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lienzo de pared, muestran que tuvo un tiempo fúnebre destino; más antigua es su consagración al culto. Debió suplir a la iglesia en tanto se erigía; y datos ciertos prueban que a principios del siglo XIV se celebraban los misterios divinos en ella y en honra de los mártires Emeterio y Celedonio (1).

Recibe luz la cripta por dos ventanas que la toman a flor de tierra a Norte y Mediodía de la torre; la del Norte, abierta en el vano de la que fué puerta, tiene en los tímpanos dos cabezas esculpidas dentro de dos medallones, modelados según estilo del renacimiento. Era tradición en el siglo pasado, que estos bustos, difíciles ya de conocer, eran imágenes imperiales de Santa Elena y su hijo Constantino (2), y esta atribución se comoda con la advocación del Santo Cristo, que acaso fué primitivamente de la Santa Cruz.

Un caracol abierto en el espeso muro, lleva del interior del Cristo al de la catedral; desemboca junto al altar votivo de San Matías, dentro de la nave izquierda.

Enhiesto y firme permanece el esqueleto del templo del siglo XIII: fábricas sucesivas de tiempos posteriores le envuelven y bastardean sus costados, como vegetaciones parásitas que hienden la corteza de un tronco caído en espesura impenetrable, y al cabo de siglos le laceran y roen sus entrañas. Únicamente preservado por su fibra incorruptible se conserva ileso el corazón, testimonio de la edad del vegetal centenario: así la nave central conserva su crucería ojiva de labor tosca y perfil airoso, cerrada en las claves con leones y castillos, emblema de los reinos, y el escudo de Burgos, cabeza de Castilla, cuyo puerto era Santander. Y en las fajas de capiteles de

(1) En el libro de privilegios y escrituras de esta iglesia, una donación del abad don Nuño Pérez, entre otras prevenciones, ordena que todos los racioneros digan misa cantada de los mártires cada miércoles en el su altar que está so la bóvedas, confirmado por el rey don Fernando IV a 8 de Julio de la era de 1348. (A. C.-1310.)-Subsistía este altar a fines del siglo XVI.- Vid. Memorial de algunas antigüedades de la villa de Santander, por Juan de Castañeda. (2) Relación de la fundación de la iglesia de Santander, remitida a la Real Academia de la Historia por el obispo don Rafael Menéndez de Luarca en 8 de Julio de 1789. Extractada malamente del manuscrito de Martínez Mazas.

donde arrancan los tallados nervios de las naves laterales, corren todavía aquella serie misteriosa de seres fantásticos, quimeras o esfinges, busto de hombre y cuerpo de fiera, postrera reliquia bizantina de la ornamentación del arte, rastro acaso de las encarnaciones mitológicas, y aquellas figuras rasuradas, de larga cabellera y ropas talares, que brotan del anillo del fuste como de una sima sepulcral, y se dirigen al pueblo con ademanes y gestos expresivos, pero que ya ni el pueblo ni los doctos comprenden.

Durante el período dentro del cual cabe suponer erigida la iglesia, por indicaciones de su estilo y traza, gobernaron a Castilla reyes poderosos y magnánimos. Alfonso VIII, que hizo de la Sierra Morena muro fronterizo e incontrastable contra el agareno. Doña Berenguela, ínclita madre del Rey Santo. Fernando III, que hizo pastar tranquilos los caballos de sus mesnadas en las floridas márgenes del Guadaira.

Alfonso VIII, sin embargo, no hubiera esculpido el blasón de un reino que no le pertenecía, y León era dominio de su primo, Alfonso también, que fué luego el noveno en Castilla. En tiempos de San Fernando el arte comenzaba a pulirse; engrandecía sus trazas, afinaba sus l'neas, solicitaba del escultor mayor riqueza y variedad; parece, pues, que debió ser en días de doña Berenguela, casada con el citado Alfonso de León, cuando se alzaron y cerraron las bóvedas de la Abadía (1214 a 1230 de J. C.). La escogida matrona a quien cupo el destino augusto de criar en su hijo a la par cumplido rey para la patria y glorioso bienaventurado para el cielo, tenía con Santander lazos de éstos, lisonjeros siempre al pecho femenino, y que éste nunca afloja voluntariamente. Tratada de casar en su infancia (A. C. 1188) con el infante Conrado, hijo del emperador Federico de Alemania, Santander con otras villas y ciudades castellanas formaba parte del dote señalado a la princesa por su padre Alfonso VIII (1).

(1) Escritura de capitulaciones matrimoniales, tomada del Becerro de Burgos, y publicada por Sota con el núm. 47 de Escrituras.

De cualquier modo, dentro del centenar que componen unidas la mitad del siglo duodécimo y la primera del inmediato siguiente, comienzan a señalarse en la historia general la villa y su abadía, como favorecidas por los reyes castellanos. Alfonso VII arranca, según vimos, la comarca montañesa de manos del último señor de Cantabria. Alfonso VIII amuralla y fortalece a Santander, legisla el tráfico de su puerto, provee a la administración y regimiento de sus pobladores, y la da en señorío al abad (1).

Este era en tiempos tan azarosos el medio más seguro de conservar a merced suya tierras tan inquietas y belicosas, apartadas, más que por la distancia, por la aspereza de sus fraguras, de aquellas en que entretenía a los monarcas su eterno empeño de adelantar la frontera cristiana hacia el Mediodía. Doña Berenguela fomenta y continúa las obras de la abadía; y San Fernando, que acaso las termina, consagra en un monumento breve, expresivo y duradero, a la manera heroica de aquellos tiempos, la participación de aquel su nuevo estado en empresas militares, el agradecimiento del soberano, el valor de sus súbditos, y la memoria gloriosa de la hazaña más alta de su reinado: este monumento es el escudo de armas de Santander.

No es el momento de hallarnos bajo los ojivales ámbitos de la catedral, impropio de semejante recuerdo; dentro de ellos oraron los tripulantes de la nave de Bonifaz; sobre esos roídos sillares que nosotros vemos y tocamos, recostaron su frente contrita, vagaron sus ojos entristecidos, que no hay quien, próximo a abandonar su patria, los conserve serenos, por más que a la jornada le arrastren entusiastas afectos, y sueñe encontrar al cabo de ella gloria, poder, honores o riqueza: ¡cuántos habían de cerrarlos para siempre en las marismas del Guadalquivir! Los afortunados volvieron y posaron su mirada encendida por la ardiente luz de la victoria en las piedras donde la habían posado opaca y dolorida; antes y después, pe

(1) Fuero de Santander.—Apéndice núm. 3.

sarosos o regocijados, no apacentaban su imaginación ruda con delirios y poéticas divagaciones; pero bajo la burda estameña de sus jubones medía los latidos de su sangre el vivo compás de los afectos entrañables y sinceros.

¿Quién de ellos traería la piedra que fué pila de surtidor en algún ajarafe sevillano y desde entonces es pila de agua bendita a la entrada de la abadía? —Sus letras esculpidas para celebrar la limpieza y frescura del manantial, parecen hoy encarecer en muslímica frase la virtud del agua consagrada que purifica y lava el corazón.

Labrado en bronce amarillo sobre el respaldo de los bancos donde asisten los procuradores de la ciudad a ciertas solemnidades, habla al pueblo el glorioso blasón, letra viva cuando la voz perpetua de la tradición lo descifra con leal pureza. Y pintado con trasparente e ingenuo color se conserva para cuantos leen en el libro famoso de la Crónica general donde suenan los primeros vagidos de la prosa castellana.

Dice así la Crónica:

«... los moros avien una buena puente con que passavan de Sevilla a Triana sobre barcas recias e fuertes mucho travadas con cadenas de fierro gordas mucho además, e passavan por ella en todas essas partes do querien como por terrenos onde avien gran guarimiento al su cercamiento.-ca toda su mayor guarda por ally la avien e de alli les venia.-otrossi los que estavan en Triana la puente les era su mantenimiento todo a el su fecho: e sin acorro della non avien punto de vida. Bien assi entendio el rey Don Ferrando que si les él esta puente non tollese se podria el su fecho mas alongar de lo que non farie, e que por aventura a la cima que serie aventurado de se poder acabar. Desi ovo su consejo sobre este fecho: e mandó a Remon Bonifaz (1) e a otros que fueron llamados de aquesos que eran sabidores de la mar que fuessen ensayar algund arteficio

(1) De una escritura citada por Berganza, consta que era vecino de Burgos. Antigüedades de España. 2.a parte.-Libro VII.C. 1.o-Es escritura de trueque de haciendas en Villayerno, entre D. Pedro Ibáñez, abad de Cardeña, y D. Ramón Bonifaz, alcalde de Burgos, fecha en 14 de Abril de 1243,

como les quebrantassen por alguna arte la puente: e el acuerdo en que se fallaron fue: que tomaron dos naves las mayores e más fuertes que y tenien--e guisados muy bien de quanto menester era para combatir-en dia de Sancta Cruz, tercer dia de Mayo-en la Era de mill e dozientos e ochenta e seys años (1). Remon Bonifaz entró en la una con buena compaña e muy abondada de armas-en la otra fueron aquellos que Remon Bonifaz escogió de omes buenos guerreros: e assi estovieron esperando fasta que a hora d'mediodia se levanto un viento fraco non de gran ayuda-e con esto desandieron una gran pieça ayuso onde estavan porque tomassen el derecho viage mejor e viniessen mas rezias-E la nave en que Remon Bonifaz venie descendio ayuso mucho mas que la otra. E el rey Don Ferrando con creencia verdadera de la sancta fé que en el avie mando poner a los mastyles destas naves cruces.-Desi movieron de aquel logar do descendieran-e ydas al medio el coso quedo el viento que non fazie punto del-e fueron los de las naves en gran coyta coydando que non acabarien lo encomençado-mas empero quiso Dios acorrer a la hora con buen viento-mas en rezio que començo. Desi las naves començaron yr muy reçias enderezadas las velas-e yvan los de dentro a muy gran peligro de algaradas e de engaños que por todo logar del arraval tenien posados los morosque non quedavan de les tirar a muy grand priessa: e de la torre del oro esso mismo con trabuques que los aquexavan ademas-e con ballestas de torno e de otras maneras -e con fondas-e dardos enpeñalados-e con quantas cosas podien que non se davan punto de vagar. E los de Triana eso mismo fazien de su parte quanto podien. Mas quiso Dios que les non fizieron tal daño de que se mucho sintiesen. La nave que y primero llego yva de parte del arraval-e non pudo quebrar la puente por do acerto... mas la otra en que Remon Bonifaz yva-desque llego-fue dar un golpe a tan fuerte que se passo crala de la otra parte de la puente-E el rey e el infante don

(1) Corresponde al 1248 de la era cristiana.

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