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Tabla cronológica de los Naseritas.

4. Mohammad I (Abu Abdillah) Al-gálib billah, desde Mayo de 1238 á 24 de Enero de...

1273

2. Mohammad II (Abu Abdillah) Al-faquih, hasta 8 de Abril de...

1302

3.

Mohammad III (Abu Abdillah) Al-majlus, hasta
12 de Marzo de............

1309

4.

3.

Nasr I (Abu-l-choyux), hasta 3 de Febrero de... Ismail I (Abu-l-walid), hasta 9 de Julio de.... 6. Mohammad IV (Abu Abdillah), hasta 25 de Agosto de...

1314

1325

1333

7.

Yusuf I (Abu-l- hechách), hasta 19 de Octubre de. 8. Mohammad V (Abu Abdillah) Al-gani billah, hasta 22 de Agosto de.

9.

Ismail II (Abu-l-walid), hasta 20 de Junio de.. 10. Mohammad VI (Abu Abdillah), hasta 6 de Abril de......

4354

4359

1360

1362

14.

12.

Mohammad V, segunda vez, hasta 10 de Enero de.
Yusuf II (Abu-1-hechách), hasta 3 de Octubre de!!
Mohammad VII, hasta 14 de Mayo de..

1391

1392

1408

13.

Yusuf III (Abu-l-hechách), hasta 9 de Novicm-
bre de....

1417

14. Mohammad VIII Al-aysar, ó el Izquierdo, hasta fines de Diciembre de..

1427

15. Mohammad IX As-saguir, ó el Pequeño.

1429

Mohammad VIII, segunda vez, hasta 4.o de Ene-
ro de....

4432

16. Yusuf IV (Abu-l-hechách), hasta Junio de. Mohammad VIII, el Izquierdo, tercera vez, hasta Abril ó Mayo de...

1432

1444

17.

Mohammad X (Ebn Otsmén) Al-ahnaf, ó el Cojo,
hasta Setiembre de..

0445

18. Saad (Abu-n-Nasr), hasta Setiembre de... Mohammad X, segunda vez, hasta..

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Saad (Abu-n-Nasr), por segunda vez, hasta
Julio de...

4462

19. Alí (Abu-l-hasan), hasta Julio de..

1482

20. Mohammad XI (Abu Abdillah 6 Boabdil), hasta Abril de...

4,483

Alí, segunda vez, hasta..

-4485

21. Mohammad XII (Az-zagal), hasta.

Mohammad XI, segunda vez, hasta el 2 de Ene
ro de...

1

TOMO X.

37

1492

2061

APÉNDICE C.

}

De los Benu Abde-l-hakk ó Benimerines.

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210

La historia de la España árabe se halla de tal manera ligada con la del Africa occidental, sobre todo desde el siglo XII en adelante, que no es fácil comprender y apre ciar las causas de tanta revolucion política, de tanta guerra civil, de tantos y tan grandes acontecimientos como se han verificado en nuestro suelo, sin tener una idea exacta y cumplida de las diferentes dinastías que allí imperaron. Africanos eran los que á las órdenes de Tárik vencieron en Guadalete, auxiliados por la traicion el descontento, las numerosas huestes de D. Rodrigo; africana con muy pocas excepciones la inmigracion con

y

tínua de gentes que, surcando las aguas del Estrecho, vonia á reforzar constantemente las filas de los invasores; africano, por fin, el ejército con que el temible Alman¬ zor intentaba á fines del siglo X sujetar de nuevo la España toda al yugo del islám. Pasó la dinastía de los umeyyas despues de tres siglos escasos de gloriosa dominacion, para ser reemplazada por los edrisitas que, aunque oriundos de la Arabia y descendientes del Profeta, habian reinado en Fez y en otras ciudades del Africa occidental; y á tanto príncipe español, eslavo ú africano, como despues de la decadencia y ruina del califato cordobés, se repartió la vasta herencia de los Beni Umeyya, sucedió el imperio de los almoravides, salidos de los desiertos de Lamtunna, y que habiendo sido imprudentemente llamados por Ebn Abbád, el de Sevilla, volvieron sus armas contra sus propios hermanos y correligionarios. Un siglo escaso duró la dominacion de aquellos moros africanos para ser reemplazada por la de los almohades, que á la doble cualidad de guerreros, entusiastas y ávi dos de botin reunian la circunstancia de fanáticos sectarios, predicando por doquiera una especie de puritanismo mahometano, que se extendió victorioso por todos los ámbitos del Africa musulmana. La batalla de las Navas puso coto á las conquistas de estos nuevos invasores, y poco despues su destrozado imperio pasaba á manos de los benimerines en Africa, á poder de castellanos en España, con la sola excepcion de la costa, desde Murcia á Gibraltar, donde Mohammad Al-gálib-billah fundaba á principios del siglo XIII el imperio granadino.

Los benimerines no llegaron nunca á poseer en España mas territorio que aquellas plazas de la costa indispensables para el paso de sus ejércitos y el abrigo de sus escuadras, como Gibraltar, Tarifa, Algeciras y otras; pero en cambio influyeron poderosamente en la suerte

del reino granadino, unas veces socorriéndolo contra los nuestros; otras, y fueron las mas, contribuyendo á fomentar la discordia y la rebelion, y ayudando á unos príncipes contra otros en esa lucha interna y fratricida que caracteriza el último período de la dominacion musulmana en España. Otras dos dinastías hubo por este tiempo, africanas ambas, y que tambien influyeron, aunque no tan directamente, en la suerte del imperio granadino, á saber: los Benu Zeyyán de Tremezén y los Benu Hafs de Túnez. Razon era que los monarcas granadinos, siempre estrechados por las armas castellanas y á veces en lucha abierta con sus propios correligionarios, los benimerines, á quienes Mohammad II habia imprudentemente entregado las llaves del Estrecho, buscasen el apoyo de otros príncipes musulmanes de Africa, rivales y competidores de aquellos. Intimas y frecuentes fueron, pues, las relaciones así mercantiles como políticas que el reino granadino mantuvo con Túnez y Tremezen durante los siglos XIV y XV, y como por otra parte las noticias que acerca de estos reinos y príncipes dan nuestras crónicas castellanas son casi siempre confusas y contradictorias, hemos creido oportuno poner aquí un resúmen cronológico de dichas dinastías.

Los Benu Merin (1), por otro nombre los Benu

(1) Para los que están poco versados en la lengua arábiga, conviene observar que Benu, Bena, Beni son una sola palabra que significa <«<hijos», pronunciada de tres maneras distintas por razon del caso nominativo, acusativo ó genitivo, que exige la alteracion ó aumento de la sílaba final. Lo mismo sucede con Abu, Aba, Abi, que es «padre». En cuanto al Ebn (hijo), que nuestros cronistas escriben indistintamente Aben, Iben y Ben, no necesitamos advertir que es tambien una sola palabra diferentemente pronunciada. Escritores sumamente autorizados entre nosotros ban cometido errores muy de bulto, y confundido à unos principes con otros, por no conocer este sencillísimo elemento de la lengua arábiga.

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