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da y del Consulado los legajos y libros ya referidos, que por providencial circunstancia se guardaron allí hasta hace pocos años, para servir de poderosa ayuda al segundo establecimiento del Archivo Nacional. En aquel año de 1878 se había concluído, también, el 10.° volumen del indice, quedando así completado el cuadro de los documentos arreglados y revisados que el Director-archivero presentó al Gobierno, con fecha 27 de mayo, en la forma siguiente:

importantes fundaciones é imposiciones de Aniversarios y Capellanías de Patro nato Nacional; y 4. los papeles que forman el archivo de là antigua Real Audiencia de la ciudad del Cuzco, en donde el historiador contemporáneo encontrará la correspondencia oficial de los últimos Virreyes del Perú desde 1815 á 1824 con las autoridades y los principales Jefes de los Ejércitos beligerantes que exis tian en esa época.

Otro de los ramos es el de tabacos, cuyos papeles y libros me parece del todo inútil conservar en el archivo; pues extinguilo el estanco y siendo libre en la República el comercio de ese artículo, no pueden servir ni siquiera como datos estadísticos. Sería conveniente se me autorizase para incinerarlos, como se me ha autorizado por supremo decreto de 18 de setiembre último para verificarlo con los papeles inservibles que resultaron del examen y arreglo de los otros ramos. De este modo quedaría lugar expe lito en la nueva estantería pa. ra la colocación de otros documentos más importantes.

Ta bién existe en e-ta oficina, en virtud de la suprema resolución expedi. da por el Ministerio de Hacienda en 27 de febrero de 1-75 que se me trascribió por la Dirección General de Instrucción en 9 de marzo del dicho año, una par. te del archivo que fué del Tribunal General de Mineria, suprimido por ley de 6 de febrero del propio año, y que comprende solo el ramo contencioso. No he puesto mano a esos documentos, porque entiendo que elles deben pasar al Juzgado Superior nuevamente creado en esta capital, como Tribunal de Apelación de los fallos que expidan las diputaciones territoriales.

Dentro de breves días debo remitir a US, el catálogo general por orden cro nológico y de materias, de los libros que formaban la entabilida i de los ramos que dejo mencionados, y que será el tomo décimo de los inventarios,

Próximamente, terminado este trabaj›, empren leré la formacion de los indices generales, también por materias y orden cronológico: operae ón lenta pero muy importante, y que completará la regular organización del archivo.

En su parte material ha obtenido este estab erimiento una importante mejora con la construcción de la magnifica estanteria, debida a patriotico empeño de . E. el Presidente; quien, en la visita que se dignó hacerle, acompañado del señor Ministro del ramo, se persuadió de tan urgente necesidad y tuvo ocasión de ver y aprobar el método seguido en el arrgo de los documentos y li bros de inventarios; lo cual ha sido para mi una inmensa satisfacción y un gran le estímulo para prosegir con mayor dedicación en mis ordinarias labores. De hoy en adelante los apreciables documentos de archivo serán conservados como lo requiere nuestra cultura y el interés nacional.

Preveo, no obstante, que habra necesid v1, más tarde, de ensanchar el local, porque ha de aumentarse en mucho el núm›ro de documentos y übros, según las indicaciones que se me han hecho por los señores Ministros de Gobierno, Hacien da y Presidente del Tribunal Mayor de Cuentas para remitirse gran cantidad de documentos que deben guardarse en el archivo de mi cargo. Por lo que respecta á la parte económica, he procurado que todos los gastos ocurridos en la oficina se hagan con la pequeña partida que vota el presupuesto general para útiles de escritorio, sin recargar en nada al Erario Nacional, Con sólo ella se ha costeado el papel de oficio, su timbrado, el papel de borradores (que se consume en abundancia), la encuadernación del periódico oficial, cartones para las carátulas de

LEGAJOS

Ramo de temporalidades de los Jesuitas, del número....

Ramo de inquisición, del...

Apéndice á este ramo, del..

Ramo de la Caja de Censos...

Ramo de tabacos, papel sellado, naipes, pólvora, brea, etc.
Apéndice al ramo de temporalidades, del..

Antiguo archivo de la Real Audiencia del Cuzco....

LIBROS DE LA CONTABILIDAD DE DICHOS RAMOS

De temporalidades, del número..

De inquisición, del....

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cada legajo, cáñamo para liarlos, plumas, lápices, lapiceros, tinta, y en fin, hasta el empastado de los tɔmos de inventarios.

Dispuse también, para economizar gastos al Fisco, que con el producto de algunas tablas deshechas y estantes viejos, se verificase la traslación de todos los protocolos, libros, mesas y demás, à uno de los salones contiguos al archivo, mientras en el uno que hoy tiene se construía la nueva estantería. Otro gasto igual habrá que hacer para volverlos á colocar, terminada la obra.

Creo muy oportuno no terminar este oficio sin llamar la atención de US. 80° bre la necesidad de enriquecer el archivo con los interesantes manuscritos y crónicas de que se encargan los artículos 2 y 3. de la ley de su creación y que debe haber en los archivos de los Corregimientos, Sub delegaciones é Intendencias de Provincias; en los de los Conventos de Regulares; en las Universidades y Colegios nacionales y Beneficencias públicas: los que podrian conseguirse más fácilmente autorizándome para solicitarlos de oficio, directamente, de aquellos fun. cionarios ó corporaciones que corresponda.

Es asimismo urgente que se forme el reglamento interior de esta oficina, para que tanto el jefe como sus empleados tengan una norma segura de conducta á que sujetarse en el ejercicio de sus peculiares funciones.

Al propio tiempo, creo de mi deber manifestar á US. la necesidad de que se dé nueva forma á la planta de empleados que hoy tiene esta oficina. La expe riencia de cerca de seis años que hace la dirijo, me ha dado á conocer que en ella es de todo punto innecesaria la denominación de amanuenses, desde que las la bores son de una misma naturaleza, pues están reducidas á compaginar y extractar los expedientes. El título general que les corresponde es el de Oficiales auxiliares con una regular dotación; porque estoy persuadido de que sólo así se podrá conseguir empleados laboriosos y honrados.

Con tales convicciones no trepido en someter á la consideración de US. y del Supremo Gobierno el siguiente plan de reforma:

No obstante estos progresos, en 1879, el nuevo Gobierno del General Prado, convencido de la necesidad de fomentar tan importante institución, presentó al Congreso un nuevo proyecto de ley sobre la materia, que, desgraciadamente, no pudo ser tomado en consideración por las Cámaras. Con ese proyecto terminan los esfuerzos de la administración pública en

Archivero, su sueldo anual......

Sub-archivero con...

Tres oficiales auxiliares á S. 900 cada uno..
Conserje con....

1

S. 2400
1500

3700 (?)

400

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Se ve, pues, que la nueva planta que propongo no recarga los gastos del Fisco; es económica y necesaria al mejor servicio público, porque no altera la suma votada en el Presupuesto General, y la oficina será bien atendida con los emplea dos designados, sin que ninguno de los actuales sufra perjuicio, y antes bien obtendrán un ascenso en jerarquía y sueldos.

Es cierto que desaparece en el proyecto la plaza de Oficial 1. con 1800 soles al año que disfruta don Pedro Fabio Carrillo, pero este empleado tendrá que ser siempre gravoso al Estado, porque muy pronto debe jubilarse, según me ha expuesto, pues sus continuos achaques apenas le permiten asistir à la oficina seis ú ocho veces en el año.

También desaparece en mi proyecto la plaza de Oficial 2.o con 1200 soles que hoy sirve don Javier Mariátegui, pero en cambio, una vez aprobada la nueva planta, este empleado, que es laborioso é inteligente, puede ser nombrado Subarchivero con el sueldo mayor de 1500 soles.

Creo que, á la alta penetración de US., no se ocultará la conveniencia de esta reforma; y espero se dignará apoyarla ante el Supremo Gobierno, á fin de que pueda considerarse en el proyecto del presupuesto general que debe someterse al próximo Congreso.

Bien comprendo que todo lo hecho hasta ahora no constituye desde luego un Archivo Nacional perfecto; porque esto sólo tendrá lugar cuando se hayan arreglado los índices generales cronológicos, y llenado las demás necesidades que he indicado en el cuerpo de este oficio y espero alcanzar con la cooperación de US. y apoyo del Supremo Gobierno; pero sí es saludable que, en el corto período de existencia que cuenta esta oficina, se haya avanzado lo posible para llegar á ese fin; y por mi parte puedo asegurar á US. que no desmayaré y continuaré trabajando con igual asiduidad, animado del justo deseo de que mi patria pueda contar un día, entre sus grandes establecimientos públicos, el Archivo Nacional que, no obstante mis escasos conocimientos, me ha cabido la honra de organizar y dirigir. Si cuanto dejo expuesto en este oficio, que suplico á US. se digne poner en conocimiento del Supremo Gobierno, mereciese su suprema aprobación y la de US., sería para mi bastante recompensa á los pequeños servicios que llevo pres. tados á la Nación.-Dios guarde á US.—Manuel María Bravo.

1-Memoria que presenta á la Legislatura Ordinaria de 1879 el Ministro de Estado encargado del Despacho de Justicia, Culto, Instruccion y Beneficencia.— Lima 1879.-Imprenta del Estado.

favor del Archivo, el cual debía quedar poco tiempo después entregado á la aciaga suerte impuesta por las tropas chilenas á todos los establecimientos de instrucción del país.

Sabido es cómo una vez ocupada Lima por el ejército invasor de Chile, el local de la Biblioteca Pública fué entregado al pillaje. En él se encontraba el Archivo Nacional, en las mismas habitaciones que ocupa en el día;1 pero quiso la suerte que las tropas de Chile no destruyeran ni sustrajeran gran parte de los papeles del Archivo. Ellos fueron groseramente mutilados, es cierto, porque innúmeros libros y legajos se extrajeron para llevarlos al mismo Chile, para regalarlos á particulares ó para venderlos al peso á los almacenes de Lima; pero no sufrieron el total y cruelísimo reparto que se hizo en aquellos otros establecimientos. Contribuyó á tal resultado el interés que algunos caballeros chilenos, con notorias aficiones históricas, pusieron en revisar personalmente el Archivo para buscar los datos y documentos de que habían menester, muchos de los cuales encontraron y se apropiaron, efectivamente, lo que es fácil comprobar ahora mismo, comparando los truncados catálogos que hoy se conservan, con los documentos publicados en Santiagoy en otros lugares pocos años más tarde. No fueron, sin embargo, pocas las carretadas de papeles de aquel modo extraídos, ni escaso el número de las personas que vieron en Lima, por aquel entonces, cuán profusamente se acondicionaban, con los papeles sustraídos, los artículos de expendio, en los establecimientos de abarrotes y despachos de la ciudad.

Los legajos y libros del Archivo Nacional permanecieron-después de esos destrozos encerrados en un estrecho y ruinoso salón de la Biblioteca. Arrojados al acaso, en montón, sin precaución ni cuidado de ningún género, sobre un pavimento húmedo y terroso, recibiendo por las abandonadas claraboyas, á la vez que el polvo y el viento de la calle, la visita de los insectos, de nuestra imperecedera polilla, y

1-El Archivo Nacional ocupa en Lima el ala izquierda de la planta baja de la Biblioteca Pública.

sin que mano caritativa se preocupara alguna vez de acomodarlos, sacudirlos y ventilarlos; tenían necesariamente que convertirse en monstruoso y lamentable hacinamiento de cuadernos, descoloridos, carcomidos, mutilados, roídos, y al parecer inservibles.

Y era ese, en efecto, el aspecto que presentaban al recogerse y examinarse en 1883. La vieja clasificación había desaparecido, los índices habían sido robados: no existía uno solo de ellos; los paquetes ó legajos resultaban deshechos, mezclados los documentos de unos con los de otros, mutiladas las fojas, desprendidos los rótulos, y, para decirlo de una vez, todo en una confusión estupenda é inenarrable

¿Cómo volver ese colosal montón de legajos á su primitivo acomodamiento; cómo recomponer los índices; cómo separar las piezas y documentos referentes á cada materia? El viejo Director y casi todos los viejos empleados del Archivo habían muerto: faltaba un guía, una luz que orientase en aquel penoso é impenetrable laberinto de nuestra historia.

Terminada la guerra y restaurada la Biblioteca Pública, merced al empeño inteligente y patriótico de don Ricardo Palma, el Archivo Nacional pasó á formar una sección de aquel establecimiento. Se empaquetaron de nuevo los legajos; se aseó un tanto la hermosa estantería, y se acomodaron en ella, del mejor modo posible, los tres ó cuatro mil legajos salvados. En tal condición, sin empleados ni medios para reorganizarse, ha permanecido durante 13 años, hasta que el actual civilizado gobierno del señor de Piérola lo ha colocado en condición, no de volver á ser lo que fué, que aquello es absolutamente imposible, pero de recomponerse en forma útil para la historia y para la administración del país. Durante ese período de tiempo, el señor Palma, comprendiendo la necesidad de salvar de la ruina los papeles más importantes, ha seleccionado una gran parte de ellos, con la cual, una vez inventariados y encuadernados los legajos, ha ensanchado las colecciones de Manuscritos y Documentos de la Biblioteca de Lima.

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