LA BIBLIOTECA DE SAN ISIDRO

ANTES DE SER PUBLICA.

II (1).

En 8 de Febrero del año 1773 reuniéronse, por órden del Consejo de Castilla, en el edificio de los Reales Estudios, D. Juan de Acedo Rico, comisionado regio para la inspeccion y arreglo de las enseñanzas públicas de San Isidro, su director inmediato D. Manuel de Villafañe y el arquitecto D. Ventura Rodriguez, con el fin de examinar el plano levantado para formar pieza de Biblioteca en el que fué colegio impe

(1) El anterior artículo se publicó en el núm. 8.o del año actual,

rial de la Compañía; reconocer el sitio material donde pudiera establecerse con capacidad bastante para la colocacion de todos los libros en la proporcion correspondiente, siendo cómoda para el público; levantar el citado arquitecto planos y perfiles para otras piezas accesorias ; tasar puntualmente su costo, y extender las condiciones de la obra; todo con el fin de tomar inmediata providencia para su perfecto arreglo. Habia decidido propósito de que con la mayor actividad tambien avanzasen los trabajos en la librería, respecto de la formacion de su catálogo, por el mismo órden en que le habian dado principio; se mandó la separacion de los duplicados, ó en mayor número reunidos, que no se creyesen útiles para el servicio público, con el obje

to de venderlos ó cambiarlos por otros de las facultades correspondientes á las enseñanzas establecidas en los Reales Estudios; y para poder cumplir mejor lo dispuesto, nombróse otro escribiente, llamado D. Manuel de Llamas, que á los consabidos Cascos y Hortiguela reforzase, con encargo de emprender ademas la confrontacion de los nombres de los autores y de los títulos de las obras y de las fechas de las ediciones con los apuntamientos del índice, consiguiendo en plazo breve que quedasen definitivamente anotados treinta y cuatro mil volúmenes, segun declara un documento del cual hemos extractado estas noticias.

La forzosa lentitud de los trabajos bibliográficos hizo que la organizacion de la Biblioteca de los Reales Estudios no apareciese con señales claras de grandes adelantos en los cinco años trascurridos desde que .D. Ventura Rodriguez recibió el encargo de levantar plano para aquel departamento hasta que dictó el Consejo de Castilla nueva órden para que se construyese, á poca costa, una pieza, donde, al ménos interinamente, se colocasen los libros de los expulsos; pero sin duda crecia el afan de que disfrutára pronto el público de los tesoros literarios, ya catalogados por Irusta, Acevedo, Cascos y Llamas, y con fecha del 5 de Setiembre de 1780 se mandó que se entregasen á Rodriguez 15.000 rs., habiendo ántes asegurado que muy á propósito era el punto preferido y

ningun perjuicio sufriria la fábrica con la nueva obra de albañilería, para emprenderla sin demora, y proceder á la construccion de los estantes, «al modo comun, con sus herrajes y redes de alambre de hierro», añadiendo despues, en oportunos plazos, hasta la cantidad de 37.000, suma en que se habia presupuesto el coste total de la nueva sala, y que consumia la mayor parte de 47.500, producto líquido de los libros sobrantes, hasta aquella fecha enajenados por D. Francisco Arrufat, en comision del Consejo para separar los que considerase calificables bajo tal título.

No debieron marchar pausadamente las tareas de los funcionarios de la Biblioteca en los años siguientes, tes, cuando por Abril de 1783, mostrándose muy satisfecho el director de los Reales Estudios, propuso que se retribuyesen con holgura mayor aquellos trabajos. Indica que a se habian reunido las obras por órden cronológico en sus más clásicos autores, y hasta en los particulares tratadistas; habíanse puesto en fácil manejo treinta y cuatro mil cuerpos de libros; existian cédulas puntuales y exactas que los describian, siguiendo las letras del alfabeto en forma de diccionario»; y tan trabajosas tareas inclinaron su ánimo á pedir un aumento de 200 ducados sobre los 300 que constituia el de los dos funcionarios Cascos y Llamas, y 100 sobre los 200 que percibia Hortiguela, todo con cargo al producto de los li

bros sobrantes, aunque no tuvo á bien el Consejo acceder á este medio, y dispuso que se propusiesen otros para la concesion, reconociéndola justa.

No son los índices de una biblioteca de muchos millares de volúmenes tarea de poco tiempo, ni tampoco á pocas y no muy letradas personas deben fiarse, imaginando seguros resultados, que así ni pueden ser satisfactorios, ni próximos. Suprimidas las plazas de los dos bibliotecarios, se redujo el personal encargado del arreglo y de la cataloga

cion de los libros de los Reales Estudios, primeramente á uno, y despues á dos escribientes con un portero durante doce años cumplidos, y debió resultar un fondo anual de mil ducados, con los cuales algo pudieron acrecentarse los volúmenes de las secciones ménos atendidas por los Padres de la Compañía de Jesus; pero de seguro sirvió de perjuicio en el progreso de los índices, con grave peligro, ademas, de que manos poco inteligentes cometieran trascendentales inexactitudes en las papeletas, ó notas, y comprobado se ve así en un informe del Consejero D. Pedro Escolano y Arrieta, con fecha del 2 de Abril de 1783, del cual implícitamente se deduce que todavía, en aquel tiempo, ni se habian terminado los catálogos, ni se habia procedido á redactar el general, indispensable para el perfecto arreglo de la Biblioteca y el buen servicio en los pedidos de los lectores, cuando se declarase abierta para el público.

Corriendo el año 1785, tal vez para activar la redaccion del catálogo general completo, ajustado á las reglas prescritas entónces por los hombres más competentes en el asunto, al dictarse la Real Cédula, fechada en San Lorenzo del Escorial, á 20 de Noviembre, aumentando sus sueldos á los catedráticos y demas dependientes de los Reales Estudios; como estímulo al trabajo se asignaron 13.200 rs. al bibliotecario 1.o, 8.000 al 2.o, 5.500 á cada uno de los escribientes, 3.300 al portero, y se nombró para el primer cargo á D. Francisco Meseguer y Arrufat, profesor de Filosofía moral en San Isidro, con precisa dimision de su cátedra, á fin de que, «contando ya con una sala capaz de contener treinta y cuatro mil volúmenes, y estando situada la Biblioteca en paraje con ventajosa proporcion para ser frecuentada por personas estudiosas», se abriese inmediatamente al servicio del público, proponiendo el dicho bibliotecario, con el segundo que se nombrase, «las horas, método y demas particulares concernientes al buen uso y gobierno de la misma », y señalando para gastos de papel, esteras, combustible y demas que se ofreciere 2.200 rs. en cada año.

Absoluta carencia de datos existe, por desgracia, entre los papeles que vamos registrando con detenida escrupulosidad, acerca de cuanto se rofiere al cumplimiento de estos últimos mandatos del Rey, y á los precedentes y solemnidad de abrirse

Consta de doce artículos, cuya extension nos impide reproducir, consignándose en ellos que toda adquisicion de obras deba ser otorgada por decreto acordado en Consejo de Ministros, prévio dictámen de las Academias ó corporaciones literarias que cultiven el ramo del saber humano á que la obra se refiere, y siendo ademas condicion precisa que el coste de la parte material de la publicacion sea, cuando ménos, el de 30.000 pesetas.

FONDOS DE LOS ESTABLECIMIENTOS,

EXTRACTO DEL INVENTARIO DE LOS PAPELES DE INQUISICION, QUE PROCEDENTES DEL ANTIGUO CONSEJO SUPREMO DE LA MISMA, E TRASLADARON AL ARCHIVO GENERAL DE SIMÁNCAS EN EL AÑO DE 1850.

(Continuacion) (1).

Libros núms. 72 al 91,1.0-Comprenden várias cartas del Consejo de Inquisicion á los Tribunales de la Corona de Aragon, y en ellos existen como notables várias prevenciones á los Inquisidores, para que las torturas se hicieran con todo secreto, para que ni áun el procesado supiera el curso de su proceso, ni cuándo se remitia éste al Consejo; que los testigos de ofensa fuesen examinados delante de personas religiosas y honestas; que los caballeros y hombres poderosos no fuesen familiares; que se tuviese presente el fin del

(1) Véanse los números 8.o y 9.o del pre

sente tomo,

Santo Oficio, que era reducir á la Iglesia á los malos cristianos; que en los cargos de visita se oculten los nombres de los testigos, con otras muchas prevenciones que sería muy prolijo enumerar, y que se encuentran diseminadas en esta importante correspondencia. Ademas hemos hojeado lo siguiente. -Resistencia de la ciudad de Mérida en no querer admitir la Inquisicion: lib. LXXIII, fól. 145.-Cédula de 1521, para recoger las obras de Lutero: libro LXXIII, fól. 182.-Carta de 1531, sobre la aplicacion del tormento: libro LXXVI, fól. 411.-Nota de los libros que se mandaron quemar en Valladolid el 2 de Enero de 1558: lib. LXXIX, fólio 146.-Orden del Consejo, de 1562, para que los familiares no fuesen clérigos, sino personas casadas y pacíficas: lib. LXXX, fól. 28.-Advertencias á ciertas notas que la Universidad de Alcalá puso en las obras de San Cirilo: libro LXXXI, fol. 95.-Reparos al libro Quatuor novissimi, de Dionisio Cartusiano libro LXXXI, fól. 105.-Licencia al P. Mariana para retener y leer libros prohibidos, y recogimiento de la misma: lib. LXXXIV, fóls. 213 y 225.Orden para recoger el libro titulado

Aventuras de Antonio Perez.: libro LXXXV, fól. 380.-Remision al Consejo, del proceso que la Inquisicion de Zaragoza formó al secretario Antonio Perez: lib. LXXXIX.--Várias consultas acerca del anterior proceso: libs. xc y xc.-Comprenden las materias de los libros anteriores, desde los años de 1514 á 4618.

Libros xc1,2. al cvII.-Correspondencia del Consejo de Inquisicion con varios tribunales de provincia, que comprende los años de 1568 á 1820.

Libros cv al 918.-Que tratan de