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Excmo. Señor:

Compláceme en extremo, y es para mí motivo de legítima satisfacción, el tener que dirigirme nuevamente á V. E. desde las primeras páginas de un libro destinado, como los anteriores, á formar parte de la Biblioteca parlamentaria que por iniciativa de V. E. y bajo su acertada dirección está publicando la Secretaría del Congreso de los Diputados.

He de permitirme, ante todo, aprovechar esta circunstancia para ofrecer á V. E. el debido homenaje de justicia, significándole la gratitud á que se consideran obligados los funcionarios de esta Secretaría, quienes no podrán olvidar nunca que, aunque humildes y modestísimos, fueron, si no los colaboradores de V. E., que este título parecería jactancioso, sus más resueltos y decididos auxiliares en la fecunda y provechosa labor que está V. E. realizando. Porque la feliz iniciativa de tan útiles publicaciones, si honra á V. E. que ha conseguido desarrollarla, con éxito notorio, también favorece á los que en otro orden ya más secundario dedican su personal esfuerzo á la ejecución de estos trabajos, haciéndolos perfectamente compatibles con las demás importantísimas funciones que les están encomendadas. Y, en tal concepto, debo ser el primero que se felicite de las iniciativas de V. E., que tanto enaltecen al personal de la Secretaría del Congreso, por haber tenido la suerte de que se realizaran hallándome yo al frente de la misma; pudiendo asegurar á V. E. que si á todos han de servir de estímulo y ejemplo, para mí, especialmente, constituirán una enseñanza inolvidable y una norma de conducta que me propongo observar en lo sucesivo.

Perseverando V. E. en el plausible propósito que le anima de facilitar á los Sres. Diputados el cumplimiento de sus deberes parlamentarios, mediante la recopilación de textos oficiales que puedan ilustrar su juicio sobre los diversos asuntos sometidos á

su examen y deliberación, ordenó á esta Secretaría, tan pronto como acordó el Gobierno de S. M. la presentación al Congreso de un proyecto de ley regulando el ejercicio del derecho de Asociación, que se reuniesen y clasificasen todos los documentos relativos á tan importante materia y se extractaran, con el mayor esmero, las discusiones que acerca de la misma hubieran tenido lugar en ambas Cámaras. Fué también deseo de V. E. que el acopio de estos antecedentes se hiciera con una gran amplitud, con toda la extensión posible, no limitándose á registrar los que de una manera estricta y absoluta se refirieran al mencionado proyecto, sino comprendiendo también los que pudieran relacionarse más ó menos directamente con el mismo.

Así, pues, la Secretaría del Congreso ha creído interpretar el pensamiento de V. E. y servir lealmente á los Sres. Diputados. haciendo un trabajo que tal vez peque de heterogéneo, por el número y diversidad de las cuestiones que abarca, pero que desde luego proporcionará, en esta forma, muchos más medios para la investigación y la consulta que si se hubiera reducido á una sola materia, prescindiendo de sus naturales derivaciones y de sus lógicas afinidades. Obedeciendo á este racional criterio se ha incluído en el libro, no sólo cuanto hace referencia al ejercicio del derecho de Asociación, en sus diversas manifestaciones legales, sino también al reconocimiento de las llamadas personas jurídicas, conforme las definen nuestras leyes y han sido interpretadas por las Cortes. Y siguiendo en esto, como en todo, las instrucciones de V. E., se ha dedicado también gran atención á las Asociaciones religiosas, en orden á las relaciones entre la Iglesia y el Estado, porque no era lícito desconocer ni olvidar que este transcendental problema ha de ser objeto de especial estudio cuando se discuta el proyecto de ley á que antes hice referencia.

No se ocultaban á la Secretaría las dificultades de una labor tan delicada, doblemente cuando la primera que estaba obligada á vencer era la de reunir, coordinar y extractar todos los datos, documentos y discusiones con un espíritu tan riguroso de imparcialidad que ni la más exagerada suspicacia pudiera poner en duda el verdadero objeto del trabajo y la lealtad y honradez con que la Secretaría del Congreso cumplía en esta ocasión, como procura hacerlo siempre, el indeclinable deber de servir por igual los intereses, nobles y patrióticos, de todos los

Sres. Diputados. Pero yo me atrevo á ofrecer á V. E. la garantía de que esa imparcialidad resplandece en las páginas de este libro. Podrá haber omisiones que la falta de tiempo haya impedido subsanar; acaso, en los extractos, se observen incoheren cias que en unas discusiones serán más de notar que en otras; tal vez haya dejado de consignarse alguna opinión importantisima; hasta es posible que se haya interpretado mal algún concepto; de todas estas faltas, hijas de la torpeza y el apremio, se acusan por anticipado y solicitan para ellas indulgencia los confeccionadores de este libro; pero de lo que están seguros es de la buena fe con que lo han hecho y de la buena voluntad con que han contribuído á su publicación, alimentando además la esperanza de haber correspondido, si no á lo mucho que tiene derecho para exigir V. E., por lo menos á la confianza que en ellos se ha servido depositar.

Y en este punto debo hacerme intérprete de los sentimientos de nuestros dignos compañeros los ilustrados funcionarios de la Secretaría del Senado, quienes con un celo y una inteligencia que de seguro no sorprenderá á cuantos conocen sus relevantes aptitudes, han contribuído á la realización de esta labor en la parte que se refiere á dicha Cámara.

Cónstale á V. E. el tiempo en que se han hecho estos traba jos. Desde que la Secretaría recibió la orden de ejecutarlos hasta su completa terminación, apenas habrán transcurrido veinte días. Más de la mitad de ese tiempo se ha invertido en las operaciones materiales encomendadas á la imprenta, y sólo el resto en la busca de documentos, leyes, proyectos de ley, enmiendas, proposiciones, etc., y en extractar todos los discursos que desde las Cortes de Cádiz hasta las que funcionan en la actualidad han pronunciado los representantes del país con motivo del derecho de Asociación en general. Perdone V. E. esta observación, que sería inoportuna para alegar un mérito que nadie tiene la vana pretensión de atribuirse, pero que yo juzgo necesaria como circunstancia atenuante de las grandes faltas, de las sensibles deficiencias de que adolecerá seguramente este trabajo, en el que acaso no haya otra cosa digna de V. E. y de los Sres. Diputados más que el notabilísimo estudio sobre legislación extranjeracomparada con que concluye el libro, y que la justicia me permite elogiar, aunque la discreción me impida decir á quién se debe..

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