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la justicia ordinaria." Y el contenido del artículo 7.° era este: "Los individuos de la milicia pertenecientes á este segundo ejército que quieran volver á sus hogares podrán hacerlo libremente, y encontrarán en ellos seguridad y proteccion." Las plazas fuertes de los distritos de su mando no admitieron las condiciones del convenio: tambien Zayas, que se habia retirado á Alhama, donde supo la capitulacion, se trasladó sin admitirla á Málaga.

Restaban todavía á Ballesteros cuando firmó el tratado nueve mil hombres, por lo que parecia natural que se regocijase el realismo con su sometimiento, que hasta cierto punto desataba el nudo de la cuestion. Lejos de suceder asi, levantóse un grito de reprobacion contra el general de las Cortes, contribuyendo en estremo á estenderlo y á atizar la llama de la discordia un periódico que en Madrid se publicaba con el título del Restaurador, y que con sus doctrinas sanguinarias eclipsaba á la Gaceta. Redactaba este papel furibundo el padre Manuel Martinez, que obtuvo en premio de sus imposturas y osadía el obispado de Málaga, pasando de este modo en España el báculo y la mitra á ser despojo de las pasiones: asi los pastores de la iglesia, en vez de inculcar en las azorosas épocas que hemos atravesado la paz y el amor, han predicado sangre y esterminio.

La regencia, que acaloraba á sus agentes y que se complacia en ver el reino devastado y convertido en teatro de tantos horrores, seguia el camino de proscripciones que se habia trazado. Y cual sino bastase despojar de 'sus destinos á los empleados del gobierno representativo, lanzábalos de la corte el superintendente de vigilancia pública don Julian Cid, y los regentes por decreto de 6 de Agosto prohibian dar pasaportes para Francia "á los re

1823.

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nacionales.

volucionarios liberales," dejando la calificacion à arbitrio de los realistas mas ardientes empleados en el ramo de vigilancia. Saltando la valla de las antiguas leyes de la monarquía, y arrojando lejos de sí el peso de Temis, ordenó la regencia en 12 de Agosto que los bienes llamados nacionales y los vinculados volviesen los unos á los frailes y los Anula la re- Otros á los señores, pues era nula su venta, como gencia la venta de los bienes todos los actos emanados del gobierno representativo, no obstante que para colmo de desvergüenza uno de los regentes habia enagenado bienes suyos, y era á un tiempo mismo legislador y usurpador. Desgarradas tan inicuamente las leyes de la propiedad, los compradores halláronse saqueados horriblemente, perdiendo las fincas que habian adquirido y el dinero que les habian costado sin reintegro alguno. Y para mofa y escarnio del pueblo español, á los estrangeros que habian comprado posesiones de los conventos devolvióseles en metálico no la suma que habian invertido calculándola por el precio de los vales, pues con ellos habian pagado, sino la cantidad íntegra que constaba en las escrituras, y que valuado el papel al veinte por ciento á que les costó era el quintuplo del valor efectivo. Del mismo modo anularon los furiosos regentes de Madrid en 15 de Agosto el decreto de señoríos.

El duque del Infantado, presidente de la regencia, salió de la corte para Andalucía el 19 de Agosto, acompañado del ministro de Estado don Victor Saez, para fomentar en aquella tierra la semilla de la intolerancia, y no perinitir que el rey á su salida de Cádiz oyese consejos de moderacion. Ya el 14 habia entrado en Sevilla en triunfo el duque de Angulema: trasladóse el 16 al puerto de Santa María despues de haber recibido numerosos obsequios, y el 18 recorrió la línea de cir

cunvalacion de Cádiz, activando los trabajos del sitio y acelerando el momento de poner fin á la lucha.

El cabecilla realista Ramon Chambó se habia apoderado de Tortosa, entregada vilmente por un oficial llamado don Manuel Gonzalez á las bandas de la fé. Habia Chambó mantenido secreta inteligencia con Gonzalez por medio de su gefe de estado mayor don Pedro García Navarro, tan aventajado en el arte de la traicion, pues era el mismo que allá en Peñíscola vendió la plaza á los franceses en la guerra anterior. Las demasías de las hordas facciosas subian de punto con el engrandecimiento y las victorias de su partido; y el fanatismo de tal suerte los dominaba, que don Rafael Sempere, hablando en un parte oficial de la salida intentada por los liberales de Alicante á la parte de Guardamar, donde sin embargo no desembarcaron, decia: "que no habian podido pisar el suelo católico." Con estos ardides atizaban y encendian el entusiasmo de la muchedumbre. El 4 de Setiembre, celebrados en Valencia pomposos funerales por orden de la regencia para dar nueva sepultura á los restos de don Francisco Javier Elío, á quien en el año anterior decapitó el verdugo, sintióse al tiempo del entierro un ligero temblor de tierra; y los realistas, atribuyéndolo á prodigio, divulgaron que el cielo habia querido solemnizar y aprobar la ceremonia con el terremoto. Habia muerto el 20 de Agosto el Papa Pio VII, y los individuos de la junta apostólica, recogiendo ansiosos los laureles que en nuestra patria les ofrecia el triunfo de la teocracia, oponiánlos como mérito para influir en la eleccion del sucesor.

Llegadas á Cádiz la capitulacion de Ballesteros y las representaciones de Zayas, salió Riego con algunos oficiales y desembarcó el 17 de Agos

Entrega de Tortosa.

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Riego en Má to en Málaga, tomando el mando de la division laga. del último general, que se componia entonces de unos dos mil y quinientos hombres. A media noche hizo prender á los generales que alli se hallaban, entre quienes se contaba el mismo Zayas, trasladándolos á bordo, separó á varios gefes que no le inspiraban confianza y recogió la plata de las iglesias. Loberdo, que procedente de Granada se adelantaba por Loja y Antequera á Málaga, le obligó á ausentarse de la ciudad. Llevaba Riego el encargo de inflamar el espíritu militar de las tropas de Ballesteros para que se separasen del convenio ajustado, y el 3 de Setiembre, siguiendo la costa de Levante, se encaminó á Nerja; y superando las montañas por la izquierda se metió entre Loja y Granada, llegando el 10 á Priego, donde Ballesteros habia sentado el cuartel general.

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Apenas habia evacuado Málaga posesionóse de ella Loberdo, mientras Bonemaine se dirigia contra el general español en direccion opuesta á la que habia tomado. Cuando Ballesteros supo que Riego se acercaba púsose tambien al frente de sus fuerzas, y le salió al encuentro con ánimo de venir á las manos si no retrocedia. Llegados á la vista unos de otros la refriega parecia tan inevitable que las guerrillas habian roto ya el fuego: mas los soldados de Riego, instruidos de antemano del papel que habian de representar, dejando las armas y dando al aire los morriones gritaron: "viva la union: vivan los generales Ballesteros y Riego.". Entonces éste último se acercó al primero y le rogó que tomara el mando de todas las tropas y que rompiese el convenio estipulado con Molitor: Ballesteros espuso el estado del pais y de la opinion popular, y se afirmó en no separarse ni una coma de los artículos de la capitulacion.

Acamparon en seguida los batallones de ambos

Arresta á Ballesteros.

gefes, y aprovechándose despues el don Rafael del descuido de Ballesteros sorprendió y desarmó la guardia de su alojamiento y le arrestó en compañía de los individuos del estado mayor que alli se hallaban. Mas habiéndose divulgado la noticia, Balanzat se puso en movimiento con una brigada, y adelantándose á la cabeza de un escuadron libertó á Ballesteros. Riego abandonó el campo y se retiró á Alcaudete, sin que le siguiese ni un individuo del ejército capitulado, y desamparado al contrario por dos escuadrones de Numancia y de España y por varios oficiales que se unieron al convenio. En situacion tan crítica Riego podia tomar el rumbo de Estremadura ó de Cartagena y reunirse á las tropas constitucionales de uno ó de otro punto: su mala estrella le guió al último, y se encaminó á Jaen al frente de 2500 hombres escasos y en el mayor desaliento. Bonemaine, que costeando el mar se hallaba en Almuñecar, sabida la llegada de Riego á Nerja y sus intenciones torció hácia la derecha, y marchando á la vega de Granada le alcanzó el 13 en Jaen, donde le atacó y derrotó con pérdida de quinientos hombres. Batido Riego Riego. se retiró por Mancha Real á Jodar, donde le sorprendió el 14 un cuerpo de caballería destacado por el general francés que cubria la comunicacion del camino real de Andalucía. Tomáronle los contrarios setecientos prisioneros, dispersándose las restantes fuerzas, y resultando un desorden tan completo que Riego solo pudo escapar con tres personas para colmo de desgracia. Eran estas el capitan don Mariano Bayo, el teniente coronel piamontés Virginio Vicenti y el inglés Jorge Matias. Resolvieron dirigirse á Ubeda, donde existia una division de Ballesteros, ó cruzar á Estremadura: mas llegados á un cortijo del término de Vilches, donde habia dos porquerizos, envió Riego

Derrota de

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