sus escritos. Saavedra, que pasó cuarenta años fuera de España, «peregrinó sabiamente i colegando los reinos extraños los unos con los otros i á todos con el suyo» (1) cumplió su máxima: «La peregrinación es gran maestra de la prudencia cuando se emprende para informar, no para deleitar solamente el ánimo.» (2) Estas consideraciones nos llevan á mirar sus obras con doble admiración, por el mérito intrínseco y por las especiales circunstancias en que se escribieron. La más importante de todas, según el unánime sentir de los críticos, es la Idea de un príncipe político cristiano representada en cien empresas, publicada por primera vez en Munster en 1640, y cuyo nacimiento ú origen nos refiere el autor en estas palabras: «En la trabajosa ociosidad de mis últimos viajes por Alemania y por otras provincias pensé en esas cien empresas, que forman la Idea de un príncipe político cristiano, escribiendo en las posadas lo que había discurrido entre mí por el camino, cuando la correspondencia ordinaria de despacho con el Rey nuestro señor y con sus ministros, y los demás negocios públicos que estaban á mi cargo daban algún espacio de tiempo.» (3) Las Empresas son un tratado que tiene por fin la ilustración del Príncipe de Asturias, el malogrado D. Baltasar Carlos, á quien lo dedicó «por si acaso entre sus hojas pudiera nacer algún fruto que cogiese mi príncipe y señor natural, y no se perdiesen conmigo las esperiencias adquiridas.» Hace la distribución de las materias en ciento un capítulos, al frente de cada uno de los cuales va una empresa formada de cuerpo y mote; aquel es un dibujo alegórico y este una máxima, generalmente latina. Adopta es te sistema para grabar mejor en la imaginación del regio alumno los advertimientos políticos, y quiere representar las cosas con el buril y con la pluma para que por los ojos y (1) El Concejo y Consejeros del Príncipe, obra de Fadrique Furió Ceriol, Madrid en la imprenta de A. de Sotos. M.D.CCLXXIX, pag. 315. (2) Empresa LXVI, pag 100. (3) Prólogo de las Empresas: al lector, pag. 3, Edic. Rivadeneyra t. XXV. por los oídos «instrumentos del saber, quede más informado el ánimo.» Pero aunque casi siempre las Empresas son acertadas en el pensamiento y modelos de ejecución en la forma, esta especie de pie forzado resta unidad á la obra, pues no hay entre sus capítulos la concatenación lógica que debiera: tales figuras simbólicas tienen no poco de oscuras y parecen una manifestación de gongorismo. No obstante hay que reconocer que dicho método estaba en boga en aquella época, y esto, que es razón muy poderosa, juntamente con el fin que se proponía nuestro escritor, conviene á saber, la enseñanza gráfica, material, impresionista, acomodada á la pueril inteligencia del Príncipe, lo disculpan sobradamente. La Obra de nuestro insigne diplomático eclipsó á las que existían sobre asuntos de política, y en ello convienen la mayoría de los críticos. Los elogios que se le han tributado son numerosos y merecidos, y entre ellos suelen citarse los de Ericeo Puteano, Nicolás Antonio, el Abate Andrés, Gil de Zárate, Revilla, Piferrer, Sempere, Amador de los Ríos, Lafuente, Corradi, Cánovas, Ticknor, y que yo no consignaré, ni aun los más elocuentes, por no alargar demasiado mi trabajo. La Corona gótica escrita con el fin político de atraer á Suecia á la Casa de Austria, es la más endeble de las obras de Saavedra, porque no desarrolló por entero su plan, que era vastísimo, y está ejecutado precipitadamente, sin la quietud y sosiego que exige tarea tan grave. Cierto es que, como dice Sempere, (1) hay en la narración de los hechos excesiva credulidad, pero la crítica histórica estaba entonces en lamentable atraso, y Saavedra, en vez de analizar escrupulosamente los hechos, se limita á narrarlos, más literaria que científicamente. Hay en la Corona gótica un maremagnum de citas que cansa y aturde, pero resplandece con frecuencia el estilo histórico elocuentísimo. (1) Biblioteca económica-política por D. Juan Sempero y Guarinos, del Consejo de S. M. Honorario de Hacienda y Fiscal de lo civil en la Chancillería de Granada.3 tomos. -Madrid, en la Imprenta de Sancha, año 1804. La República literaria, es un librito muy interesante para conocer el estado de las ideas estéticas en aquel tiempo, y ha merecido grandísimos elogios. En los juicios que emite Saavedra sobre los escritores, suele ser, más que riguroso, descontentadizo. Así, trató al P. Mariana con excesiva dureza, sin perjuicio de servirse de él á cada instante, como puede verse en las Empresas, donde abundan las citas de la famosa Historia general. Esta obra fué disputada á su autor y no se aclaró su paternidad hasta que el hallazgo del manuscrito autógrafo en la Biblioteca Nacional demostró plenamente que fué escrito por Saavedra. Su texto primitivo lo publicó Bosarte en el «Gabinete de lectura española, ó colección de muchos papeles curiosos de escritores antiguos y modernos de la Nación. Por ser ya muy rara esta colección, el Sr. D. Manuel Serrano y Sanz reproduce nuevamente en Cultura española (1) el texto primitivo de la República literaria, en la que, según dicho escritor, aparece Saavedra algo inficionado del mal gusto reinante, y «hay en ella un desenfado, una superficialidad velada con las ga-, las del ingenio y apasionamiento, más propios de la juventud que de la edad madura.>>> Las Introducciones á la política y Razón de estado del Rey Católico D. Fernando, son el esquema ó resumen de las Empresas, pues en la primera parte expone la doctrina general del gobierno, la teoría, y en la segunda personifica sus ideas en el modelo de monarcas y sabios gobernantes de D. Fernando, cuya conducta en el poder propone al Príncipe como norma política, lo que ya anuncia al final de la Empresa ciento una, con un alto elogio del famoso Rey. Las páginas de las Introducciones á la política..., están escritas más espontáneamente que las Empresas, y el estilo es más llano y sencillo. El Diálogo entre Mercurio y Luciano publicado por vez primera gracias á una copia que existía en el Archivo del Duque de Hijar, tiene grande importancia para apreciar (1) Revista trimestral (antes revista de Aragón.) -Madrid, Nobre. MCMVI-N. IV. el conocimiento que tenía Saavedra de las intrigas diplomáticas, y refleja el estado de Europa, que oponiéndose á la Casa de Austria, pagaba con la ingratitud los favores recibidos, los que calificaba de locuras de Europa. Los Opúsculos de Saavedra, arrojan también, viva luz sobre el talento político de nuestro escritor, y merecen ser leídos detenidamente. (1) La Relación de la jornada al Condado de Borgoña contiene preciosas noticias sobre las luchas que sostenía nuestra patria, y atinadas lecciones á Felipe IV. Su Discurso sobre el estado de Europa, es apreciable porque en él describe sucesos enlos que fué parte; estudia las perturbaciones europeas y aconseja con fundadísimas razones la necesidad de la paz. El Dispertador de los trece Cantones esguízaros es una alocución á la Helvetia con el fin de la paz universal, preocupación de su espíritu, poniéndoles de manifiesto las ventajas de ella en párrafos llenos de elocuencia y política previsora. Son, asímismo, dignas de consideración sus Cartas, pero no sus Apuntes para las Empresas y Apuntamientos para el gobierno de los grandes i señores, y sus Poesías que carecen de importancia, y sólo se justifica su publicación para dar por entero los trabajos de la pluma de Saavedra. Tocante al estilo del autor de las Empresas, disienten los críticos: para unos es perfecto, para otros lo deslustran defectos gravísimos. Sin duda, carece de naturalidad en algunos sitios y tiene oscuridad conceptuosa en algunas expresiones, y ampulosidad en otras, como el uso requería, una vez iniciada la decadencia en las letras, que pudo más que su particular cuidado en formarse un estilo sublime sin afectación y breve sin oscuridad. Pero obedece raras veces al mal gusto dominante. Si se exceptúan las ocasiones en que incurre en el defecto, propio de la época, veremos que el lenguaje de Saavedra es siempre correcto, armonioso y elegant ísimo, de tal modo que, cuando no arrebata con la (1) Opúsculos de Saavedra Fajardo, pág. 139 á 238 de la Obra de los Sres. Conde de Roche y Tejera. 1 fuerza de la razón, seduce con la dulzura del estilo. Si alguna vez abusa de la concisión y hace con la frase corta y acompasada y el amontonamiento de sentencias, fatigosa la lectura, le sostiene la energía y el vigor, dignos de los más grandes prosadores. Sus cláusulas son rotundas y su expresión deslumbrante, y no desprovista de sencillez y poesía. Bien estudiado su estilo, no podrán considerarse exagerados los elogios de Mayans y Siscar: «Cuando con atención leo las Empresas políticas, i me representa la memoria á lo que sobre tales asuntos he leído, ninguno encuentro entre los nuestros que igualmente feliz haya llenado tanto el estilo filosófico: aquel estilo, digo, en que se debe tratar la Filosofía moral de quien es la Política mui importante parte.>> (1) En suma, para terminar este somero estudio, expondré el bosquejo literario y moral de Saavedra. Nuestro escritor es filósofo y literato al mismo tiempo: trata de las doctrinas políticas revistiéndolas con el bello ropaje de su estilo, y esta compenetración de facultades científicas y literarias, suele darse en los ingenios que brillan en época de gran cultura. Le distingue además en sus teorías un sabio eclecticismo, resultado del equilibrio admirable de su temperamento. Posee una vasta erudición profana y sagrada y sus modelos son, principalmente, Tácito y Aristóteles. Le caracteriza una noble independencia que contrasta con el favoritismo cortesano de su edad, y la fe constante en los destinos de la Patria, que le sostuvo siempre esperanzado y con alientos en medio de los males gravísimos que aquejaban á la Monarquía. (2) Pero la grandeza intelectual y moral de este hombre insigne donde resalta es en sus ideas jurídicas y políticas que vamos á examinar. (1) Oración de D. Gregorio Mayans y Siscar en alabanza de las Obras de D. Diego Saavedra y Fajardo. República literaria, obra póstuma de D. Diego Saavedra Fajardo. -En Valencia: Por Salvador Fauli: año 1768. (2) Véase también sobre Saavedra: Discurso leído en la Junta general celebrada por la R. Academia de la Historia, su autor el Excmo. Sr. D. Fernando Corradi-Madrid 1876. |