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padres y abuelos. Y de que el Monarca influyese coactivamente en que se diesen las encomiendas á determinadas personas, testimonio indubitable y antiguo suministra el privilegio otorgado por Fernando IV en Palencia á 20 de Marzo de 1311, en el que, entre otras mercedes, hace á los prelados, iglesias, órdenes y clérigos, la de non costre⚫ñir prelado ninguno á dar las enco'miendas de sus vasallos, nin de sus logares, sine á qui el quisiere como quier que sobre esto fagamos algun ⚫ruego, quando tobiéremos por bien.» (Coleccion diplomática de la Crónica de Fernando IV.)

(Se continuará.)

Relacion de la entrada pública del Principe de Gáles en Madrid, el dia 26 de Marzo de 1623.

(Continuacion) (1).

Llegó á lo último la villa, que desde su Ayuntamiento salió á caballo, el Corregidor y treinta y dos regidores con vestidos y ropas rozagantes de tela riza de plata y oro y los aderezos de los caballos, gualdrapas, guarniciones, estribos, todo con el lustre que recibieron á S. M. en la entrada desta monarquía.

La grandeza deste acto representó la del Rey, y con ninguna pudo S. M. hacer más aplauso á la venida del Príncipe, ni otro pudiera hacella igual cuando le hubiera; porque en los demas reinos tendrán sus príncipes el poder en las armas para ser obedecidos y res

(1) Véase el número 13 del presente tomo de la REVISTA.

petados de los suyos, pero el Rey nuestro señor, con sólo las letras de varones tan eminentes, con sólo la severidad y entereza de su Consejo, es rey de sus vasallos, y há menester los ejércitos y armas sólo para sus enemigos, que à S. M. no le descubre rey tan grande lo dilatado de su imperio cuan. to la obediencia y amor de los súbditos, conservada en la rectitud y justicia de sus tribunales, por cuyo medio se comunican sus acciones al pueblo; y estos que en el venerable respeto de sus vasallos le hacen tan rey, quiso que hiciesen reverencia al Príncipe.

A las tres salió la caballeriza de su Majestad, caballerizos y pajes y oficiales con gran lucimiento, acompañando á pié los caballos del Rey y del Príncipe, cubiertos con terlices, y el de su alteza á la mano derecha, y con ellos D. Jaime Manuel, marqués de Belmonte, y D. Diego Lopez de Haro, marqués del Carpio, gentilhombre de la Cámara de S. M., haciendo oficios de primeros caballerizos; el de Belmonte del Principe y el del Carpio del Rey, y detras los caballos del Marqués de Boquingan y del Conde de Oliváres, como caballerizos mayores, y el del Conde de la mano izquierda, llevándolos del diestro los lacayos del Rey.

Las guardas española y tudesca fueron á ponerse en órden á San Jerónimo, y la de los archeros á caballo, armada y lucida en la forma que en las entradas públicas de S. M. y con el mismo adorno.

Los grandes, los títulos y caballeros esperaron allí á S. M., que salió de palacio ántes de las cuatro en coche cubierto, y con él el Duque del Infantado y el Conde de Oliváres. Llegó S. Má San Jerónimo por las calles repetidas,

y entró sin descubrirse; y subiendo al cuarto donde estaba el Príncipe por la escalera secreta; bajó S. A. á recibirle la mitad, quiriendo hasta bajo, mas no le dió lugar el estar embarazada con los Grandes que le esperaban en ella. Hiciéronse muchas cortesías, y continuándolas llegaron á su aposento; y porque estaba todo en órden, salieron á ponerse á caballo por el claustro mayor del convento, viniendo el Príncipe á la mano derecha del Rey. Los caballos estaban uno enfrente de otro; pusiéronse en ellos á un tiempo sin volverse las espaldas; entraron en el palio juntos, y resistiendo el Príncipe el tomar la mano derecha, S. M. le dijo que habia de ser, y así lo admitió, llevando el palio el corregidor y regidores á pié y descubiertos, y en el traje autorizado que fueron á besar la mano al Príncipe. Vinieron caminando, ajustando los caballos de manera que no se adelantase ninguno, siempre atentos á esta igualdad, y venía el acompañamiento en esta disposicion :

Delante los trompetas, chirimías y demas instrumentos, y en lo primero los alcaldes de córte, y que por serlo tambien de la casa de S. M. les toca este puesto. Seguíanles los acroyes y costilleres, luégo los gentiles hombres de la boca, y entre ellos caballeros conocidos, sin ser criados del Rey, donde si no es con desaire de entremetido no puede ir quien no fuere persona de conocida nobleza, y se manda retirar al que sin ella se pone en lugar que no tiene. Venian más atras los maceros con sus insignias al hombro, despues los mayordomos, á lo último los Grandes, y entre ellos y el palio los reyes de armas; y á pié junto al Rey, y sirviendo tambien al Príncipe sus caballerizos y pajes,

y al estribo de S. A. el Marqués de Belmonte, y el del Carpio al de S. M,; y por ambos lados en hileras las guardas y la de los archeros á caballo ciñendo el palio en media luna, y dentro del escuadron los dos caballerizos mayores, Conde de Oliváres y Almirante de Inglaterra, y los Consejeros de Estado y gentiles-hombres de la Cámara.

Deste modo pasaron la calle Mayor, donde á distancias habia tablados en que los representantes con bailes y representaciones acompañaban al regocijo del pueblo, que en ventanas y calles adornadas ricamente era cuanto en nobleza y en número encierra la córte en cualquier concurso, siempre grande, y en esta ocasion mayor, ya por el aplauso que hacen al Rey cuando sale, mirándole siempre con deseo y alegría, ya por ver á un príncipe forastero, grande en sí mismo y grande en la novedad, en quien todas las demostraciones del Rey y de España, no vistas otra vez, parecieron iguales y debidas á la confianza del Príncipe, y Madrid, no enseñada que le admire ninguna grandeza, tuvo ésta por la mayor, no sólo admirable por serlo, sino por la brevedad con que se dispuso en cuatro dias, que por traer luégo á palacio á su alteza no quisieron dilatar su entrada, y ninguna prevencion pudieron hacer más lucida.

El Príncipe conservó su traje inglés y con cuidado particular, sin riqueza, observando la desprevencion de su venida, bizarrro en el talle y en la demostracion, y de presencia y arte verdaderamente real.

El Rey, á quien tocaba festejalle, y como dueño de la ostentacion, la hizo. en todo su vestido noguerado, bordado de oro, con alamares de flores de lises,

y aunque tan rico, más excelente en el buen gusto, y que hiciera galan al de más espíritu y gallardía en que S. M., Dios le guarde, por hombre se halláre Rey.

(Se continuará.)

non habeant super vos.»¿Qué significa la palabra azofora y cuál es su etimología? A. C.

PREGUNTAS.

234. Sobrecogedores.-¿A quienes se les daba el título de sobrecogedor de pechos y tributos? ¿Qué diferencia habia entre cogedor y sobrecogedor?

R. R.

235. Azoforas.-El rey D. García, sucesor de D. Alfonso el Batallador, en el reino de Navarra, concedió en 1144 á los pobladores y vecinos de Peralta que fuesen «ingenuos et francos de totos usaticos malos et azoforas et de peitas malas que

RESPUESTA..

Esclavo. Núm. 230, t. III, pág. 207.-Del aleman sklave, en ingles slave, hubo de formarse en latin bajo sclavus, de donde las lenguas neolatinas hicieron esclá en antiguo frances y esclave en el moderno; esclau en provenzal, schiavo en italiano; en portugués escravo y en español esclavo. Esta denominacion parece que se aplicó en un principio á los prisioneros slavos, reducidos á servidumbre por Oton el Grande y sus sucesores, sustituyendo para lo sucesivo, en muchos casos, á la de siervos, que, del latin servare, se daba á los prisioneros de guerra á quienes se conservaba la vida. E. DE LA P.

REVISTA

DE

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Se publica los dias 15 y último de cada mes.- Precio de suscricion.- Madrid, tres me ses, 2 pesetas.- Provincias y Portugal, remitiendo el importe á la Administracion, el mis mo precio.- Por corresponsales: 3 pesetas trimestre; un año, 11 pesetas.--Extranjero y Ul tramar, un año 25 pesetas.- Puntos de suscricion.-En Madrid: en la Administracion, calle de las Veneras, 2, cuarto principal; en las porterías del Archivo Histórico Nacional (Leon, 21), Biblioteca Nacional y Museo Arqueológico, y en las librerías de Durán, Cuesta, Bailly-Baillière y de D. Leocadio Lopez.

En provincias.- En las porterías de los Archivos y Bibliotecas provinciales, y en las principales librerías, ó remitiendo directamente el importe á la Administracion, en sellos de correos ó libranza de fácil cobro.

En los mismos puntos se hallan tambien de venta, al precio de diez pesetas, los tomos I y II de la REVISTA,

MADRID, 1873.—Imprenta, ESTEREOTIPIA Y GALVANOPLASTIA DE ARIBAU Y COMPAÑÍA, sucesores de RIVADENEYBA.—Calle del Duque de Osuna, núm. 3.

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Don Diego Hurtado de Mendoza. IV. - Noticias: Fallecimiento de D. Nicolas Magan y ascenso del señor Sancho Rayon.-Traslacion del Sr. Lloret del Archivo Central al Histórico Nacional. - Fondos de los establecimientos: Comision de reconocimiento y busca de tratados internacionales en el Archivo de Simancas (continuacion).- Variedades: Los Pertigueros de la Iglesia de Santiago (continuacion). IV. - Convenio celebrado entre el Arzobispo de Toledo y el Arcediano de Segovia, en árabe y en latin.- Relacion de la entrada pública del Príncipe de Gáles en Madrid, en 1632 (conclusion). -Respuesta: Cabo. -Anuncio.

DON DIEGO HURTADO DE MENDOZA,

PRIMER CONDE DE LA CORZANA:

IV (4)

tencia, le fueron confiadas por el
Rey y sus Consejos, y todas las des-
empeñó con tal prontitud y escrupu-
losidad, que mereció siempre la apro-
bacion y alabanza, tanto de éstos
como de aquél (2).

(2) Entre otras pueden citarse las siguien tes: En carta de 19 de Junio de 1629 le escribió el Rey que : « Habiendo experimentado que desde que se prohibió la entrada de la cera en estos reinos es grande la falta que

En recompensa á su buen proceder, concedióle S. M., por decreto de 15 de Mayo del mismo año, la merced de que, mientras gozára aquel puesto, le fueren guardadas hay della en ellos...., he resuelto alzar la di

en el tratamiento y en los asientos y actos públicos las mismas precedencias y prerogativas que si tuviera título de Conde ó de Marqués.

Numerosas fueron las comisiones que, durante el tiempo de su Asis

(1) Véase el número 15 de este mismo tomo de la REVISTA.

cha prohibicion, de que me ha parecido da.
ros aviso y encargaros que, por lo que os
toca, permitais la entrada de la dicha cera
por esa parte, con que el que la trujere sea
vasallo mio ó súbdito de mis amigos y
aliados.>

En otro despacho de 22 de Julio del mismo
año le decia : « A los 8 de Abril deste presen-
te año os mandé escribir que habia resuelto
que en los puertos de Andalucía no se deja-
se cargar ninguna sal para fuera del reino;
y porque se me han representado los inconve-

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En 24 de Enero de 1631 fué nombrado por S. M. Administrador de las rentas de los Almojarifazgos mayor y de Indias de la ciudad de Sevilla, en reemplazo de D. Juan Bravo de Acuña, designado para Castellano de Milan.

Es indecible lo que el Sr. Hurtado de Mendoza trabajó por mantener el buen órden y la conveniente policía en Sevilla, así como por la recta administracion de los caudales del municipio y almojarifazgo de Indias.

nientes que desto resultan....., he resuelto que no pase adelante la ejecucion de la órden referida.»>

En 1.o de Junio de 1631 le comunicaba su Majestad : « Por lo que el Duque de MedinaSidonia, mi Capitan general del mar Océano me ha avisado, se ha entendido el cuidado con que le habeis asistido para poder mejor socorrer á la Mámora, en el sitio que últimamente la pusieron los moros, que es muy conforme al que en otras ocasiones poneis en las cosas de mi servicio, porque os doy las gracias....., etc. »>

Por otro despacho de la misma fecha se le encargaba practicase cuantas diligencias pudiese á fin de saber el paradero del Maestre Pin, inglés de nacion, á quien tambien perseguian el Duque de Maqueda, capitan general de Portugal, y el corregidor de Murcia y Cartagena.

En 19 de Agosto de 1631 le manifestaba su Majestad su deseo de que se construyese en Sevilla una casa para fundir artillería, y le encargaba se pusiese de acuerdo con el Ayuntamiento acerca del sitio que fuere necesario y conveniente para ello.

Otra de las comisiones de mayor confianza que el Rey le encomendó fué la de «visitar cualesquier galeones, así de guerra como de plata y de los de la flota que lleguen de Indias, y concederos independiente y absolutamente la facultad y jurisdiccion necesaria para ello, con las mismas inhibiciones y facultades que la Junta plena nombrada para este efecto,» Posteriormente, en 2 de Agos.

El mal, sin embargo, era tan antiguo, la corrupcion de costumbres tan general, la venalidad, codicia y osadía de las autoridades, así principales como subalternas, tan desenfrenadas y arrogantes, que muchos de sus buenos propósitos y excelentes disposiciones se estrellaron contra la apatía, complicidad ó desacato de los mismos ministros destinados á áyudarle ú obedecerle (1). Hizo, á pesar de todo, cuanto le fué posible en pro del gobierno y admi

to de 1633, le escribia Felipe IV : « Por cuan. to he sido informado que en el Puerto de Santa María y en otros lugares desa costa se han desembarcado disimuladamente y sin pagar el derecho debido del registro muchas cantidades de monedas de plata y otra mer. caderías de los galeones de la flota que últi mamente ha venido de las Indias á cargo de D. Antonio de Oquendo, y es mi voluntad que esto se averigüe y proceda contra los que se hallaren culpados..... Por tanto, confiando de vos el Vizconde de la Corzana, de que procederéis en la averiguacion deste ca. so con la diligencia, celo y desvelo que de vos se espera, he tenido por bien cometérosla.....>>

En 2 de Junio de 1634 le participó S. M. que habiendo cesado las consideraciones que le movieron á mandar asegurar todos los puer. tos secos y de mar y examinar todos los extranjeros y sus papeles y detener los que fue. ren sospechosos, le avisaba se volvieran s abrir los puertos de la manera que corrian ántes de aquella órden.

Para el buen gobierno de la Aduana de Sevilla redactó y mandó imprimir una « Instruccion de lo que han de guardar, cumpliry ejecutar las guardas de á caballo desta Aduana Real de Sevilla, por mandado del Sr. D. Diego Hurtado de Mendoza.....» — Un pliego impreso, fólio.

(1) Véase, en comprobacion de esto, el Razonamiento del Sr. Hurtado de Mendoza á su sucesor en el cargo de Asistente,

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