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que termina la escalinata núm. 4, desde el cual se entra á piso llano en la pieza núm. 3 por la puerta número 9, á diferencia de la entrada de la pieza núm. 2, que está en la misma pendiente de la escalinata. La pieza número 3 y la escalinata núm. 5 están cubiertas con la misma roca y la pieza además abierta por el costado O. que es por donde recibe más luz. Por último, todas las piezas están á nivel del suelo por la parte del N. y del E., puntos por donde se llega al borde de sus muros interiores á pie llano; mas por la parte del O. y del S. la elevación de los pisos más bajos llega á 2 y 3 m. sobre el terreno.

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La figura anterior es la planta de una pieza cubierta y cerrada por todos sus lados menos por el de la entrada (núm. 1), que tiene la forma de arco muy rebajado. Su suelo está al nivel del terreno pero libre de la humedad por la fácil salida que tendrían las aguas aunque la roca no fuera impermeable. En el fondo (número 2) se prolonga la pieza en forma de galería baja hasta más de 2 m. en que se halla obstruída por un hundimiento reciente del terreno. Conócese esto en que por fuera se ve la depresión correspondiente agrietada y en ella nacida la planta del trigo sembrado en el otoño inmediato, cuando el terreno estaba llano, y por lo tanto, antes del hundimiento. Los números 3, 4, 5 y 6,

son unas hornacinas que miden 0,70 de anchura por 0,95 de altura y 0,40 de profundidad.

Qué puedan haber sido estas dos construcciones no es fácil determinarlo, por más que provisionalmente las hayamos clasifi cado como graneros ó silos. Lo mismo pudieran ser viviendas humanas y tal vez la segunda un enterramiento por la galería del fondo y las cuatro hornacinas, pero como según queda dicho los enterramientos se ven más señaladamente en otro punto distante, preciso será dejar la cuestion para quien más sepa. Como conjetura solo nos atrevemos á indicar que serían depósitos de caldos, como vinos ó aceites, que hay que mantener frescos para que duren.

EL COLISEO.-Ya en el fondo del valle debieron construirse los edificios propiamente dichos de la Termancia del imperio, los cuales han desaparecido por completo quedando solamente los cimientos de algunos bajo el subsuelo de las tierras de labor, de manera que á no hacer grandes excavaciones, no podría determinarse hasta dónde se extendía la población. Sin embargo, no cabe duda que esta debía ocupar un grande espacio, porque á unos 100 m. de la ladera se alzan las ruinas de un edificio que revela la importancia que debió alcanzar esta ciudad y su estado floreciente en algún tiempo. Mirada por la parte interior, se divisan en segundo término las frondosas arboledas que crecen en las márgenes del río Manzanares y la Sierra Pelada con los cerros Bordega, Mata de Pedro y Mirón; visto por fuera se destacan sus ruinas sobre la ladera del cerro de Termancia y aparecen otra vez las cortaduras de la roca y las construcciones extrañas hechas á pico, de que se habló antes.

Por lo que á la vista aparece, este edificio público debió ser, en pequeño, un anfiteatro, aunque hay para ello la dificultad de que cavando un poco, se ve que el pavimento está cubierto de mosáico. Los trozos de muros venidos al suelo y el mogote que queda en pie marcan la figura oval del edificio y la construcción en arcos continuados abiertos de estos muros. En las excavaciones hechas este invierno se han descubierto, encima del mosáico que forma el pavimento, muchas piedras sillares, de las que no se puede asegurar si estarán puestas allí desde un principio ó serán

caídas de las paredes; pero lo primero es más probable, porque las que se ven están perfectamente alineadas, horizontales y unidas. Si se hicieran algunas excavaciones, podría salirse de la duda y averiguar el verdadero destino del edificio, porque de las hechas hasta ahora se deduce que el pavimento y los muros hasta un metro de altura deben estar intactos. Su figura es, como se ha dicho, oval, y el diámetro mayor, medido interiormente, llega á 45 m. Tal vez se construyera la obra como verdadero anfiteatro, y vista la facilidad de cubrirlo por su pequeño diámetro interior, se dedicara más tarde á otro uso que exigiera un suelo firme y limpio, por ejemplo, un Odeum destinado á asambleas judiciales.

No lejos de estas ruinas, y en dirección á ellas, viene á salir por la parte del NO. la galería ó acueducto de que en otro párrafo se habló, que se juzgaba con fundamento haber sido construído para abastecer la población con las aguas del rio Pedro. Si la Termancia del imperio se extendía, como parece, por todo el llano del valle, desde aquí podían correr las aguas en todas direcciones, y la población estar surtida de este artículo de primera necesidad, lo mismo que hoy lo están nuestras capitales.

LA FORTALEZA.-Otra vez en la falda del cerro, y donde este da vuelta para mirar al Saliente, se ve en pie una gran parte de lo que debió ser la fortaleza de Termancia. Sus restos son dos muros que, formando ángulo recto, se levantan en su arista á la altura de 5 m. sobre la mitad de la ladera, y van á terminar casi á nivel del suelo en la cima del cerro. Su espesor es de 2 m., y su construcción de cal y canto, con la particularidad de que el relleno entre los dos paramentos del muro no es de hormigón menudo como en otras murallas, sino de mampuestos, tan grandes algunos como los del revestimiento. En el centro del lienzo que mira al E. hay, al nivel del suelo, un pequeño boquete, como si por aquella parte se hubiera empezado á desmontar intencionadamente la muralla, y encima de este boquete otro muy parecido. Por ellos se penetra en dos galerías colocadas una encima de la otra, las cuales siguen los contornos interiores del muro. Explorando con una luz la galería inferior, que es la más practicable, se recorren á pie llano unos 60 m., más allá de los cuales

no se puede pasar, porque la luz se apaga y la respiración se hace difícil, no porque la galería llegue aún á su fin. Las dos galerías están revestidas, como la muralla, de cal y canto, con sus techumbres abovedada la una y de losas planas la otra. Compréndese, por fin, que estas daban completa vuelta á los cuatro lados de la fortaleza, cuya figura era un cuadrado de 40 m. de lado.

LOS ENTERRAMIENTOS.-Descendiendo de la falda, ó más bien caminando hacia el E., porque la pendiente es cada vez más sua. ve, se llega á los 200 metros á la ermita de Nuestra Señora, y otros 150 más allá al verdadero sitio de los enterramientos. De sepulcros están todos aquellos alrededores llenos, encontrándose á cada paso de uno en uno, de dos en dos y hasta de cuatro en cuatro, según lo permiten la extensión y configuración de los bancos de piedra en que están abiertos. Unos son de 6 piés de longitud como para personas mayores, y otros más pequeños como para niños.

En el corte vertical de otro banco de roca más alto, hay unas excavaciones hechas á distancias iguales de 0,69 de distancia entre sí, y 1,22 de altura sobre el suelo. La altura de los huecos es de 1,45, la anchura de 0,38 y la profundidad de 0,25. Por la parte superior están todos abiertos y se enlazan unos con otros, quedando, por lo tanto, salientes los intermedios. En otro banco semejante los huecos varían un poco en dimensiones, por estar acomodados sin duda á la configuración de la roca. La altura es en unos de 1,84, la anchura 0,30 y la profundidad 0",30; al paso que en otros las dimensiones son 1,50, 0,30 y 0,35 respectivamente.

Volviendo á los sepulcros, obsérvase que todos están sin cubierta y rellenos de tierra, pero vacíos de restos humanos; mas lo que principalmente llama la atención es su poca profundidad, la cual no excede de 15 á 20 cm. Esto no se explica sino suponiendo que los cadáveres, una vez colocados en aquellas especies de cajas de piedra, se cubrían con tapas de piedra ahuecadas por debajo, y utilizadas después como sillares por los vecinos de los pueblos inmediatos.

LA ERMITA.-Hechas todas las observaciones que preceden, fijé

mi atención en la ermita de Nuestra Señora de Tiermes, por ver si de su examen podía conseguir más luz sobre el asunto. El templo es del siglo XII, con el ábside abovedado; pero sin más techumbre que la teja vana en lo restante. La portada es también característica de esta época, con sus arcos de medio punto concéntricos y las columnas embebidas muy bajas, con preciosos capiteles y sin pedestales. Para llegar al pavimento hay que descender del umbral tres escalones, y á la parte de afuera se ostenta un precioso pórtico.

Los antecedentes que hay sobre este santuario son que en algún tiempo tuvo pila bautismal, hasta que despoblado el lugar, que tal vez existiera durante toda la Edad Media, sus términos se agregaron al distrito municipal de Montejo de Liceras y la feligresía á la parroquia de Manzanares, quedando como recuerdo en pie la iglesia, que desde entonces descendió á la categoría de ermita. El dia 15 de Mayo se celebra todos los años en ella una función religiosa, á la cual asisten en romería gran número de personas de los pueblos inmediatos. Lo espacioso del templo y la magnificencia del pórtico revelan que este pueblo fué de alguna importancia, y no lejos de allí se han visto descubiertos por las aguas algunos enterramientos que no deben confundirse con los de Termancia por el estado de conservación de sus restos, los cuales atestiguan la verdad de esta memoria.

En lo interior del referido pórtico, y sobre el arco central, hay una hornacina con tres estatuas sin cabeza, perfectamente talladas, con unos pergaminos pendientes de las manos que tienen grabadas leyendas cristianas. Una de ellas dice: Date et dabitur vobis; y otra, después de la inscripción, tiene esculpida la cifra MCCXX, fecha, á no dudarlo, del año en que se construyó el pórtico.

Ninguna luz pues da, propiamente hablando, para el estudio de las ruinas de Termancia el examen de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes, como no sea la memoria que de la existencia de esta antigua ciudad nos conserva su nombre.

Antigüedades DIVERSAS.-Dada una idea general de la topografía del sitio y de las ruinas de Termancia, digamos algo de sus antigüedades, propiamente dichas, ó sean las monedas, lápidas

TOMO XII.

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