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jada quiere antes que se vaya tomar omenage al dicho alcaide; y aunque toda la gente de trabajo se hubiera puesto antes en la obra del Morro, no se perdiera nada, y si no se hace mudanza este verano, podrá quedar el Morro en defensa, y se hará una cisterna ó algibe, que es lo mas necesario, aunque las murallas quedaran por terraplenar.

En lo que toca á la Punta está ya puesta en defensa y terraplenada, y seria bien que V. M. fuese servido, que por agora se entendiese en dar prisa á la defensa del Morro, pues es la plaza mas importante para la defensa de este puerto, como ya he avisado á V. M.

A los forzados que han cumplido su tiempo se les ha hecho buenas boyas, y asi le dí una memoria al maese de campo Juan de Tejada, de los oficiales canteros que faltan, asi de los que se han muerto, como de algunos que se han despedido, y que seria bien, pues que entre los forzados buenas boyas, habia algunos que sabian rozar muy bien en la cantera, se pusiesen algunos á rozar, pues con el sueldo de dos canteros se podian poner veinte y ocho rozadores de los dichos buenas boyas, donde V. M. ahorraria mas de diez mil ducados cada año. Y en lo que toca al rozar, tan bien lo hacen los dichos forzados como los canteros, porque es el trabajo grande y lo llevan ellos mejor que los canteros, y para que tengan mas cuidado en el trabajo, se les ha señalado á las buenas boyas que rozan, tres ducados cada mes, y con esta diligencia se hace mucha hacienda.

Tornóse á probar la mina del cobre, que está dos leguas de esta villa y media de la mar: hase hallado que es muy buena, como yo lo dije á V. M. es una manta que va por una ladera de un cerro: tiene un estado de alto, y tengo por cierto, que cavando mas hondo se dará en la mina, porque la manta no es otra cosa sino la fuerza de la mina, que echa aquellas flores arriba, y asi se han hallado algunas margaritas, que es señal y muestra de haber abajo la mina natural. La dicha mina viene á dar veinte y cinco libras de cobre por un quintal de tierra, y cuando no diese sino á veinte, se podia beneficiar por ser el metal bueno, conforme á lo que dije á V. M., y con menos gasto se benefician las mantas que las minas, porque las minas de ordinario estan en peñas, y las piedras son mas costosas de demoler, y otros gastos que se recrecen en ir debajo de tierra rompiendo con picos, lo que no tiene la manta, por ser toda casi tierra, y cavarse con hazadones, y molerse con mucho menos gasto, y por ser la manta grande, se sacará mucho cobre antes que se dé en la peña. El maese de campo Tejada ha tratado de hacer un asiento

Co

con unos portugueses, de continuar la dicha mina á razon de doce ducados el quintal y otras condiciones, las cuales verá V. M. Paréceme á mí que á doce ducados el quintal es muy caro; porque á ocho ducados estuviera bien, y ganarán bien en ello, pues no será de mucha costa el beneficiar la dicha mina, por estar en un monte ó bosque, donde hay mucha cantidad de leña, y estar cerca de la mar como media legua, mo ya tengo dicho. Y si V. M. mandase continuar esta mina, tengo por cierto que no le saldria á seis ducados el qui ntal con sesenta ó setenta negros que se pusiesen en ella, y veinte para hacer roza para la comida de los que trabajasen, y podria V. M. tener de aqui cobre para proveer de artillería á todas las Indias, y se podria llevar mucho á España. El cobre es muy bueno, y lo que otros han de ganar lo puede ganar V. M. haciendo la diligencia que tengo dicha, y poniendo sobre los que la sacaren hombre de recaudo, y podríase hacer en este puerto una fundicion, y no seria muy cara, por haber aqui aparejo de todas las cosas necesarias.

Cuando V. M. se determine de cerrar este puerto con cadena, me parece que seria mejor hacer la dicha cadena de cobre, porque el hierro en estas partes en breve tiempo se consume y come de herrumbre; y podríase fundir la cadena de cobre en pedazos, y despues tornarla á juntar con la misma fundicion, y de esta manera seria la cadena incorruptible y perpetua. De todo lo dicho me ha parecido dar aviso á V. M. para que en ello provea lo que mas convenga á su real

servicio.

Con esta envió á V. M. una descripcion de este puerto y del agua de la Chorrera, que se ha traido á esta villa, la cual se ha traido por industria mia. Y el maese de campo Tejada me prometió de parte de la villa mil ducados porque encaminase la dicha agua á esta villa, pues el que la tenía á su cargo no daba salida; y despues que la agua está aqui no se han acordado de mí. Suplico á V. M. que mande que me sea remunerado este trabajo y bien que he hecho á esta villa y puerto, y no que uno lleve toda la ganancia, y yo que dí la industria me quede sin premio; y quedo confiado en que V. M. me hará merced. Nuestro Señor guarde la católica persona de V. M. largos años, como sus vasallos y la cristiandad han menester. De la Havana á 5 de marzo de 1593 años. Baptista Antonelli.

13.

Otra carta de Antonelli al Rey con la misma fecha.

Señor. Con esta învio á V. M. una traza de los fuertes que se hacen en la entrada de este puerto, y de la manera que estan de presente, asi el del Morro como el de la Punta, con sus medidas, y el ancho que tiene la entrada del puerto.

Habrá un mes que el maese de campo Joan de Tejada mandó pasar al Morro toda la gente que trabajaba en la Punta, obra bien escusada..... La Punta es un sitio bajo, que con cualquiera mar se baña, y dista del Morro quinientos pasos. de dos pies cada uno.

El Morro es un sitio sobre una peña, y está caballero á la Punta, el cual bate todo el puerto y las naves que estan surtas en él, y tambien bate las dos costas, asi la del Morro, como la de la Punta; y es cierto que el que fuere señor del Morro, lo será de la Punta, del puerto y de la villa. Está la Punta mas adentro que el Morro quinientos pasos, y todos los navíos que entran en este puerto se arriman al Morro á tiro de piedra; y habiendo en el dicho Morro buena artillería, que ojee al enemigo á fuera, de ninguna manera podrá tomar el puerto, y hasta agora ha habido gran descuido en la defensa de este puerto: negocio que tanto importa al servicio de V. M.. donde cada año se viene á juntar tanta riqueza.

Lo demas que sigue es como la anterior carta. De la Havana á 5 de marzo de 1593 años. Baptista Antonelli.

14.

=

Carta de Antonelli al secretario Juan de Ibarra..

Refiere todo lo que contienen las dos últimas anteriores que escribió al Rey con la misma fecha, y concluye con lo siguiente:

En otras cartas he avisado á V. de cómo me habia dado una inflamacion en el rostro, la cual cada dia se aumenta mas; y porque conste la verdad de ello á S. M. invio unas informaciones. Suplico á V. que me sea buen tercero en que se me dé licencia para irme á curar á España, porque aqui me he hecho muchas curas, y ninguna me ha aprovechado, y todos cuantos me han curado me han dicho que si no me

voy de esta tierra caliente, siempre me aumentará mas el dicho mal.

Nuestro Señor guarde á V. largos años y en mayor estado acreciente, como sus servidores deseamos. De la Havana á 5 de marzo de 1593 años. Baptista Antonelli.

15.

Otra carta de Antonelli al Rey acompañándole la informacion sobre su mal.

Señor: Despues que estoy en esta villa me ha dado una inflamacion en el rostro, y de un año á esta parte se me ha derramado por el cuerpo. Para ello he hecho muchos remedios, y ninguno me ha aprovechado; y todos los médicos que me han curado me dicen que saliendo de esta tierra, que es caliente, tendré salud, y que estando en estas partes cada dia me agravaré mas de la dicha inflamacion; y porque conste á V. M. de la verdad, mandé hacer una informacion delante del tiniente general de esta isla, la cual vá con esta.

Suplico á V. M. sea servido de mandar servirse de mí en España, donde tendré lugar de poderme curar mientras el mal es fresco, antes que se me haga incurable, y no querria que me sucediese como á mi hermano Joan Bautista Antonelli; y asi confio que V. M. me hará esta merced, pues mi peticion es justa.

Y en lo que toca á la fortificacion yo no haré falta, que mi sobrino Cristóbal Roda podrá acabarla, pues V. M. se puede fiar del, porque lo entiende muy bien, y agora él acude á esta fábrica, porque yo muchas veces no puedo acudir á ella por mi poca salud, que de cualquier ejercicio que hago se me enciende el rostro y cuerpo de ronchas. Nuestro Señor guarde á V. M. largos años, como sus vasallos y la cristiandad han menester. De este puerto de la Havana á 5 de marzo de 1593 años. Baptista Antonelli,

16.

Carta de Antonelli al secretario Juan de Ibarra.

Con las fragatas invié á S. M. y á V. una informacion de que me ha dado en el rostro una inflamacion, y de que de un año á esta parte se me derrama por el cuerpo, y de que en

estas partes no he hallado remedio ninguno; y no querria que se me hiciese algun mal incurable, aunque con todo mi mal no he dejado de acudir á las obras.

Los dias pasados el teniente de alcaide del Morro maltrató á un criado mio, que hace oficio de sobrestante y veedor de la fábrica, el cual deprende esta mi profesion, y de alli á pocos dias el alcaide del Morro dió de palos á un sobrino mio, sin haber ocasion ninguna, y veo que salen con todo por estar, como estan, con las armas en la mano, y yo solo y apartado de S. M., por donde se sufren muchas cosas. Y asi despues que sucedió esto pocas veces voy al Morro por no me perder, porque soy cierto que el mayor mal ha de ser el mio.

Si es asi que por servir bien y fielmente á S. M. se me han de hacer mil agravios, no sé qué decirme, pues de mi fidelidad se puede ponderar muy bien en la bolsa que tengo, pues todos los que vinieron con el maese de Campo estan ricos, y yo que tengo doblado sueldo estoy pobre; y es de manera que para poder pasar me he hecho hortelano, porque de otra manera no me pudiera sustentar, por causa de ser la tierra cara.

Suplico á V. que sea buen tercero con S. M. en que me dé licencia, porque no dándomela estoy determinado de irme, y si no lo he hecho ha sido por no dar en manos de corsarios, no tanto por el peligro de mi persona, como por el servicio de S. M., que es el que mas tengo sobre mi cabeza, como es

razon.

Nuestro Señor guarde á V. largos años, y en mayor estado acresciente, como sus servidores deseamos. De la Havana á 28 de mayo de 1593. Baptista Antonelli.

17.

Carta de Antonelli á Felipe 11.

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Señor D. Juan Maldonado que vino por gobernador aqui, me dió una real cédula de V. M. , por la cual me mandaba que fuese á poner en ejecucion la fortificacion de Cartagena en caso que mi ausencia no hiciese falta á la fábrica de los castillos que se hacen en este puerto. Yo beso á V. M. sus reales pies por la merced que me hace en servirse de mí en estas partes. Es de tal suerte la poca salud que tengo, que no me dá lugar para que acuda á su real servicio, como deseo, por haberme dado una inflamacion en el rostro, casi como la de mi hermano Juan Bautista Antonelli, la cual cada

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