Imágenes de páginas
PDF
EPUB

no son compatibles con la forma de gobierno republicana? Acaso y sin acaso la forma democrática y republicana garantizará mucho mejor esos intereses que la monarquía usada y desprestigiada, y cuyo restablecimiento tropieza hoy con todos los obstáculos que hemos mencionado.

¿No proclaman además los progresistas que quieren una monarquía democrática? Pues si lo esencial es para ellos la libertad, ¿qué les importa que esta se llame República ó Monarquía? ¿La cuestion de forma ha de tener para los progresistas tanta importancia que se lo sacrifiquen todo, honra nacional, paz interior, y hasta la liberque con el trono estaria comprometida?

tad

No conocemos un progresista honrado á quien no hayamos oido repetir: «¡Ah! ¡si la República fuera posible! ¡yo seria el primer republicano!» Pues bien, hé aquí que ahora solo la República es fácil de establecer; todas las dificultades son para la Monarquía constitucional.

Esta es la hora en que los progresistas deben abrazar á los republicanos diciéndoles: «Puesto que hemos dado el primer paso derribando tronos y reyes, demos tambien el segundo, el definitivo: proclamemos unidos la República democrática.»>

XVIII.

Llegamos á la cuestion de la dictadura.

Sabemos que muchos progresistas vacilan temerosos de que la República nos condujera á la dictadura; pero la dictadura no puede producirse mas que por una de dos causas, ó porque fuera una minoría democrática quien impusiera la República á todos los otros partidos, en cuyo caso la dictadura naceria de la dificultad de defenderse pocos contra muchos, ó bien del triunfo de la reaccion contra los partidos radicales. Pero la dictadura no tendria razon de ser desde el momento en que los partidos medios y los radicales adoptasen la forma de gobierno republicana, porque su union constituiria un poder tan fuerte y sólido, que podria conceder toda la libertad imaginable sin necesidad de recurrir á la fuerza para defenderse de sus enemigos.

La dictadura no puede engendrarse ni bajo la forma republicana

ni bajo la monárquica sino por la desunion, por la lucha de los partidos que han tomado parte en la revolucion bajo la bandera de los principios democráticos.

Pero la dictadura será inevitable restableciendo la monarquía, porque solo con ella podrá el nuevo rey hacerse obedecer y dominar las grandes poblaciones, donde con mas calor se agita el espíritu democrático, tales como Madrid, Sevilla, Zaragoza, Barcelona, Reus, Valencia, Málaga, Jerez, Cartagena, Figueras, Antequera, Béjar, Alcoy, Alicante y muchísimas otras que podríamos nombrar.

El peligro de la dictadura seria inevitable con el restablecimiento de la monarquía, porque esta ha perdido ya todo su encanto para gran parte de las clases medias y para las grandes masas democráticas de las ciudades que la rechazan resuelta y enérgicamente, por mas que se la presenten cubierta, cual estatua de barro, con una cascarilla de oropel. Y no duden los progresistas que ellos como los demócratas serian las primeras víctimas de la dictadura, por mas que sean ellos quienes las establezcan, porque nunca impunemente faltó á los liberales la confianza en la libertad.

Uniéndose á la democracia para fundar la República, los progresistas harán imposible la dictadura que temen, porque nuestra union constituirá una mayoría formidable, será la union de todas las fuerzas vivas del pais, de todos los elementos de mejora social, de progreso, de trabajo, de ciencia y de porvenir que encierra Esраба.

XIX.

Todavía abrigan otro temor los progresistas sinceros y mas dispuestos á abrazar la causa republicana. Este temor es el de las complicaciones exteriores que el establecimiento de la República podria traernos; pero este temor es infundado. La República española seria mas respetada por todas las naciones extranjeras que un rey cualquiera, con el cual no podríamos dar gusto à todas, no solamente porque la República formada por la union de demócratas y progresistas seria un poder mas sólido y fuerte que ninguno de los que han existido hasta ahora en España, contra el cual ni las asechanzas ni la fuerza brutal de cualquiera nacion extranjera serian

bastante á conmoverlo, sino porque el establecimiento de la República en nuestra patria, de una República sensata, tan prudente como fuerte, bastaria para derribar á los tiranos que aun oprimen á algunos pueblos de Europa, y á trasformar en Repúblicas algunas monarquías constitucionales como las de Italia, Bélgica, Holanda, Hungría y otras.

El restablecimiento de la monarquía, por el contrario, afirmaria los hoy vacilantes tronos de los déspatas, y rebajando á España, reduciéndola á un papel de nacion secundaria y de segundo órden, le arrebataria la brillante auréola de cabeza del movimiento liberal y democrático de la Europa moderna que hoy ciñe su frente, y que conservaria fundando una gran República ibérica y federal.

La España de hoy, unida con el lazo de las instituciones democráticas, representa una fuerza tres veces mayor que la España de 1808, y aquella, sin embargo, bastó para resistir á Napoleon el Grande, cuando estaba en el apogeo de su poder y con la Europa entera postrada á sus piés. ¿Qué podria Napoleon el Pequeño, viejo, gastado, sin prestigio, rodeado de enemigos extranjeros é interiores, sosteniéndose mal y apenas sobre un pueblo en fermentacion, contra la España republicana, gobernada y dirigida por la union progresista-democrática, que tendria además de su fuerza propia, la simpatía de todos los pueblos civilizados de Europa y América?

No teman, pues, los progresistas que la Répública democrática española encuentre en Europa adversarios temibles. Sus enemigos serian impotentes, y doscientos millones de hombres desde el Tíber al Volga, la saludarian como la aurora de la libertad de Europa, como el primer paso para el establecimiento de la federacion en todas las naciones, el desarme de ejércitos y escuadras y la paz universal.

Mediten bien esto progresistas y unionistas, y vean lo que es mas conveniente para ellos y para la patria: la union sincera con las grandes masas democráticas para consolidar la libertad bajo la forma de gobierno republicana, ó la lucha con estas y su union con los monárquicos reaccionarios para restaurar el trono en favor de un rey extranjero.

XX.

Comencemos ahora el relato imparcial y exacto de la historia del reinado del último Borbon de España, empresa que acometemos convencidos de que si todos los españoles pudiesen conocer los hechos de tal reinado antes de que se decidiese en los comicios la suerte de España, no volverian á levantar un trono, aunque fuese para un ángel bajado del cielo; hasta tal punto resultará cierto de la historia de Isabel de Borbón, que el trono embrutece á los inteligentes, corrompe á los honrados, atrofia en el alma el sentido moral y convierte, en fin, los ángeles en demonios.

HISTORIA

DEL

REINADO DEL ULTIMO BORBON DE ESPAÑA.

LIBRO PRIMERO.

CAPÍTULO PRIMERO.

SUMARIO.

Principal mira del autor al escribir esta historia.-Cuatro palabras sobre Fernando VII antes de casarse con Cristina.-Anécdota curiosa.-Lucha terrible en palacio entre los partidarios de don Carlos y Cristina.-Pragmática aboliendo la ley sálica.-Intrigas del bando carlista. Firma el rey moribundo la revocacion de la pragmática.-Entereza varonil de doña Carlota.-Convalecencia de Fernando, y sus tendencias á liberalizarse.-Amnistía.-Servilismo é hipocresía de los realistas.-Conciencia de don Carlos.

I.

Ardua tarea acometemos escribiendo la historia de un reinado en que tanto abundan los hechos, crueles unos, vergonzosos otros, torpes y sucios los mas, de una reina que ni en la vida pública, ni en la privada, supo respetar su dignidad de reina de un gran pueblo á quien tantos respetos y consideraciones debia, ni el decoro de hija, esposa y madre. Preferiríamos consagrar nuestras tareas á asunto

TOMO I.

8

« AnteriorContinuar »