto en su testamento. Allí buscó la soledad y el reposo que necesitaba su espíritu, y allí le sorprendió la muerte en 4 de Agosto de 1648. Once días antes había hecho testamento, y en él se ve la cristiana resignación con que partía de este mundo, donde dejaba el recuerdo de sus importantes servicios á la patria, el ejemplo de sus virtudes, y sus obras literarias, que son modelo de profundidad en el pensamiento y de ejecución en la forma. : Las agitaciones de la vida política y sus largos viajes, no hicieron olvidar á Saavedra su amor al estudio; antes bien le dieron gran caudal de experiencia y profundo conocimiento de las cuestiones de Estado, como demuestra en (2) Sobre la causa de este viaje, como sobre los recelos que se tuvieron de la conducta de Saavedra, existe obscuridad en los biógrafos. Tocante á aquél, dice el Sr. Cánovas en sus Apuntes críticos, citados en la Introducción: «Nuestro D. Diego, á decir de Contarini (embajador de Venecia y mediador con el Nuncio Fabio Chigi en Munster) tuvo además que volverse pronto á España, no bien llegó á Munster, como plenipotenciario verdadero, el Conde de Peñaranda..., justamente mal contento, como añade el venecia. no y como da á entender él propio en algunos lugares de las Empresas, de aquellos grandes señores y de su propia suerte... Segunda parte. Tomo VI.-Revista de España, página 90. Véase también el juicio critico de los trabajos de Saavedra en Munster, pág. 60. |