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CAPITULO XXXI.

SUMARIO.

Amagos de rebelion en varias ciudades importantes.-Maquiavelismo de Cristina.— Palabras con que acogió esta falsa mujer la Constitucion del 37.-Contestacion de Argüelles y de la comision de las cámaras.-Ingratitud borbónica.

I.

En Málaga, Valencia, Murcia y Zaragoza hubo amagos de que el órden iba á alterarse, y en Barcelona gran parte de la Milicia se declaró en rebelion, haciendo necesario que el ejército operase, desarmándola; y por fin el 4 de mayo fué fusilado Xaudaró, y desterradas á Mallorca muchas personas que habian tomado parte en el movimiento revolucionário de aquel dia, que Barcelona recordará siempre como infausto.

Así marchaban á la par, en el Congreso, las concesiones de los que habian creido en 1830 que eran incompatibles el sistema constitucional y Fernando VII, resultando de esta creencia segun don Joaquin Francisco Pacheco, que quitasen en dicha época las flores de lis del escudo español que usaban en las comunicaciones revolucionarias. Algunos de ellos, añade, pensaban ya en república: algunos se habian dirigido tambien á don Pedro de Portugal y habian abierto tratos ofreciéndole el trono español; así marchaban repetimos los actos de los liberales arrepentidos y los de Cristina representante del Borbonismo, que divorciaba cada vez mas el pueblo

del trono conquistándose las antipatías de los que defienden el derecho divino, y excitando el espíritu de venganza entre los que amantes de la libertad solo por generoso comportamiento levantaban para su hija un trono cimentado en sangre.

Hé aquí las palabras con que Cristina acogia el nuevo pacto de que nos hemos ocupado, y que juzgamos conveniente poner á la vista del lector.

«Jurada está por mí y jurada tambien por vosotros la nueva ley fundamental que dais à la monarquía. Con tan solemne acto se ve terminada del todo la obra de que habeis sido encargados por la confianza nacional; y los españoles salen de la inquieta y dudosa posicion en que toda nacion se encuentra cuando pasa de un estado á otro diferente.

»Este tránsito, siempre peligroso y arduo, lo era mucho mas entre nosotros. Ya nuestros enemigos comunes, creyendo que no alcanzaríamos á superar estas dificultades, en su opinion invencibles, cantaban anticipadamente el triunfo y nos presagiaban una vergonzosa disolucion en la mas deshecha anarquía; locas esperanzas desvanecidas como el humo por la nunca desmentida sensatez del pueblo español, y por el acierto de vuestra prudente conducta, señores diputados.

»Al proceder á la reforma de la ley política de Cádiz, ni habeis escuchado las sugestiones presuntuosas del espíritu de privilegio, ni atendido á las mal seguras ilusiones de una popularidad perniciosa. Por manera que naturalmente y sin violencia ha recibido aquel código las formas y condiciones que le faltaban en parte, propias de todo gobierno monárquico representativo. En la sancion de las leyes y en la facultad de convocar y disolver las Cortes habeis dado á la prerogativa real cuanta fuerza necesita para mantener el órden; y dejando en lo demás expedita y desembarazada la accion ejecutiva del gobierno, conteneis el abuso que pudiera hacerse de aquella facultad imponiendo la obligacion de convocar las Cortes cada un año. Con haber dividido en dos secciones el cuerpo legislativo, haceis que sea mayor la dignidad y circunspeccion de sus deliberaciones, y mas probable el acierto en sus resultados.. Por último, en la base electoral dais á la opinion pública todo el influjo posible en la eleccion de los legisladores, y se abre mas ancho campo á la expresion de los intereses y necesidades nacionales en la tribuna parlamentaria. A la firmeza y tino con que es

tán sentados estos primeros principios, corresponden dignamente en su tendencia y economía las demás disposiciones. Ya os dije, señores, al abrir estas Cortes, que nada os proponia ni aconsejaba como reina, nada os pedia como madre; porque confiada en vuestra generosidad y sabiduría, todo lo esperaba de vosotros; vuestra sabiduría y generosidad han ido mas allá de mis mas halagueñas esperanzas, y han colmado todos mis deseos.

»Fiel á este principio que me propuse entonces, mi primer cuidado ha sido que la reforma de la Constitucion lleve el sello exclusivo de la voluntad nacional. Así es que mi gobierno se ha abstenido, cuanto le ha sido posible, de tomar parte en vuestros debates, sea cuando se trató de los trabajos preparatorios de la reforma, sea en las deliberaciones posteriores. Ocasionalmente solo, y para ilustrar algun punto, es cuando se ha oido su voz; pero la decision siempre os ha quedado libre y ha sido completamente vuestra.

>>He creido, sin embargo, manifestaros alguna vez la conformidad que en mí hallaban las disposiciones que ibais acordando; y esta manifestacion hecha antes por medio de mis ministros, la he repetido y la repito ahora por mí misma con la mayor complacencia. Aquí entre vosotros, á la faz del cielo y de la tierra, declaro de nuevo mi espontánea adhesion y aceptacion libre y entera de las instituciones políticas que acabo de jurar á nombre y en presencia de mi augusta hija, que teneis delante, y cuyos sentimientos espero que no sean jamás diversos de los mios.

»La reina de las Españas, aunque en edad tan corta, debia asistir á este solemne acto. Ya los albores de la razon comienzan á rayar en ella, y un espectáculo tan noble y tan grandioso se imprimirá con mas viveza en su tierna fantasía, al paso que su inocencia y sus gracias añadirán interés y dará n, si es posible, mayor fuerza á nuestros recíprocos juramentos. Colocada en medio de la representacion nacional, amparada y defendida por la lealtad española, es como si estuviera en presencia de todo su pueblo, como si alzada fuera y proclamada en el antiguo escudo de los reyes sus antepasados. Acostumbrese desde ahora á vivir entre vosotros, á oir vuestros consejos, á penetrarse de vuestro bien, á procurarlo con todas las potencias de su alma.

»Ella es la heredera que el cielo concedió á los votos de los españoles; ella es la alumna de la libertad, educada á la sombra de sus leyes protectoras; que su primer sentimiento sea venerarlas, su

principal deber cumplirlas, su incesante anhelo defenderlas. Establecida así con el mas perfecto acuerdo entre la nacion y el trono la ley fundamental de la monarquía, ningun motivo queda ya á la incertidumbre, ningun pretexto á la desunion. Bandera de paz y de concordia, sirya esta ley desde hoy en adelante á todos los españoles de insignia que les guie al bienestar á que aspiran y que tan justamente merecen; y viéndola tremolar sobre el solio de la reina que defienden con tanto heroismo, consideren este solio como el mejor cimiento de su libertad é independencia, como pilar mas firme de su gloria y de su prosperidad.

>> Finalmente, señores diputados, vuestra lealtad y sabiduría no solo han lucido en las disposiciones relativas à constituir el Estado, sino en todas las demás que para bien y conservacion suya os he consultado Yo, ó me habeis propuesto vosotros. Reconocida al saludable apoyo que prestais incesantemente á mi gobierno, no puedo dejar de expresaros aquí mi mas viva gratitud, esperando que continueis dando las mismas pruebas de celo y de prudencia en los trabajos legislativos ordinarios que os ban de ocupar todavía. Difíciles son sin duda las circunstancias que nos rodean; pero mientras subsista inalterable este concierto feliz entre las Cortes y la corona, ni la agitacion de las pasiones, ni la alevosía de la intriga, ni la contraposicion de opiniones y de intereses, ni las vicisitudes mismas de la fortuna prevalecerán contra nosotros; y con la ayuda del Omnipotente, la legitimidad triunfa y la España libre se salva. »

I!.

A este discurso contestó Argüelles, como presidente de la Asamblea popular, lo siguiente:

«Señora, este grande acto, tan regio y tan augusto como nacional, que V. M. solemniza hoy en las Cortes, vuelve á dar principio á la era memorabie por que tantos años há suspiran los buenos españoles. En él se renueva el pacto y estrecha alianza entre la nacion y el trono de sus reyes, rescatado en 1812 del poder de un soberbio conquistador.

»El título glorioso con que reina vuestra excelsa hija, proclamado entonces á despecho de la deslealtad y de la usurpacion, renace triunfante en este dia, con toda la legitimidad, toda la validez que

osó disputarle un príncipe rebelde en quien debió ballar su mas firme apoyo y defensa á ejemplo del esclarecido infante don Fernando en la memoria de don Juan II de Castilla.

>La aceptacion libre y espontánea de la Constitucion que V. M. se dignó hacer en nombre de vuestra augusta hija, el sagrado juramento que en presencia suya lo confirma y corrobora, la recíproca promesa con que las Cortes y V. M. se comprometen y ligan mutuamente boy ante la nacion; tantas y tan singulares circunstancias reunidas, acaban para siempre con todo pretexto y todo efugio á que pudieran apelar todavía la ambicion y otras pasiones desapoderadas y aleves.

»En esta solemnidad la nacion ve nuevamente proclamar su libertad y sancionados sus derechos, y la corona las facultades y prerogativas que necesita para mantener el órden público y asegurar firmemente la independencia, el poder y la dignidad de la monarquía.

>>>Esta union indisoluble, fundada en la concordia de interés y deseos, disipa todas las dudas, calcula todos los recelos, tranquiliza el ánimo y llena el corazon de júbilo y alegría, como lo publican, Señora, las aclamaciones de un pueblo generoso y reconocido, y las demostraciones de lealtad y amor que V. M. recibe hoy en este santuario de las leyes.

»Tan majestuoso espectáculo no podrá menos de causar impresion viva y profunda en el alma angelical de vuestra excelsa hija. En su asistencia á esta augusta ceremonia, las Cortes reconocen la ternura y maternal solicitud con que V. M. se esmera en cultivar en su inocente corazon las grandes virtudes que hicieron tan esclarecida á la ínclita reina doña Isabel la Católica, no menos combatida por los ambiciosos de su tiempo con todo linaje de contrariedades y persecuciones. A la alta penetracion y consumada prudencia de V. M. no podia ocultarse ciertamente que la adversidad es tambien escuela en que se aprende el arte de gobernar y hacer felices las naciones; porque si es cierto que los conspiradores y ambiciosos triunfan satisfaciendo sus pasiones, no lo es menos el que al fin sucumben y el tiempo les olvida.

>>>Solo los reyes justos y benéficos poseen el corazon de sus súbditos, y viven eternamente en la memoria de sus pueblos. V. M. presenta ya á la contemplacion de los que os obedecen y admiran un ejemplo ilustre de esta verdad consoladora.

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