Toledo la despojadaCalpe, 1924 - 259 páginas |
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... ojos curiosos del viajero . La Puebla es pudorosa : lógica consecuencia de su sincera religiosidad . Enseña par- te de sus curvas bajas , sin dejarse otear a la prime- ra mirada , como esos pueblos que se acuestan sobre una tierra ...
... ojos curiosos del viajero . La Puebla es pudorosa : lógica consecuencia de su sincera religiosidad . Enseña par- te de sus curvas bajas , sin dejarse otear a la prime- ra mirada , como esos pueblos que se acuestan sobre una tierra ...
Página 13
... ojos chicos y fieros . Y sobre todo , aquellos labios prietos , doctos en luchas de amor ... Pero esta contextura marcial es sólo un remedo , una simulación fisiológica del guerrero extremeño , ya que la audacia de D. Modesto no reside ...
... ojos chicos y fieros . Y sobre todo , aquellos labios prietos , doctos en luchas de amor ... Pero esta contextura marcial es sólo un remedo , una simulación fisiológica del guerrero extremeño , ya que la audacia de D. Modesto no reside ...
Página 23
... . Mas si ésta fuese poca razón , el hecho de haber sido cuna de D. Catón San Martín , el más grande genio de la andante chamarilería , bastará en adelan- te para disculpar a nuestros ojos tan desfavorable opinión sobre CAPITULO II ...
... . Mas si ésta fuese poca razón , el hecho de haber sido cuna de D. Catón San Martín , el más grande genio de la andante chamarilería , bastará en adelan- te para disculpar a nuestros ojos tan desfavorable opinión sobre CAPITULO II ...
Página 24
Félix Urabayen. te para disculpar a nuestros ojos tan desfavorable opinión sobre los indígenas . Ya desde muy niño Catoncito dió pruebas de que andando el tiempo llegaría a ser un magnífico alco- tán . La mejor colección de cajas de ...
Félix Urabayen. te para disculpar a nuestros ojos tan desfavorable opinión sobre los indígenas . Ya desde muy niño Catoncito dió pruebas de que andando el tiempo llegaría a ser un magnífico alco- tán . La mejor colección de cajas de ...
Página 37
... ojos azules y cándidos descansan sobre unas ojeras abultadas , ojeras clásicas de car- díaco , según los galenos . El cráneo es piriforme , o , si se quiere mejor , una sandía vista de frente , cuyo pedúnculo termina en la nariz ...
... ojos azules y cándidos descansan sobre unas ojeras abultadas , ojeras clásicas de car- díaco , según los galenos . El cráneo es piriforme , o , si se quiere mejor , una sandía vista de frente , cuyo pedúnculo termina en la nariz ...
Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 55 - En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.
Página 171 - Madrid le ha chupado las heces, donde, aunque entre, pero no duerme la Villanía. En otras partes tienen el ingenio en las manos, aquí en el pico. Si bien censuraron algunos que sin fondo y que se conocen pocos ingenios toledanos de profundidad y de sustancia; con todo estuvo firme Artemia, diciendo: — ¡Ea!
Página 247 - Hoy sólo tiene el gigantesco nombre, parodia con que cubre su vergüenza, parodia vil en que adivina el hombre lo que Toledo la opulenta fue. Tiene un templo sumido en una hondura, dos puentes, y entre ruinas y blasones, un alcázar sentado en una altura, y un pueblo imbécil que vegeta al pie.
Página 187 - Estaba puesta en la sublime cumbre del monte, y desde allí por él sembrada aquella ilustre y clara pesadumbre de antiguos edificios adornada.
Página 153 - Negra, ruinosa, sola y olvidada, hundidos ya los pies entre la arena, allí yace Toledo abandonada, azotada del viento y del turbión. Mal envuelta en el manto de sus reyes aún asoma su frente carcomida; esclava, sin soldados y sin leyes, duerme indolente al pie de su blasón.
Página 210 - Injusta, a semejanza de cualquier página de la Historia, la gran Guadañadora supo buscar las raíces de este cuerpo repleto de cheques y adelgazar su grasa con idéntico furor al que él empleó para esquilmar a sus clientes. La Muerte suele atacar al revés. No tocó, pues, sus alas, doradas y sutiles. La guadaña misteriosa hirió a D.
Página 131 - Madres que azedan hijas como vino; Valientes en común y en común miedo; Jurados, contra el pueblo conjurados Amigos, como el tiempo, de camino; Las calles muladar. . . Esto es Toledo.
Página 211 - El banquero bajaba la cabeza como un mártir, que pisa las arenas del Coliseo o, dicho en tono menor, igual que un ingenuo cerdo al penetrar en la rampa homicida del matadero. Se le ocurrió, no obstante, indagar si una vez hecha la operación el mal no retoñaría de nuevo.
Página 80 - ... todas partes remolinos, giros, rotaciones y encrucijadas de pequeñas sendas. Las casas, verdaderos entresijos de la ciudad, se enredan machaconamente en un zigzag continuo, ya medida que se baja, las calles van adquiriendo una suciedad mayor. Así como la catedral es el corazón de Toledo, con sus cimientos enterrados en lo más hondo de su pecho de piedra, esta Bajada del Barco forma a su vez los intestinos de la ciudad. Las calles son verdaderas tripas humanas que van descendiendo desde la...
Página 251 - Diamantista — , ahora que estoy vieja y gastada es cuando he recobrado un poco la cordura y la tranquilidad. Veo claro lo que soy y lo que he sido. ¡Ay mi querido capellán, si una naciera dos veces no cometería tantas tonterías!... — O acaso más, señora, acaso más. La carne vence siempre al espíritu, por mucha sabiduría que éste llegue a alcanzar. Salomón no era rana; y sin embargo, a última hora, instigado por cuatro furcias de su harén, hizo el cuadrúpedo y adoró los ídolos...