Las cartas de Pepe Albocácer: (Ensayos de critica social).

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Libreria "Fernando Fe", 1918 - 289 páginas

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Pasajes populares

Página 70 - ... el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor; muéveme...
Página 104 - El Protestantismo comparado con el Catolicismo en sus relaciones con la civilización europea...
Página 51 - El señor Querol expresa bellamente esta idea en una de sus composiciones, diciendo: Nunca el estéril vicio pudo engendrar la inspiración inquieta. Como al pálido asceta, conviene a nuestros lomos el cilicio del trabajo ceñir, áspero y rudo. De Dios la voz secreta de la abstracción entre el silencio mudo, coloquios dulces con el hombre entabla, y al artista, lo mismo que al profeta, sólo tras largas penitencias habla.
Página 137 - La disyuntiva que plantea nos remite al menosprecio de corte y alabanza de aldea de Fray Antonio de Guevara.
Página 99 - Es de vidrio la mujer; Pero no se ha de probar Si se puede o no quebrar, Porque todo podría ser. Y es más fácil el quebrarse, Y no es cordura ponerse A peligro de romperse Lo que no puede soldarse.
Página 120 - Educar es dar al cuerpo y al alma toda la belleza y perfección de que son capaces".
Página 168 - ... universal y fatal necesidad. La noción del bien y del mal es una noción puramente humana. Imbuido en esta indiferencia spinoziana, en esta genial y trágica neutralidad, un discípulo de Spinoza que tenía la Etica como libro de cabecera, Hipólito Taine, había de decirnos, dos siglos más tarde, que la virtud y el vicio son dos productos naturales como el azúcar y el vitriolo. Más, a pesar del carácter natural de estos productos, podría argüir un espíritu spinoziano que ello no nos...
Página 241 - Internacional que en la guerra ha de verse «no los soldados muertos ni las cosechas devastadas, sino, en orden de ideas más 'elevado, las etapas que ha seguido la humanidad en su trabajoso curso sobre la tierra, las crisis en que las civilizaciones y los imperios se han ido transformando y sucediendo para realizar el fin que Dios en la Historia les fijara».
Página 114 - Yo he oído todas las cosas del cielo y de la tierra y no pocas del infierno. ¿Cómo, pues, he de estar loco?
Página 93 - Al hablar de los deberes del hombre para con Dios y para consigo mismo, dijimos que la base y fundamento de estos deberes era el principio moral: Haz el bien.

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