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Como quiera, ello es que apénas salió a luz el primer número de mi CRITICON, cuando uno que se me dice amigo inmemorial de mis pobres borrones, me ha favorecido con una Crítica del tenor siguiente: carta canta, la carta dice así:

y

"SEÑOR CRITICON D. B. GALLARDO:

Muy señor mio: Siempre fuy y soy amigo de sus producciones, despues que lei su encantadora Apología de los palos ó de la paliza, y su Diccionario crítico contra la hipocresía y las supersticiones, que detesto y detesté siempre. Estas dos pequeñas obrecitas le han hecho á su autor un nombre justamente famoso en el mundo literario: ellas hacían esperar grandes cosas de su pluma, que no vimos aun: pero yo hallo esplicada esta decepcion de nuestras esperanzas en los tiempos ominosos que acaban de pasar: bajo un Calomarde y un Zea, ¿qué se pudo escribir jamas, que valga la pena de leerse, y mas en el género de la sátira, que es su género fuerte?

Ahora promete m. darnos un CRITICON, del que nos dió ya el cuaderno 1.0 Su introduccion, ó prospecto, es un verdadero prólogo galeato: ya en él descubrió su genio mas que crítico á propósito del ESTATUTO del señor Martinez de la Rosa, y de la libertad de la prensa. Yo no sé si todos le habrán entendido ú I'm.; pero sepa que yo le entiendo bien : (ya Fm. me entiende).

En el cuerpo del discurso hace la apoteosis de CERVANTES. Mas seamos justos: ese prurito de idolatría por el autor del Quijote le va ya el romanticismo haciendo pasar de moda. Por otra parte, el señor bibliotecario Clemencin ha hecho conocer en sus comentarios que Cervantes no es mas que un hombre, y un hombre lleno de faltas y errores, como tantos otros.

La memoria de Vm. sobre La tia fingida de Cervantes, es menester confesar que está llena de erudicion española nada comun, ni proletaria: mas la imparcialidad pide tambien confesar aquí (permita Vm. decírselo)· que quandoque dormitat Homerus. A Vm. le sucedió lo que sucede á aquellos que leyeron mucho, que despues se les confunden las ideas. En la página 4 haciendo parada de su erudicion nos cita cuatro obras maestras de sátira; que son los Catariberas, el Prete Jacopin, la Perinola y el Bodoque; y dejando á un lado las tres últimas que, como la primera,› pocos leyeron, y de las que pocos pueden ya sufrir la lectura, porque los románticos han perfeccionado mucho el gusto (que nuestros decantados clásicos antiguos apenas divisaron), en el primer artículo padeció Vm. una equivocacion palpable y notoria: «<los Catari-· beras de SALAZAR » dice Vm.; y no hay tal SALAZAR. Quien haya leido algo de nuestros viejos escritores, ¿ignora que el papel de los Catariberas le compuso D. DIEGO DE MENDOZA? Vm. trascordado confundió sin duda el nomD:

bre del autor que cita, con el del otro, contro quien empleó Mendoza su virulenta crítica en la Carta del bachiller de Arcadia.

Esto un literato español y bibliotecario, ¿cómo lo pudo ignorar jamas? Los Catariberas son indisputablemente de MENDOZA, como va á verlo probado con documentos, á escoger, impresos y manuscritos.

Impresos: en el Semanario erudito de Don Antonio Valladares, tomo XVIII, se imprimieron los Catari beras, espresándose nada menos que tres veces que su autor fue DON DIEGO DE MENDOZA. En la cabeza (pág. 238 ) se dice: « Papel de los Catariberas, escrito por DON DIEGO de Mendoza.» Y al fin (pág. 249) se espresa lo mismo: la Carta de los Catariberas acaba asi: «Vuestro mayor amigo que os besa las manos DON DIEGO DE MENDOZA. » En la tabla del libro se repite lo mismo.

Manuscritos: existen en la biblioteca real. de esta corte, á cuyo propósito y de los Catariberas el erudito bibliotecario D. Juan Pellicer dice en sus notus al Quijote: «cuya vida pinta con incomparable gracia D. DIEGO DE MENDOZA en una Carta MS. que con otras sè guarda en la real biblioteca.» Y con efecto, está entre los MSS. ( M. 199 ), como puede verse del índice, art. D. DIEGO HURTADO DE MENDOZA, registrada asi: «Carta pintando la vida de los Catariberas. >>

En vista de estos hechos incluctables (que es como se hacen las críticas, y no con choca

rrerías) espero que V'm. será bastante complaciente para rectificar su error en el número inmediato; y que dispensará esta confianza á S. S. S. Q. S. M. B.-DOCTOR J. PATON.»

Así me gusta a mí que hable la jente, clarito. Con la misma claridad voi a contestar al cargo directo que entre flor y flor se me hace

en esta carta.

Empiezo por dar las debidas gracias a su Autor (sea él quien fuere, Doctor Paton, Anjel patudo, Patillas o Diablo Patejo) por los elojios que me dispensa; y dejándole a su sabor que corra el riesgo de las opiniones que enuncia respecto a CERVANTES y ä otros particulares que no tocan al punto crítico de la cuestion, voi a mi objeto.

El capítulo de acusacion contra mí se cifra en estas breves palabras del Doctor Paton contra la afirmativa mia de que SALAZAR es Autor de Los Cata-riberas: " No hai tal SA

LAZAR.»

Contestacion mia.

" Preguntas qué amigos tengo,
Y esto envuelve dos sentidos:
Si preguntas cuantos, pocos;
Si cuales, voi a decirlo. »

«No hai tal SALAZAR» puede significar dos cosas: o que no hai tal hombre, o que no hai tal especie, como la que yo afirmo, de que SALAZAR sea Autor de tal papel. Véome, pues, constituido en el doble empeño de probar es

tos dos ecstremos: 1o que hai tal SALAZAR ; y 2.o que este tal SALAZAR es Autor del papel de Los Cata-riberas.

El señor Paton con la especie que apunta, de la Carta del Bachiller de Arcadia, quiere dar a entender que yo, trasoidos los nombres de MENDOZA Y SALAZAR, he barajado carta con carta, las del Arcade y los Cata-riberas; y que confundiendo la persona que hace con la que padece, he hecho Autor Crítico críticamente al SALAZAR que fué criticado por D Diego de MENDOZA en aquella graciosísima carta. Pero al reves me la vestí: por mi parte no ha habido tal baraja, ni tal trocatinte. Conozco mui bien a entrambos sujetos, y tengo mas leidas una y otra carta, de lo que es menester para algo mas que no confundirlas. Señas mortales.

Ese SALAZAR (número uno) fue un buen Capitan que

«Tomando hora la espada, hora la pluma

escribió en el estilo andantesco que en sus tiempos corría mui valido entre los Románticos de entónces, una cierta Corónica del Emperador Cárlos V, en la cuál se trata de la justísima guerra que S M movió contra los Luteranos y rebeldes de Alemania, y los sucesos que tuvo: » la cual, si no estoi trascordado, se imprimió la vez primera en Nápoles el año de 1548; y la segunda en Sevilla el de 52: sé bien sí que de la edicion príncipe había

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