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Misteriosa es la suerte de un pais: la Providencia diversifica de tal suerte el curso de los públicos sucesos, que los vaticinios del hombre se estrellan contra esta prodigiosa variedad de sus obras.

Al continuar alli las Cortes sus sesiones, el presidente Gener pronunció este discurso. "Señores diputados. Si en nuestra traslacion desde Sevilla á esta ciudad no hemos presentado á los pueblos la fútil pompa de un ceremonial costoso, á lo menos hemos presentado á sus ojos el grande espectáculo de las libertades públicas, conducidas en hombros de la representacion nacional por la fidelidad inviolable de nuestros juramentos. Este ejemplo y nuestros sacrificios no serán perdidos, no: los pueblos se avergonzarán de no imitarlos, y ¡ay de los aleves invasores! si al quejido amargo de la patria ajada despierta y se electriza el pundonor terrible de sus hijos. Vamos pues á trabajar para inflamarlo, y ya que felizmente nos hallamos en la cuna misma de la Constitucion que defendemos, imitemos la constancia y magnanimidad de sus autores, para merecer como ellos la dulce gratitud de la patria. Con estas virtudes la salvaron entonces: con estas virtudes podemos salvarla ahora: ¿nos faltarán? Yo no lo creo." ¡Qué ciega serenidad!

Último mi

tucional.

Con la renuncia de algunos secretarios y el suicidio de Sanchez Salvador se organizó de nuevo el ministerio constitucional en la forma siguiente. nisterio constiSentóse en la silla de Estado don José Luyando, el que en 1814 tan mezquino papel representó en Valencia desempeñando igual encargo, cual si su estrella le destinase siempre á asistir á las exequias de la libertad. Ocupó el ministerio de la Guerra don Manuel de la Puente, é interinamente don Francisco Fernandez Golfiu; el de la Gobernacion

don Salvador Manzanares; el de Marina don Francisco Osorio; y retuvieron las riendas de Gracia y Justicia y de Hacienda don José María Calatrava y don Juan Antonio Yandiola. Don Cayetano Valdés fue nombrado gobernador político y militar de Cádiz, y tomó el mando de la línea don Antonio Burriek

El movimiento contrarevolucionario de Sevilla halló imitadores en casi todos los pueblos de la Junio de 1823. provincia el mismo dia 13. El vulgo, ébrio de alegría, cometió escesos y tropelías persiguiendo á

los liberales, saqueando en algunos puntos las Anarquía en casas, y gritando con delirio vivan las cadenas y los pueblos. muera la nacion. Los frailes, encaramados en las sillas y en los balcones, predicaban la venganza y el esterminio; y representábanse en todas partes escenas de teocracia propias de otros siglos, escenas que descubrian el atraso y la ignorancia de la muchedumbre. Villacampa, general del llamado éjercito de reserva, compuesto solamente de algunos batallones, dando á aquel cuadro de desolacion el Esposicion y valor que realmente tenia, pintó al gobierno en una elocuente esposicion el estado de la opinion popular, las dificultades de sostenerse contra el torrente atronador, y la necesidad de una transaccion en tan desesperado trance. Mas el gobierno, que no queria salir del círculo estrecho en que se habia encerrado, le exoneró del mando, y envió al general Zayas en reemplazo suyo.

caida de Villaсатра.

En Portugal habíase colocado á la cabeza de la insurreccion realista el infante don Miguel, á quien, ahogada la libertad en el reino lusitano, nombró el rey generalísimo en premio de sus servicios y de su exaltado amor al poder absoluto. Las Cortes portuguesas se disolvieron al observar la efervescencia del pais, altamente pronunciado en aquellos dias contra las formas representativas.

1823. Superintcn

La regencia absolutista de Madrid habia creado en 8 de Junio la superintendencia general de vigilancia pública, confiando tan importante des- dencia de vigitino á don Benito de Arias Prada, que se distin- lancia pública. guió por su crueldad con los vencidos. Y el mismo dia en que las Cortes destituían al rey en Sevilla, reponia la regencia las órdenes religiosas en el ser y estado que tenian antes del 7 de Marzo de 1820. El pensamiento de no transigir era comun en ambos gobiernos. ¡Ah! no volvian los ojos á aquel incendio en que ardian la sangre y la fortuna de tantos miles de familias; á aquellas cárceles donde yacían aherrojados tantos inocentes, donde resonaban tantos ayes: no los fijaban en los caminos públicos, llenos de jóvenes y ancianos que huyendo de las proscripciones y de la muerte, abandonaban sus hogares perseguidos por sus mismos hermanos.

El 16 de Junio divulgóse en Madrid la noticia de que el rey y su familia habian recobrado la libertad. Al punto se derramó por las calles la plebe, haciendo resonar los aires con aclamaciones y con voces de alegría: las manolas corrieron con sus panderos á la Puerta del Sol á celebrar tan fausto suceso, y en todos los ángulos de la villa se oyeron cánticos é himnos. No tardó en desvaneçerse la ilusion; y la gaceta madrideña refirió los acontecimientos de Sevilla recargando los colores del dibujo. La regencia en la proclama que con este motivo dirigió á los españoles, soltando las riendas á las pasiones que la dominaban, dijo que habia deseado la templanza solo con el fin de procurar la libertad del rey. Despues concluía de este modo: "Confiad en vuestro gobierno, que será constante en perseguir á cuantos con una rabia infernal Madrid. han cubierto de luto nuestros corazones.

" Tras

esto los regentes declararon traidores á los que ha

T. III.

15

Proclama de la regencia de

cuencias.

bian votado la deposicion, y los sentenciaron á la pena capital, cual si estuviese admitido en legislacion dar efecto retroactivo á las leyes ó señalar penas á delitos anteriormente consumados.

No pusieron en olvido los realistas las palabras de la regencia, y pasando del gozo á la rabia y al desenfreno lanzáronse en todos los horrores de la licencia. En unas partes prendian á los liberales, calificando con este nombre á los que no figuraban en las filas de la democracia; en otras no se contentaban con su prision, y arrastraban á los calaboSus conse- Zos á sus esposas é hijos; aqui entraban á saco las casas; mas allá los sacaban del pueblo á pedradas; y siempre eran protegidos los alborotadores por las autoridades, que los animaban y marchaban á su cabeza. Confiscaron los bienes á los ciudadanos ausentes, privando á sus familias de la subsistencia, y sumiéndolas en la pobreza: los hombres mas oscuros y sin arraigo pasaban en pocos dias de la indigencia á la opulencia, y los mas ricos veían desaparecer su fortuna y sus bienes entre las manos de los escribas y de los voluntarios realistas, actores principales del drama. Mas de mil y quinientas personas fueron sepultadas en las cárceles públicas de Zaragoza por el mas vil populacho, acaudillado por los frailes: el Trapense horrorizó en Navarra la humanidad la decencia con tales crueldades cometidas en los hombres y tales torpezas en las mugeres, que la pluma se resiste á describirlas: en Madrid centenares de individuos gimieron en las nazmorras, hasta qne compraron con el oro la libertad en la Mancha el Locho y sus satélites roDaron, asesinaron y escalaron las casas á la luz del sol, para saquearlas y violar á las desgraciadas mugeres; y en Córdoba, hacinados en los encierros españoles beneméritos, eran arrojados en un pilon lleno de agua. Y en medio de estas bacanales, de

este vértigo y frenética suelta de las pasiones y de los crímenes, el nieto de San Luis, que los habia provocado con su invasion, ¡qué oprobio! guarda

'ba silencio.

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Cuando el conde de Cartagena se enteró de las escenas de Sevilla publicó en Lugo la siguiente proclama, que tenia la fecha de 26 de Junio. "Soldados del cuarto ejército. - Habeis manifestado vuestra decision á no obedecer las órdenes de la regencia que las Cortes instalaron en Sevilla, despojando de sus atribuciones al rey de un modo reprobado por nuestro pacto social. Animado de los mismos sentimientos que vosotros he condescendido con vuestros deseos, y os declaro que no reconozco al gobierno que las Cortes han establecido ilegalmente, y que resuelto al mismo tiempo á no abandonar estas provincias á los furores de la anarquía conservo el mando del ejército, y auxiliado por una junta gubernativa tomaré las providencias que exijan las circunstancias, no obedeciendo á ninguna autoridad hasta que el rey y la nacion establezcan la especie de gobierno que debe regir en nuestra patria. "

Habia el conde de Cartagena reunido en Lugo una junta compuesta del obispo, del gefe político, de tres individuos de las diputaciones provinciales de Orense, la Coruña y Vigo, y de otros, á cuya junta refirió los sucesos de Sevilla y manifestó el estado de la guerra, pues el general francés Bourke ocupaba ya Asturias y amenazaba aquel reino. Todos unánimes opinaron debian enviarse parlamentarios á los franceses solicitando un armisticio, hasta que libre el rey diese el gobierno que fuese de su agrado, no reconociendo entre tanto las regencias de Cádiz ni de Madrid, sino conservándose Galicia gobernada por las autoridades misinas que tenia. Quiroga concurrió á la junta,

1823.

Sepárase Modiencia al gobierno.

rillo de la obe

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