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REVISTA RELIGIOSA

DE ESPAÑA Y DEMAS PAISES CATÓLICOS,

DEDICADA

Á MARÍA SANTÍSIMA

en el misterio de su

INMACULADA CONCEPCION:

FUNDADA EN NOVIEMBRE DE 1852,

Y PUBLICADA CON CENSURA ECLESIÁSTICA

POR D. LEON CARBONERO Y SOL,

su propietario, director y redactor único.

AÑO DE 1874.

TOMO PRIMERO.

MADRID:

IMPRENTA Á CARGO DE D. RICARDO P. INFANTE,

calle de Jesus del Valle, 15.

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ALOCUCIONES DE SU SANTIDAD.

Discurso pronunciado por Su Santidad el dia de la Purisima Concepcion, delante de gran número de damas que le presentaban ornamentos sagrados para las iglesias pobres.

Celebramos hoy la fiesta de la Inmaculada Concepcion: os diré, pues, algunas palabras sobre esta festividad, y para alimentar vuestra fe y vuestra piedad os recordaré la vision de aquel árbol misterioso, cuya significacion interpreta el Profeta Daniel, segun se lee en sus profecías.

Era una planta de estraordinaria grandeza; su copa parecia tocar al cielo, y sus ramas se estendian sobre toda la tierra. A la sombra de esta planta se reunieron todos, los animales del campo: sobre sus ramas tejian sus nidos los pájaros del aire y se alimentaban de los frutos de que estaba cargado.

Pero en el mejor instante de la vision, cuenta el Profeta, se oyó la voz de un ángel que dècia: Succidite arborem. Apenas pronunciadas estas palabras, el hachá atacó al tronco, y el árbol cayó: ramas, hojas y frutos se secaron, y lo restante quedó inútil en el suelo. Sin embargo, la misma voz se dejó oir, y dijo: «Cortad el árbol, pero dejad en la tierra la simiente de su'raiz.>>

Mis amadisimas hijas: á mis ojos representa este árbol caido al género humano despues del pecado, y esta raiz, que permanece intacta sobre la tierra, figura precisamente la Santísima Virgen. Ella fue, en efecto, la raiz que produjo el tallo de donde salió la Flor divina, que fue Jesucristo: Et flos de radice ejus ascendet. Ella produjo la gracia divina, ya perdida, que manifestaba su fuerza en el tallo y su belleza en la flor.

En derredor de esta raiz, que ha brotado tan maravillosamente, se agrupan hoy todos los católicos de la tierra y todas las buenas almas. Vosotras tambien os reunís en derredor de esta raiz, que produce frutos tan abundantes y saludables.

Tambien vosotras los producis: hé aquí la prueba de ello. (Señalando los ornamentos ofrecidos.) Hé aquí la prueba de vuestra union con la Santísima Virgen, que ama el ornamento de la casa de su Hijo, y quiere que las iglesias sean sostenidas con el conveniente esplen

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dor; Ella puede decir, y vosotras repetir: Dilexi decorem domus tuæ.

Agradeced ȧ Dios que, al mismo tiempo que el espíritu de la oracion, os da el espíritu de las obras, porque aquella sin estas no es buena ni eficaz.

Esta es la razon de los muchos males que afligen á Europa. Pedir y no obrar, implorar los auxilios del cielo y no complacer en nada á Dios, es una contradiccion: de este modo no se logra lo que se desea. Veo que en gran número de lugares y reinos se confia solo en las suplicas, y solo de ellas se espera el término de los males. Se pregunta por doquiera: ¿cuándo veremos terminar los dias de la tribulacion...? ¿Cuándo? Voy a deciroslo: cuando á las demostraciones de piedad hechas en las iglesias respondan las obras cumplidas fuera de ellas.

Entre tanto os digo, y lo diria á todas las madres, si me oyesen: «Os recomiendo á vuestros hijos.» Decidles que el demonio, que fue el primer revolucionario del mundo, engañó á una madre, á una esposa, de cuyo primer engaño han venido tantos males, felizmente reparados despues por la Flor nacida del tallo de Jessé.

¡Oh! Decidles que del mismo modo que Adan, engañado por la mujer y por el demonio, reconoció que estaba en el estado de desnudez, así muchos jóvenes, que prestan oido al demonio, se encontrarán despojados de todo bien moral y material, porque la revolucion es una loba insaciable, que tiene más hambre que antes, despues de comer. No cesemos, sin embargo, de orar: acompañemos á la accion cristiana la oracion.

Ruego por mí, por vosotras y por vuestras familias. Decid á los vuestros, estraviados ó que corran ese peligro, que hagan lo posible por cerrar el oido á las seducciones y sugestiones de los que, prometiendo la dicha, no dan más que tribulaciones.

Dirijámonos á María: roguemos á tan tierna Madre que, pues lo es de misericordia, tenga piedad de nosotros. Hace largo tiempo que esperamos é invocamos la paz; pero la paz no vuelve, y no vemos cesar los rigores de la divina Justicia, que aun hace pesar sobre nosotros sus rigores. Lo hace sin duda para castigar nuestras faltas, que no hemos expiado suficientemente.

¡Ah, sí! Recomendémonos á la Santísima Virgen. Como es el canal de todas las gracias, pidámosla la resignacion con la voluntad suprema; pero tambien la dicha de ver la luz tras las tinieblas, y la paz tras las revoluciones.

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Levantemos los ojos al cielo, y que la bendicion de Dios descienda por las purísimas manos de María sobre el indigno Vicario de su Hijo,

sobre vosotras, sobre vuestros amigos, familias y parientes todos. Que esta bendicion os acompañe hasta la muerte, á fin de que podamos decir con confianza á María:

Quando corpus morietur,
Fac ut animæ donetur
Paradisi gloria. Amen.

Benedictio Dei, etc.

Discurso dirigido por Su Santidad á los Cardenales nombrados en 23 de Diciembre último, en el acto de recibir sus juramentos.

Os agradezco los sentimientos que acabais de espresarme, y que me sirven de gran consuelo y alegría en medio de mis tribulaciones y dolores. Dios ha querido probarme; pero al lado de los sufrimientos ha colocado consuelos, y de los peligros fuerzas. Contemplando los males que esta pobre Italia sufre, hemos pensado en los medios de remediarlos, con arreglo á nuestras fuerzas, y nos hemos decidido á proveer estraordinariamente los obispados vacantes. Dios se ha dignado bendecir nuestros esfuerzos, y estas provisiones de Obispos han sido para Nos fuente de consuelos y satisfacciones. Los nuevos Obispos han sido recibidos en todas partes con grandes demostraciones de júbilo y respeto, no por el gobierno y sus ministros, sino por las poblaciones católicas en masa.

Gracias á la accion potente y celosa de estos amados cooperadores en Jesucristo, la fe se reanima en todas partes, y la energía es igual á los peligros y tribulaciones. Nos debemos, pues, á Dios solemnes acciones de gracias. Pero yo no me debo solo á Italia, y las necesidades de la Iglesia toda serán objeto de mis pensamientos. Queriendo Dios aumentar el peso de nuestras pruebas, ha permitido á la muerte el privarnos del auxilio de un gran número de nuestros colaboradores en el gobierno de la Iglesia universal. Nos entonces hemos pedido luz y apoyo á Dios, y aconsejándonos en las circunstancias, hemos decidido llenar las plazas vacantes en el Sagrado Colegio. Hemos pensado entonces en vosotros, que vuestras virtudes, inteligencia y adhesion probada en tantas circunstancias os designaban á mi eleccion. Y al decir vosotros, quiero hablar, no solo de los que es

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