Toledo la despojadaCalpe, 1924 - 259 páginas |
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Página 11
... . El paisaje recobra aquí su pompa horaciana . Ca- sitas pequeñas , de blancas paredes ; chozas de altas cañas , que harían las delicias de los faunos ; banca- les bien regados , hilos de cristal cantarino ... ¡ TOLEDO LA DESPOJADA 11.
... . El paisaje recobra aquí su pompa horaciana . Ca- sitas pequeñas , de blancas paredes ; chozas de altas cañas , que harían las delicias de los faunos ; banca- les bien regados , hilos de cristal cantarino ... ¡ TOLEDO LA DESPOJADA 11.
Página 28
... blanca para restaurar cuantas almenas , ajimeces , murallas y torreones en- contrase en sus gloriosas correrías . Al fin los anticua- rios transpirenaicos habían topado con el artista ver- dad , librándose de la horda de gitanos ...
... blanca para restaurar cuantas almenas , ajimeces , murallas y torreones en- contrase en sus gloriosas correrías . Al fin los anticua- rios transpirenaicos habían topado con el artista ver- dad , librándose de la horda de gitanos ...
Página 54
... blancas casitas con sus cercanas laderas cubier- tas de azulado manto ; los rojos tejados y las espada- ñas de los lejanos santuarios doraban como prosa de mágico estilo la amarga senda del peregrino Tajo . Don Miguel dió unas palmadas ...
... blancas casitas con sus cercanas laderas cubier- tas de azulado manto ; los rojos tejados y las espada- ñas de los lejanos santuarios doraban como prosa de mágico estilo la amarga senda del peregrino Tajo . Don Miguel dió unas palmadas ...
Página 78
... blancas las paredes , más rojos los tejados , más azules las vi- drieras y exagerando fantásticamente los tonos como una paleta genial . Profundo conocedor de estos barrios , tomó la ace- ra derecha , en la que está enclavado el ...
... blancas las paredes , más rojos los tejados , más azules las vi- drieras y exagerando fantásticamente los tonos como una paleta genial . Profundo conocedor de estos barrios , tomó la ace- ra derecha , en la que está enclavado el ...
Página 103
... blancas lombri- ces , aplastadas y tortuosas . La de la izquierda , que marcha a Ventas con Peña Aguilera , ha recogido todo el tráfago mercader , cuyo humano ajetreo va buscan- do el recio corazón de la ciudad . Por eso la vemos ...
... blancas lombri- ces , aplastadas y tortuosas . La de la izquierda , que marcha a Ventas con Peña Aguilera , ha recogido todo el tráfago mercader , cuyo humano ajetreo va buscan- do el recio corazón de la ciudad . Por eso la vemos ...
Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 55 - En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.
Página 171 - Madrid le ha chupado las heces, donde, aunque entre, pero no duerme la Villanía. En otras partes tienen el ingenio en las manos, aquí en el pico. Si bien censuraron algunos que sin fondo y que se conocen pocos ingenios toledanos de profundidad y de sustancia; con todo estuvo firme Artemia, diciendo: — ¡Ea!
Página 247 - Hoy sólo tiene el gigantesco nombre, parodia con que cubre su vergüenza, parodia vil en que adivina el hombre lo que Toledo la opulenta fue. Tiene un templo sumido en una hondura, dos puentes, y entre ruinas y blasones, un alcázar sentado en una altura, y un pueblo imbécil que vegeta al pie.
Página 187 - Estaba puesta en la sublime cumbre del monte, y desde allí por él sembrada aquella ilustre y clara pesadumbre de antiguos edificios adornada.
Página 153 - Negra, ruinosa, sola y olvidada, hundidos ya los pies entre la arena, allí yace Toledo abandonada, azotada del viento y del turbión. Mal envuelta en el manto de sus reyes aún asoma su frente carcomida; esclava, sin soldados y sin leyes, duerme indolente al pie de su blasón.
Página 210 - Injusta, a semejanza de cualquier página de la Historia, la gran Guadañadora supo buscar las raíces de este cuerpo repleto de cheques y adelgazar su grasa con idéntico furor al que él empleó para esquilmar a sus clientes. La Muerte suele atacar al revés. No tocó, pues, sus alas, doradas y sutiles. La guadaña misteriosa hirió a D.
Página 131 - Madres que azedan hijas como vino; Valientes en común y en común miedo; Jurados, contra el pueblo conjurados Amigos, como el tiempo, de camino; Las calles muladar. . . Esto es Toledo.
Página 211 - El banquero bajaba la cabeza como un mártir, que pisa las arenas del Coliseo o, dicho en tono menor, igual que un ingenuo cerdo al penetrar en la rampa homicida del matadero. Se le ocurrió, no obstante, indagar si una vez hecha la operación el mal no retoñaría de nuevo.
Página 80 - ... todas partes remolinos, giros, rotaciones y encrucijadas de pequeñas sendas. Las casas, verdaderos entresijos de la ciudad, se enredan machaconamente en un zigzag continuo, ya medida que se baja, las calles van adquiriendo una suciedad mayor. Así como la catedral es el corazón de Toledo, con sus cimientos enterrados en lo más hondo de su pecho de piedra, esta Bajada del Barco forma a su vez los intestinos de la ciudad. Las calles son verdaderas tripas humanas que van descendiendo desde la...
Página 251 - Diamantista — , ahora que estoy vieja y gastada es cuando he recobrado un poco la cordura y la tranquilidad. Veo claro lo que soy y lo que he sido. ¡Ay mi querido capellán, si una naciera dos veces no cometería tantas tonterías!... — O acaso más, señora, acaso más. La carne vence siempre al espíritu, por mucha sabiduría que éste llegue a alcanzar. Salomón no era rana; y sin embargo, a última hora, instigado por cuatro furcias de su harén, hizo el cuadrúpedo y adoró los ídolos...