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rey la instalacion. Fernando, impresionado por los sucesos de los dias anteriores, cometió la inconveniencia de manifestar á la comision la necesidad de que las Córtes dictáran providencias para evitar en lo sucesivo los insultos y desacatos de que habia sido objeto, y para impedir nuevos ataques al órden público. El prelado presidente de la comision, al dar á su regreso cuenta á las Córtes del desempeño de su cometido, enteróle tambien del encargo que el rey les habia hecho, á lo cual contestó el presidente de la Asamblea, que la conservacion del órden público no era de la incumbencia y atribuciones del poder legislativo. La extemporanea y extraña advertencia del rey, y la seca contestacion del presidente del Congreso, unido todo á los antecedentes de aquellos dias, eran indicios claros y anuncios de alguna tempestad, cuyo estallido no podia hacerse esperar mucho tiempo, y de un desconcierto entre los altos poderes del Estado, cuya pugna era ya demasiado manifiesta.

CAPITULO VII.

CORTES.

SEGUNDA LEGISLATURA.

1821.

(De marzo á julio.)

Discurso de la Corona.-Parte añadida por el rey, sin conocimiento de los ministros.-Asombro y despecho de éstos.-Resuelven dimitir. Se anticipa el rey á exonerarlos.-Singular mensaje del rey á las Córtes.-Les encarga que le indiquen y propongan los nuevos ministros.-Discusion importante sobre esta irregularidad constitucional, y sobre las intenciones del rey.-Digna contestacion de las Córtes.-Respuesta de las mismas al discurso del trono.-Llaman á su seno á los ministros caidos, y les piden esplicaciones. Decorosa negativa é inquebrantable reserva de éstos. -Nuevo ministerio.-Situacion embarazosa en que se encuentra. -Tareas de las Córtes.-Precauciones y medidas de seguridad y órden público.-La célebre ley de 17 de abril.-Su espíritu y principales disposiciones.-Prohíbense las prestaciones en dinero á Roma.-Castigos á los eclesiásticos que conspiraban contra el sistema constitucional.-Extincion definitiva del cuerpo de Guardias de Corps.-Alteracion del tipo de la moneda.-Reglamento adicional para la Milicia nacional.-Horrible asesinato del canónigo Vinuesa, llamado el Cura de Tamajon.-Susto y temor del

rey.-Vivos debates que provoca el suceso en las Córtes.-Discursos de Toreno, Martinez de la Rosa y Garelly.-Aumento del ejército y de la armada.-Proróganse por un mes las sesiones.Ley constitutiva del ejército.-Gravísimos inconvenientes de algunas de sus prescripciones.-Pingües rentas anuales que se señalan á los jefes del ejército revolucionario.-Reduccion del diezmo á la mitad.-Aplicacion del diezmo.-Juntas diocesanas. -Indemnizacion á los partícipes legos.-La ley de señoríos.-Las clases beneficiadas con las reformas no las agradecen.—Medidas económico-administrativas.-Empréstito.-Sistema de contribuciones.-Presupuesto general de gastos.-Plan general de instruccion pública.-Division de la enseñanza.-Escuelas especiales. -Nombramiento de una direccion general.-Garantías de los profesores. Creacion de una Academia nacional.-Reglamento interior de las Córtes.-Ciérrase la segunda legislatura.

Aunque era cosa de todos esperada, y por los hombres de buena fé temida, una ruptura entre el monarca y sus ministros, como consecuencia indeclinable de sus antipatías, puestas de relieve con las últimas declaraciones, nadie pudo calcular que la ruptura estallase en la ocasion y la forma en que se verificó.

El rey asistió á la solemne apertura de las Córtes (1. .o de marzo, 1821), acompañado de la real familia y con el mismo aparato, cortejo y ceremonia que en la anterior legislatura. Leyó con voz firme el discurso, que, como redactado por los secretarios del Despacho, segun costumbre, estaba lleno de ideas y de frases que respiraban adhesion y amor al sistema constitucional. Mas ¡cuál seria la sorpresa y el asombro de los ministros, al ver que despues de las palabras con que ellos habian terminado la minuta del discurso, el rey

continuaba leyendo párrafos enteros que ellos no conocian, como que habian sido añadidos por el monarca mismo, y párrafos en que se arrojaba á la faz del Congreso una censura ministerial! Lo añadido por el rey decia:

«De intento he omitido hablar hasta lo último de »mi persona, porque no se crea que la prefiero al >> bienestar de los pueblos que la Divina Providencia » puso á mi cuidado.-Me es preciso sin embargo ha» cer presente á este sabio Congreso, que no se me » ocultan las ideas de algunos mal intencionados que >> procuran seducir á los incautos, persuadiéndolos que >>mi corazon abriga miras opuestas al sistema que nos rige, y su fin no es otro que el de inspirar una des>> confianza de mis puras intenciones y recto proceder. >> He jurado la Constitucion, y he procurado siempre » observarla en cuanto ha estado de mi parte, y ¡ojalá » que todos hicieran lo mismo! Han sido públicos los » ultrajes y desacatos de todas las clases cometidos á » mi dignidad y decoro, contra lo que exigen el ór» den y el respeto que se me debe tener como rey »constitucional No temo por mi existencia y segu»ridad; Dios que ve mi corazon, velará y cuidará de » una y otra, y lo mismo la mayor y mas sana parte » de la nacion: pero no debo callar hoy al Congreso, » como principal encargado por la misma en la con>servacion de la inviolabilidad que quiere se guarde »á un rey constitucional, que aquellos insultos no se

>hubieran repetido segunda vez, si el poder ejecutivo » tuviese toda la energía y vigor que la Constitucion >previene y las Córtes desean. La poca entereza y ac>tividad de muchas de las autoridades ha dado lugar á » que se renueven tamaños escesos; y si siguen, no » será estraño que la nacion española se vea envuelta »en un sin número de males y desgracias. Confío que »no será así, si las Córtes, como debo prometérmelo, » unidas íntimamente á su rey constitucional, se ocupan incesantemente en remediar los abusos, reunir » la opinion y contener las maquinaciones de los ma»lévolos, que no pretenden sino la desunion y la »anarquía. Cooperémos, pues, unidos el poder legis»lativo y yo, como á la faz de la nacion lo protesto, »en consolidar el sistema que se ha propuesto y ad»quirido para su bien y completa felicidad.-FER

» NANDO. »

Por mucho que al rey y á los suyos se quisiera disculpar con la novedad y la.ignorancia de las prácticas constitucionales, el solo buen sentido debió haberles bastado para comprender lo grave y lo irregular de un paso tan monstruoso y tan inaudito como el de acusar tan rudamente en pleno parlamento á los ministros de la Corona. Solo un deseo ciego de venganza pudo inspirar á Fernando idea tan anómala y peregrina. Grande fué el escándalo. La contestacion del presidente se concretó al cuerpo del discurso del monarca, tál como constaba de la minuta que habia

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