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Gomez de Mora, á las condiciones que expuso Pedro de Lizargarate y á las propuestas hechas por los anteriores profesores con aprobacion del Rey.

CAPITULO LIV.

FRANCISCO VELAZQUEZ, MELCHOR DE BEYA,

Vecinos de Valladolid, hicieron el retablo mayor del 1621. convento de S. Pablo de aquella ciudad á costa del mismo convento, aunque despues puso en él sus armas el cardenal duque de Lerma, cuya estatua y la de su muger, obras célebres de Pompeo Leoni, se ven á un lado de la capilla mayor. Los mismos Velaquez y Beya hicieron tambien la sillería del coro: por la cual igualmente que por el retablo son dignos de alabanza (1).

(1) El retablo consta de tres cuerpos con seis columnas corintias en cada uno de los primeros, y con dos compuestas en el tercero. Está adornado con pinturas, estátuas y medallas, cuyo mérito corresponde á la sencillez y buenas proporciones de la arqui

tectura.

La sillería del coro es de ricas maderas, y está trabajada con delicadeza. Las sillas altas tienen columnas dóricas estriadas; y las bajas pilastras. Existe en el archivo de este convento la partida siguiente:,, En 1621 y mes de noviembre se finalizó la sillería del ,, coro, que se compone de cincuenta y cinco sillas altas, y cuarenta y cinco bajas. Costó la hechura de cada par, unas con otras, treinta ducados. Las maderas son de las Indias portuguesas. Cos teó la obra el duque cardenal.”

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ADICIONES.

Sabemos por el libro intitulado Parentacion en la muerte de Felipe II por la ciudad de Salamanca, donde se imprimió en el año de 1666, escrito por el P. Pedro de Quirós, Cristóbal de Honorato fue insigne arquitecto y pintor, que como le llama este escritor, y que fue preferida la traza que hizo entre las que habian presentado otros profesores para el túmulo que se levantó en aquella catedral en mayo de 1621 con el objeto de celebrar las exequias del dicho Soberano. Si es cierto lo de insigne, bien pudo Honorato haber sido el trazador é inventor de los buenos edificios que se construyeron en su tiempo en aquella ciudad y provincia, cuyos autores ignoramos. El tiempo lo descubrirá como va ahora descubriendo muchas buenas noticias de las bellas artes.

Habiendo hablado en los tomos anteriores y en sus respectivos artículos de Alonso de Covarrubias, de Hernan Gonzalez, de Nicolas de Vergara y de Martin Lopez, se dijo que el primero habia trazado la iglesia de los Mínimos de Toledo, que el segundo la habia comenzado, que el tercero la habia proseguido y cerrado, y que el cuarto la habia concluido. Se dijo tambien que Martin Lopez habia principiado á construir el convento el año 1576: el que hubo de fallecer en 1596, pues desde entonces dirigieron la fábrica sucesivamente Andrés García, Juan Martinez Calvo y Alonso Miguel, vecinos de Toledo, hasta el año 1620.

Desde 1621 hasta 1624 edificaron el claustro bajo, que dicen ser de buena arquitectura, Francisco de Espinosa y el dicho Alonso Miguel. Espinosa construyó tambien la escalera principal, que parece ser lo mejor de aquella casa. Aunque se acabó la escalera en 1635, no se concluyó toda la obra del convento hasta el año de 1675, en que Rodrigo Carrasco, vecino de Madrid, y Diego Gonzalez, que lo era de Toledo, finalizaron los cuatro lienzos del jardin, colocado en el centro del mismo convento.

Con sobrada lentitud proseguian en Granada las obras

de la Alhambra, cuya consignacion habia estado antes sobre los fondos de penas de cámara de aquel corregimiento, del de Loja y del de Alhama, como consta de un documento que se copia con el núm. xxxIII; y despues sobre la renta de los azúcares, cuyos arrendadores, quebraron cuando debian mas de cuatro cuentos de maravedís. Dirigia estas obras Francisco de Potes, que, aunque aparejador, hacia oficio de maestro mayor de ellas, con quien hubo muchos lances, porque al parecer le eran contrarios los oficiales reales del alcázar, segun resulta del libro II de órdenes de la junta de Obras y Bosques, y de un oficio que esta puso á aquellos el año 1621, que tambien se copia en los citados Documentos.

Para que se adelantase la fábrica del palacio de Cárlos v, situada en la misma Alhambra, Potes hizo presente á la dicha junta ciertas advertencias que se le ofrecian acerca de poner en ejecucion lo que Felipe II, estando en Badajoz, habia mandado hacer en aquel palacio, en virtud de una instruccion que habia formado para ello Juan de Herrera, la que se halla con los demas documentos de este célebre profesor en el núm. xxII del tomo II. La junta de Obras y Bosques, deseosa del acierto, mandó pasar el expediente á informe de Juan Bautista Crescencio Y de Juan Gomez de Mora, quienes pusieron al margen del papel de las advertencias de Potes unas notas de lo que convenia ejecutar en la obra; y la junta en vista de todo acordó lo que tambien se copia con las mismas notas y advertencias en el documento núm. XXXIII. Pero á pesar de tan prudentes y acertadas disposiciones se quedó sin concluir el palacio de Cárlos. v, como se ha dicho en el capítulo de los Machucas, tomo I..

Tambien fue Francisco de Potes maestro mayor de las obras de la orden de Alcántara, segun resulta de los citados libros de Obras y Bosques; y falleció el año 1637. Felipe IV, atendiendo á sus méritos y buenos servicios, concedió en 9 de noviembre del propio año á Doña María. de Ugalde, su viuda, dos reales diarios durante su vida..

Mientras esto pasaba en Granada, los valencianos, 1622.

siempre cuidadosos del riego de sus campos, construian el año 1622 un acueducto subterráneo para dirigir las aguas del rio Mijares á la acequia, que está entre las villas de Castelló y Almanzora; obra de gran consideracion y bien construida, pues todavía no ha sido preciso repararla ni limpiarla. Su figura es circular, su diámetro de dos varas, y su longitud de mil setecientas treinta. Costó catorce mil pesos, y riega treinta mil fanegas de tierra en la jurisdiccion de Castelló, y veinte y cuatro mil en la de Al

manzora.

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1623. Sin salir de Valencia, hallamos el año siguiente de 1623 un buen arquitecto, llamado Pedro de Ambuesa, hijo de Juan de Ambuesa, de quien ya se ha hablado en este› tomo, y natural de Liria, que empezó á construir la iglesia nueva del monasterio de gerónimos de S. Miguel de los Reyes en la capital de aquel reino. Se conservan en su archivo las condiciones que se estipularon para esta obra, cuya primera piedra sentó Ambuesa el dia 7 de junio del mismo año. Siguió trabajando en ella hasta el 20 de noviembre de 1632, en que hubo de fallecer sin haberla concluido, pues la acabó Martin de Orinda, de quien se tratará mas adelante. La iglesia, aunque de una nave, es ancha y espaciosa: tiene cerca de noventa palmos de alto, capillas laterales, tribunas encima de ellas, y cimborio, en cuyos postes resaltan pilastras sencillas.

1624.

Residia en Toledo el año 1624, donde siempre hubo buenos arquitectos, Alonso de Encinas, discípulo de Juan Bautista Monegro, quien se valió de su habilidad para la construccion de la capilla de nuestra Señora del Sagrario en aquella catedral. Concluyó en 6 de enero de dicho año el gracioso claustro de los mercenarios calzados, que es una de las mejores obras de la ciudad, y que acredita á Encinas de excelente profesor. Está enriquecido con columnas en el primer piso, y con otros adornos de delicado gusto en el segundo.

Dos arquitectos de ornato trabajaban este mismo año en España con gran crédito. El primero, llamado Juan de Maseras, en Valladolid, donde estaba avecindado, y don

de trazó el retablo mayor y los colaterales para la iglesia de las monjas franciscas de la villa de Eybar en Guipúzcoa. Le hizo este encargo el P. M. Fr. Juan de Orbea, guardian del convento de S. Francisco de aquella ciudad, á peticion de D. Juan Lopez de Issasi, hijo de Martin Lopez de Issasi, y de Doña Dominga de Orbea, fundadores del monasterio de las dichas monjas. El retablo mayor está bien pensado, y pertenece al orden corintio: los colaterales son mas sencillos; y todos estan adornados con esculturas del célebre Gregorio Hernandez.

El segundo en Galicia, bien conocido entre nuestros escultores con el nombre de Francisco de Moure, natural de Orense. Trabajaba pues la sillería del coro de la catedral de Lugo, que le da mucho honor. Comprende dos cuerpos ó dos órdenes de sillas: el bajo es jónico, y el aito compuesto, con medallas de santos bien ejecutadas en los respaldos. Sobre la silla del prelado está el escudo de armas del obispo D. Alonso Lopez Gallo, que contribuyó para esta obra con tres mil ducados; y á los lados se lee la siguiente inscripcion:

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Franciscus à Moure sculptor et architectus gal-
lecus, civitatis Auriensis incola, inveniebat et
sculpebat hoc opus, cujus ultima manus accesit,
anno Domini

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Tambien residia en Toledo Jorge Manuel Teotocopuli, 1625. hijo y discípulo de Dominico Teotocopuli, llamado vulgarmente el Greco; de quien se ha hecho mencion en este tomo. El hijo fue nombrado maestro mayor de aquella santa iglesia en 10 de marzo de 1625; y en el siguiente empezó á construir la cúpula y linterna de la capilla Mozárabe, que está en la misma iglesia, contra el dictámen de otros profesores, especialmente de Fr. Alberto de la Madre de Dios, carmelita descalzo, que sostenia con demasiado calor que no se podia ejecutar en los términos que proponia Jorge Manuel. Mas este, apoyado sobre el parecer de Juan

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