Imágenes de páginas
PDF
EPUB

vigilancia pública, y derramáronse abiertamente por la Península entera sus satélites, escogidos entre los mas acalorados realistas, acechando á los liberales, y empleando lazos y ardides para prenderlos por una palabra inocente. La inmoralidad llegó al estremo de valerse de los criados para descubrir los secretos sentimientos del ciudadano, y sorprender su confianza en aquellos momentos de desahogo en que cercado de su familia y en el santuario de su casa entregábase á la efusion de su alma, , y alzaba el velo con que le obligaba la intolerante tiranía á velar el corazon. Siguió á la poComisiones licía la creacion de las comisiones militares, eje

militares.

Espatriacion.

cutivas y permanestes, publicada el 13 del mismo mes contra los liberales que desde 1.° de Octubre del pasado año hubiesen conspirado, hablado ó escrito á favor de la Constitucion; y para mayor desprecio de los vencidos confundióseles con los ladrones que infestaban las calles de la corte, y á quienes se aplicaba la misma ley. Todos sus artículos conspiraban á establecer la arbitrariedad en aquel grado en que la ejerció en su ominoso reinado el tribunal de la fé. Mandábanse sustanciar las causas con arreglo á ordenanza, y en el escaso término que aquella determina, concediendo á los defensores una brevísima próroga; y pronunciada la sentencia debia pasar el proceso á los capitanes generales respectivos para que el auditor espresase si habia nulidades, y no existiendo se ejecutase sin miramiento á fueros, privilegios ó gerarquías. Pronto veremos el amarguísimo fruto que dieron de sí apenas echaron sus primeras raices, que estendidas despues y dilatadas con el riego de sangre y de lágrimas de los proscritos, produgeron abundantísima cosecha de duelos y de desventuras.

Erraban los desventurados españoles de pais en pais, arrojados unos de Francia, otros de Gibraltar,

y peregrinando por los mares en busca de un gobierno que se dignase acogerlos; muchos aportaron en la hospitalaria Inglaterra, y otros refugiáronse en el mundo americano, ascendiendo á mas de veinte mil los fugitivos. Al ver la flor y creces del saber, del valor y de la riqueza espulsados de la dulce patria, proscritos en masa, y sin otro delito los mas que su opinion política, volvíanse los ojos de la Europa entera á la siempre acongojada España, cuyas entrañas desgarraba la mano de un príncipe ingrato.

En medio del desquiciamiento universal de la máquina gubernativa una sola rueda habia vuelto á su movimiento regular, y sostenia con su impulso tan necesario la moribunda existencia de las otras. Encumbrado al ministerio de Hacienda el ilustrado don Luis Lopez Ballesteros, habia comenzado á dictar enérgicas medidas para levantar la del abatimiento é inanicion en que yacía. Si no descollaba con un ingenio estraordinario, estaba dotado al menos de un entendimiento claro, exacto y perspicaz; su imaginacion, fecunda en crearle arbitrios y regularizarlos, le dió alientos para marchar por una senda angosta y resbaladiza, y á la que rodeaban por ambos lados abismos sin fondo. Separó la recaudacion y distribucion de las rentas del Estado; nombró en 5 de Enero una junta con el título de Fomento de la riqueza del reino, presidida por don Juan Perez Villamil, para que examinando las leyes vigentes sobre agricultura, fábricas y comercio, propusiese las mejoras convenientes; y utilizó la bula de su santidad impetrada por la regencia anterior para exigir de ambos cleros con el nombre de subsidio anual diez millones de reales, sin que la muerte del Papa y la elevacion al solio pontificio del cardenal de Genga, llamado Leon XII, alterase en lo mas mínimo

Lopez Ballesde Hacienda.

teros ministro

1824.

las estrechas relaciones de la corte de Madrid con el Vaticano. Desenmarañó un tanto el enredado laberinto de la hacienda militar, siempre dilapidadora en nuestro pais, con el establecimiento de las ordenaciones militares; y planteó la caja de amortizacion y la comision de liquidacion de la deuda pública, elementos necesarios para elevar el crédito é introducir el sistema de orden que meditaba. La aciaga estrella que presidia entonces en el cielo de España arrebató al sepulcro con su maléMuerte de Ca- fica influencia al marques de Casa Irujo, secretario sa Irujo. de Estado, en los primeros dias del mes de Enero, privando asi al ministerio de su mas firme columna, y al realismo moderado del adalid mas poderoso. Aunque no hubiesen brillado en el ministro las relevantes prendas que constituyen al hombre de Estado, era en aquellas circunstancias el áncora de la pública esperanza por el ascendiente que tenia sobre el monarca, y porque lentamente y por grados imperceptibles empujaba el carro de la administracion á un camino mas ancho y despejado. Con la muerte del marques se encargó del timon de los negocios estrangeros el conde de Ofalia, dejando desocupada la silla de Gracia y Justicia, en que se sentó el secretario de la Cámara de Castilla don Francisco Tadeo Calomarde en 17 del mismo Enero.

Calomarde ascendido al ministerio. 1823.

Su reato.

1

Ni por su humilde cuna, ni por la escasa instruccion que le adornaba, ni por su mediano talento parecia deber aspirar al encumbrado puesto en que la fortuna le habia colocado. Sobresalia sin embargo en el arte de la intriga; y desembarazado de los grillos de la pobreza con el aumento que recibió su peculio en una lucratiya contrata de calzado para el ejército, trasladóse á Madrid, donde le abrió las puertas de los destinos públicos su ventajoso matrimonio con una

muger de quien no tardó en separarse para siempre, y á la que mantuvo casi sepultada en la miseria en el tiempo de su opulencia y poderío. En 1810 era ya oficial mayor de la secretaría de Gracia y Justicia, cuando el ministro del ramo don Nicolás María Sierra, su paisano, trabajó para que juntamente con Calomarde le eligiesen diputado en la provincia de Aragon. Aquel desaire bastaba para convertir al postrero en enemigo del gobierno representativo por su propension á la venganza, si ya de suyo no fuese inclinado á la tiranía. Calomarde en su carácter era la semejanza de la culebra, que ó se arrastra humilde por la tierra delante de los hombres á quienes teme, ó se enrosca al cuello del tierno infante y le ahoga: en la presencia del rey abatíase hasta el suelo, y su sumision á la voluntad real era tan grande, que estudiaba los deseos del príncipe para medirlos siempre en el despacho, dando á los asuntos el giro que mas se acomodaba con su gusto; mas con los inferiores conservaba sumo orgullo y petulancia. Esclavo de los apostólicos, á cuya sociedad pertenecía, éralo aun mas de su ambicion; intrigaba con los primeros para tenerlos propicios en caso de tormenta, y descubria al trono parte de los secretos de la sociedad para hacerse mas necesario á Fernando. El principal resorte de su intriga estribaba en los muchos agentes de su confianza que sostenia en palacio, en los Consejos, en las reuniones absolutistas, en las naciones estrangeras y en todas partes.

Aqui principia el período mas oscuro del reinado de Fernando, porque confundido el rey con el hombre privado y las pasiones del mando con los afectos de la naturaleza, es necesario penetrar en los ocultos pliegues del corazon real para définirlo exactamente y presenta los hechos con claridad. Colocado Fernando entre el partido amante de la libertad,

bierno.

que el príncipe aborrecia de muerte, y los individuos de la junta apostólica, de quienes justamente Sistema de go- desconfiaba, se consagró, si no á la destruccion total de ambos bandos, porque era imposible, al menos al logro de su iinpotencia, paralizando con unos consejeros las ruedas que movian los otros. Situacion tan forzada apagó en su pecho los sentimientos mas dulces de la vida; estinguióse el amor, ahogado por las sospechas, y consumió sus dias y sus desvelos dedicado únicamente á la conservacion de su existencia, que creía siempre amenazada. Estimulado por un sistema de maquiabelismo de que la historia no nos ofrece ejemplo, asió en su diestra una sangrienta balanza, sobre cuyo fiel se afianzaba el trono, y arrojando para equilibrarla cabezas á uno y otro lado, valiéndonos de la imagen de un historiador francés, refrenó ambos partidos. Oponiendo despues en los Consejos y en el ministerio los partidarios de una forma de gobierno á los partidarios de la opuesta, hacia que sin saberlo espiasen los unos á los otros: Calomarde era el antipoda de Ofalia, de Zea, cuyos pasos seguia; y Cruz vigilaba á Eguía, á Erro y demas apóstoles de la reaccion. El ministro de Gracia y Justicia comprendió con su sagaz instinto el misterio de este sistema, y lo veneró con una fidelidad á toda prueba, debiendo á ella, á la adulacion y á sus escasas luces, el haber conservado tan largo tiempo la confianza del monarca, que siempre le distinguió entre sus compañeros.

1824.

Ugarte.

A la subida de Calomarde siguió en 2 de Febrero el nombramiento de don Antonio Ugarte y Larrazabal para secretario del Consejo de Estado: era este el antiguo favorito de Tattischeff, alina de la camarilla, y el que en el período constitucional habia desempeñado comisiones secretas de Fernando, como espresaba el mismo decreto, dis

« AnteriorContinuar »