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scalido in tempore antiquo. Estos dos textos prueban claramente que el scalido ó la roturacion de terrenos incultos era un modo de adquirir en la Edad Media. No vaya, sin embargo, á creerse que esta adquisicion se podia hacer en menoscabo del derecho de propiedad particular, sino que se referia únicamente á los inmensos terrenos que las villas y pueblos tenian, de aprovechamiento comun, y que los vecinos podian roturar, haciéndolos suyos, con cuya medida se fomentaba el cultivo y la poblacion. Tambien podian adquirirse por este procedimiento tierras de particulares, solicitando ántes el permiso del dueño, como vemos en una carta del mismo monasterio de Sahagun, del año 909, en la que se da una villa cum suis

dextris et prestacionibus, uel quantum cumque in ipsa uilla per ordinacione dominica de squalido apprehendimus. Los dueños concedian el permiso, incondicionalmente unas veces, reservándose otras el dominio directo con el derecho á percibir una pension anua en reconocimiento del mismo, y entonces el scalido se convertia en un censo enfitéutico, con condiciones más ó ménos onerosas para el cultivador. Sólo bajo este punto de vista considers Du Cange al scalido al definirlo: Portio feudi vel cujusvis hæreditatis, quam obtinere infantionibus certis conditionibus concessum erat.

V. V.

REVISTA

DE

ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS.

Esta REVISTA, que aspira á ser órgano y representante del cuerpo de Archiveros, Biblio. tecarios y Anticuarios, publica artículos relativos á los intereses del mismo, como tambien trabajos originales de Diplomática, Bibliografía y Arqueología; documentos históricos inéditos; relaciones de los fondos ó caudal literario de los establecimientos del ramo; pregun tas y respuestas sobre las materias que abraza el mismo; crónicas y noticias arqueológicas y bibliográficas, etc., etc. Da tambien números extraordinarios, y cuando lo exige el texto, grabados.

Se publica los dias 15 y último de cada mes.- Precio de suscricion.-Madrid, tres me ses, 2 pesetas.- Provincias y Portugal, remitiendo el importe á la Administracion, el mis mo precio.- Por corresponsales: 3 pesetas trimestre; un año, 11 pesetas.-Extranjero y Ul. tramar, un año 25 pesetas.- Puntos de suscricion.-En Madrid: en la Administracion, calle de las Veneras, 2, cuarto principal; en las porterías del Archivo Histórico Nacional (Leon, 21), Biblioteca Nacional y Museo Arqueológico, y en las librerías de Durán, Cuesta, Bailly-Baillière y de D. Leocadio Lopez.

En provincias.- En las porterías de los Archivos y Bibliotecas provinciales, y en las principales librerías, ó remitiendo directamente el importe á la Administracion, en sellos de correos ó libranza de fácil cobro.

En los mismos puntos se hallan tambien de venta, al precio de diez pesetas, los tomos I y II de la REVISTA.

MADRID, 1873.-Imprenta de M. RIVADENEYRA, calle del Duque de Osuna, núm. 3.

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Don Diego Hurtado de Mendoza. I.- Noticias: Reformas en Instruccion pública relativas al ramo de Archivos, Bibliotecas y Museos. Incorporacion del jefe del Museo Arqueológico de Tarragona al Cuerpo.-Nombramiento de oficial del Negociado de Archivos, Bibliotecas y Museos, en el Ministerio de Fomento. --Distribucion de la partida consignada para aumento del personal del Cuerpo.- Ascensos concedidos en su consecuencia. -Organizacion dada al Archivo del Ministerio de Gracia y Justicia. - Gracias por un donativo al Museo Arqueológico Nacional.-Fondos de los establecimientos: Papeles del Consejo Supremo de la Inquisicion, trasladados al Archivo de Simáncas en 1850 (continuacion).- Variedades: Documentos relativos à D. Diego Hurtado de Mendoza.-Discurso al Sr. D. Juan de Austria, sobre su venida á Italia (continuacion).- Preguntas: Ayadinos.-Cantigas del Rey Sabio.-Respuestas: Bufo, bufon.- Atijareros.—Torques.-Anuncio.

DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA,

PRIMER CONDE DE LA CORZANA.

I.

Despues de los grandes hombres que por su talento, sus virtudes ó su valor han prestado inmensos y universales beneficios á la humanidad, á cuya eterna gratitud se hacen acreedores, ningunos son más dignos de vivir perpétuamente en la memoria y en el corazon de los pueblos, que aquellos que consagraron toda su vida á servir fiel y lealmente á la madre patria, procurando su engrandecimiento y prosperidad. Entre estos últimos merece contarse el Sr. D. Diego Hurtado de Mendoza, insigne patricio, que á los nobilísi

mos timbres de sus progenitores añadió otros no ménos esclarecidos é ilustres, personalmente adquiridos en los elevados é importantes cargos, que por la esmerada cultura de su inteligencia, suma discrecion y celo del bien público, le fueron confiados. Y porque del mismo nombre y apellido hubo antes y despues de él otros preclaros varones en España, vástagos los unos de la misma rama de que procedia el Conde de la Corzana, y de várias afines otros, convendrá ante todo, para evitar confusion, decir aquí algo de su genealogía, con objeto de fijar claramente su personalidad, un tanto oscurecida, así por el indicado motivo, como por estar poco averiguada.

Entre los documentos originales que referentes á este personaje he

mos encontrado en el Archivo del actual Conde de la Corzana, se halla felizmente el Memorial de servicios que presentó al rey D. Felipe IV, donde él mismo dice á este propósito: «D. Diego Hurtado de Mendo

mi padre, sirvió á S. M. de Pheça, lipe II, que Dios tiene, en la jornada que hiço á Inglaterra á casarse, y despues se halló en la de los Gelves, donde captivo le llevaron á Constantinopla, y al cabo de cinco años se alçó con una galera turquesca, rescatando consigo sesenta christianos, y entre ellos ocho capitanes; y D. García Hurtado de Mendoça, hermano de mi padre, murió peleando sobre las murallas de Mastrique en Flándes; y D. García Hurtado de Mendoça, mi abuelo, sirvió en la tenencia de Fuenterrabía; y Hurtado Diaz de Mendoça, mi bisabuelo, se halló en las guerras de Granada con los señores Reyes Católicos, y de allí fué á ser Gobernador de Tafalla en las fronteras de Navarra, reinando en aquel reino don Juan de Labrit, con cuyas gentes tuvo muchos encuentros, y despues en la provincia de Álava, como hoy es notorio en toda ella, hiço muchos servicios á S. M. contra la parte de los comuneros, desbaratándoles todos sus disinios; y García Hurtado de Mendoça, mi rebisabuelo, sirvió á la Corona de Castilla contra la pretension del Duque de Aréualo;

y

hasta Juan Hurtado de Mendoça, ayo y mayordomo mayor del rey D. Enrique el Tercero, y su tutor en

mi

estos reinos, ninguno de mis antecesores ha dejado de servir á los señores reyes en los mayores cargos de su casa y de la guerra, en la igualdad y estimacion que los demas descendientes suyos, que son tantas y tan grandes casas en Castilla ; y D. Diego Velez de Guevara, abuelo materno, gentil-hombre de la boca del señor emperador Cárlos quinto, Caballero de la Órden de Alcántara y Comendador de Villasbuenas, sirvió á su Cesárea Majestad en las guerras de Alemania en importantes facciones. »

Nació nuestro D. Diego Hurtado de Mendoza en la villa de la Corzana, provincia de Alava, el año de 1571, siendo sus padres el valeroso D. Diego Hurtado de Mendoza, señor de dicha villa, y doña Juana de Guevara. Atendida la nobleza de su nacimiento, y sobre todo los numerosos documentos por él escritos, que tenemos á la vista, debió recibir una instruccion vasta y profunda, así en lenguas sábias como en historia y literatura, pues en todos ellos resaltan vigoroso pensamiento, estilo enérgico y castizo y frecuentes citas de los autores clásicos y de sy los Santos Padres.

le

Habiendo prematuramente fallecido su hermano mayor, D. Francisco, siendo paje de Felipe II, reemplazó D. Diego en este puesto entónces tan solicitado, y á los veintiseis años de edad le concedió aquel monarca, por decreto de 17 de Setiembre de 1597, el honroso hábito

de Caballero de la Órden de Santiago. Continuó sirviendo en palacio hasta la muerte de Felipe II, y áun durante los primeros años del reinado de Felipe III, hasta que en 1608 fué designado por el Consejo de las Órdenes para hacer la visita general de la Orden de Santiago. Por este tiempo casó en Vitoria con doña María Ruiz de Vergara, hija y única heredera de D. Francisco Ruiz de Vergara y de doña María Ruiz de Vergara, señora de la villa de Santurdejo en la Rioja.

Hallándose residiendo en la ciudad de Vitoria, le mandó S. M. (1) asistiese al tránsito y hospedaje de los embajadores franceses y españoles que se dirigian respectivamente á las córtes de España y Francia á fin de negociar el doble matrimonio del príncipe de Astúrias, D. Felipe, con doña Isabel de Francia, hermana de Luis XIII, y de este rey con doña Ana de Austria, hija de Felipe III. Y posteriormente, ajustados ya estos enlaces, y habiendo de pasar por dicho punto las dos princesas, fué nombrado para recibirlas y festejarlas diputado general de la provincia de Álava y capitan de la gente de ella, cuya comision desempeñó muy cumplidamente, vistiendo y armando con extraordinaria lucidez cuatrocientos infantes escogi

(1) Por cartas de 13 de Junio de 1614, 2 de Octubre del mismo año, 18 de Marzo y 13 de Octubre de 1615.

se

dos, y siendo uno de los que más distinguieron en aquella famosa jornada, tanto por su valor y gallardía en las fiestas, como por la multitud de amigos y criados, que vestidos con ricas libreas de grana, cubiertas de pasamanos y alamares de oro, le acompañaron, con todos los cuales, y con los soldados formados en escuadron, salió á recibir la régia comitiva dos leguas ántes de llegar á Vitoria (2).

Ya ántes, en 1614, habia recibido y espléndidamente obsequiado, de órden del rey, á D. Juan Finett, caballero inglés (3), que era portador de un mensaje y de un regalo de Jacobo I de Inglaterra para el monarca español.

Dotado de un genio vivo y emprendedor no sabía estar un punto ocioso, y así, apénas tuvo noticia de la guerra que proyectaba Felipe III contra el reino de Argel en 1618, se presentó á S. M. ofreciéndole su persona y hacienda para en caso de llegar aquélla á realizarse.

Muy elevado debia ser el concepto que los ministros de Felipe III

(2) Lopez de Haro: Nobiliario genealógico de los reyes y titulos de España. Madrid, 1622. Tomo I, pág. 265.

(3) M. John Finett, italiano de origen, gran compositor de canciones, con las que el monarca británico se divertia mucho, y muy versado en materia de formas y ceremonias diplomáticas, á cargo del cual corrian generalmente en la córte inglesa, sobre cuyo asunto escribió un tratado.

tenian de la prudencia, rectitud y dotes de mando del Sr. Hurtado de Mendoza, cuando en 5 de Marzo de 1621 fué nombrado Corregidor de una ciudad tan importante entónces como Toledo, en reemplazo de D. García Suarez de Carvajal. Y en verdad que no quedaron frustradas las esperanzas acerca de él concebidas, porque el nuevo Corregidor se dió tal maña para allegar recursos con que hacer frente á las necesidades generales del Estado, por tantas partes combatido, que consiguió fuese Toledo la p.imera ciudad que otorgase el servicio de la veintena sin condicion alguna. Reprimió con mano fuerte los excesos que en esta ciudad y su término venian cometiéndose por la gente maleante y sediciosa. Aumentó considerablemente las rentas del municipio, á pesar de haber tenido que atender durante su corregimiento á grandes gastos imprevistos, como los 20.000 ducados con que socorrió al Rey cuando se presentó la escuadra inglesa á la vista de Cádiz, las costosas obras que llevó a cabo en el Real Alcázar, la construccion de la Casa de la Moneda, fomento de la agricultura y desarrollo de los plantíos, organizacion de un batallon de milicia dividido en ocho compañías, socorros para las desgracias ocurridas por avenidas é incendios, proteccion á los hospitales y prosperidad de la industria hasta el punto que de dos mil telares escasos que habia en Toledo cuando él se encargó

de su gobierno, los aumentó hasta cerca de cuatro mil (1).

Allí donde mayor era el peligro, acudia con preferencia el celoso Corregidor. Sucedió que estando Felipe IV de caza en los montes de Toledo, le mandó llamar á la casa de la Ceca, y llegado á ella encontró ardiendo toda la parte alta del edificio á consecuencia de haberse prendido fuego en el cañon de una chimenea subió el primero D. Diego al sitio del siniestro con harto riesgo de su vida, y á no ser por sus acertadas disposiciones, diligencia y valor, las llamas hubieran consumido aquel antiguo monumento.

El estado floreciente en que todavía se hallaba Toledo á principios del siglo XVII, así en artes é industria como en ciencias y letras, los numerosos monumentos incrustrados en su suelo, que hacen de esta ciudad un verdadero museo para estudiar las vicisitudes del arte español, las maravillas arqueológicas en ella diseminadas, los recuerdos históricos de tantos sucesos y de tan diversos pueblos, como por todas partes asaltan la imaginacion del recorre su recinto, y finalmente, las magníficas descripciones que de esta imperial ciudad habian hecho cuantos personajes ilustres la visitaron, especialmente extranjeros, estimulaban á admirar las bellezas de la an

que

(1) Véase el Memorial de servicios dirigido á Felipe IV por D. Diego Hurtado de Men. doza.

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