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ejemplar en la selecta biblioteca que el Infan◄ te D Luis tenía en su palacio de Arénas.

Cuando esa obra se publicó en Italia, estaba alli de Embajador por nuestra corte D DIEGO HURTADO DE MENDOZA, Caballero no ménos ilustre por su cuna que por sus talentos, grande hombre de Estado y pluma, y sobre tódo hombre de hacer y decir, a quien han hecho afamado en el mundo los arranques de su jenio y de su injenio. Fué granadino y Poëta (el Diablo sea sordo!); sibien el erudito Tamayo de Bárgas asegura «es opinion sentada que este Caballero nació en Toledo, nó en Granada.» (*)

El Señor D Diego que a vueltas de la gravedad de su estado, gastaba jentil humor, tomó pasatiempo con el Cronicon del buen Capitan SALAZAR, escribiendo de chunga la susodicha Carta del Bachiller de Arcadia: título con que se disfrazó, por no hacer descortesía al decoro de su empléo.

Pues, ahora conviene saber que ä este Capitan Pedro de SALAZAR, que parece no se daba el mejor perjeno para hacer libros al gusto de los Críticos Clásicos como D Diego de MENDOZA, húbosele de lucir mejor la gracia de hacer hijos; y en haz y en paz tuvo en su esposa Da María de Alarcon uno como mil perlas, y tan agudo y festivo, que no parece

(*) V• su « Junta de libros, la mayor que Espaha ha visto en su lengua hasta el año de 1624. MS. de la Biblioteca Real.

sino que le hurtó, u le heredó la agudeza y el donaire al gracioso cuanto feo D. Diego.

Nació este pimpollo, segun cómputos del insigne Coronista de los Hijos de Madrid Alvarez-Bäena, en esta coronada villa por los años de 1530, y renació al mundo con la gracia bautismal de Eujenio, nombre de pila que unido a los de su abolengo, le completan la gracia de Eujenio SALAZAR de Alarcon.

Ya tenemos otro SALAZAR :-cero, y van dos; (verémos si parece el que buscamos, para ajustar nuestras cuentas).

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Despuntó éste de agudo (como arriba dejamos apuntado), y siguiendo la carrera de los estudios en Alcalá y Salamanca, llegó a ser gran supuesto por las Letras en la facultad de Leyes: : y por fin tomó el grado de Licenciado, nó en ninguna de esas dos famosas universidades, sino en aquélla donde se licenció aquel otro donosísimo Licenciado Pero Perez, cuyos sabrosos coloquios con los insignes Escudero y Caballero de la Mancha nos hacen a los lectores del Quijote chupar los dedos. Por demas es decir que en Sigûenza; pero pues ya lo dije, perdónemelo quien no lo entendiera, a no decirselo tan claro.

Licenciado, siguió nuestro Salazar la perdida y perdurable carrera de Pretendiente de varas, en la cuál pasó la pena negra: color, cuya desdicha, a pesar del refran viejo «<Duelos me hicieron negra, que yo blanca me ëra » no hemos los Españoles acabado de entender hasta la venida de los últimos Franceses, que

con su maldito trapo blanco nos hicieron negros a ciertos y ciertos; aunque a tódos nos dejaron de un color, anocheciéndonos con ayuda de vecinos, entre prestado y robado, hasta el último maravedí sin dejarnos blanca. Verémos ahora, esta otra Gabachina, que hubo de embocarnos Zéa, y nos mete como por tramoya en casa su dignísimo sucesor ese gran Pöeta de bambalinas, Injenio regadío de la Vega de Granada, — de qué color querrá ponernos: sibien sobre négro no hai tintura.

Mas si la Fortuna tardó en premiar a nuestro Lic. E' de Salazar, el Amor le coronó el año 1557 pagando su fineza con la suspirada mano de Da Catalina Carrillo, cuyos castos y purísimos amores ha eternizado SALAZAR

en verso.

Fruto de bendicion fueron de ellos dos hijos, Fernando y Pedro de SALAZAR (SALAZARES a escojer); y recompensa de sus largos y buenos servicios el gobierno de Canarias, que obtuvo el año de 1567, de donde el de 73 pasó de Oidor a la isla de Santo-domingo: y de allí a Fiscal de la Audiencia de Goatemala, que servía el año de 1580. El de 98, a la muerte de Felipe II, era ya Oidor de Méjico, en cuya universidad se graduó de Doctor; y donde permaneció hasta que la Majestad de Felipe III le trajo a su corte de Consejero de Indias, cuya plaza servía por los años de 1601.

El Doctor Eujenio de SALAZAR, es de saber que aprovechando sus ocios, y aun robando ratos al preciso descanso de sus penosas ta

réas, compuso un corpulento volúmen de versos y prosas, que intituló "Silva de Poesía, compuesta por Eujenio de SALAZAR, vecino y natural de Madrid," libro precioso que por los años de 1788 poseia el curioso Bibliófilo D. Francisco de Paris; y que por último ha venido a parar a la Academia de la Historia, donde feliz-mente ecsiste a estas calendas.

Está escrito con esquisito esmero, en gran parte de puño del Autor, y lo que nó de su letra, revisto y retocado por él. Púsole en limpio, cual está, preparado para el molde, en Méjico; y en dos hojas de su mano, que dejó al frente del códice, pegadas por las orillas, consignó a sus hijos una especie de testamento literario respecto ä esta obra: «Hijos » (dice), «<esta Silva de Poesía no me determiné a publicarla en mis dias, porque aunque (si no me engaño) tiene obras que pueden salir a luz, temí por causa de mi profesion y oficio, no tuvieran algúnos a desautoridad mia publicar e imprimir obras en metro castellano. >>

Y despues de mil advertencias y observaciones finísimas sobre la impresion, prosodia, ortografía &c concluye: «No se me ponga título de Licenciado, nï ótro que yo haya te→ nido; sino sola-mente EUJENIO DE SALAZAR. »

Lä obra está dividida en 4 partes: las trés son de Poesías pastoriles, amatorias, satíricas y morales: la última lleva este encabezamiento: << Cuarta Parte de las Obras de E de SalaZAR, que contiene alguna de las Cartas en prosa a mui particulares amigos suyos. »

Erä uno de estos su compatricio D Juan Hurtado de MENDOZA, Caballero mui conocido y honrado de los Pöetas y Sabios de aqueIla edad, porque lö erä él todo; y tanto, que a virtud de su aplicacion a todo linaje de saber, y porque vivía como embebecido en sus estudios, por festivo apodo le llamaban sus amigos el Filósofo. He alcanzado a ver suyas dos obras de Poësía, que son mui raras : lä una titulada «Buen placer, trobado en 13 discantes,» impresa en 8.o, Alcalá, 1550. Lä ótra « El Caballero Cristiano,» impresa en 8.0, Antequera, por Andres Lobato, 1570.

Y aquí tenemos ya mas que es menester para contestar al rotundo y absoluto No hai tal SALAZAR del Doctor Paton.-Sí hai tal SALAZAR, Señor Doctor Pateta: el Doctor Eujenio de SALAZAR, hombre real, nó ente fantás→ tico: luego hai tal hombre, Y SALAZAR, Autor de varias Poesías cultísimas, de que por muestra (en abono de mi dicho, porque en cosas de hecho yo no quiero ser creido sino sobre prenda) presento las tres composiciones adjuntas y Autor de varias Cartas joviales en prosa, de las cuales (para servir al Señor Paton) es la 4-a la de los Cata-riberas. Escribióla en Toledo el año de 1569, hallándose allí la corte, y él de Pretendiente de varas; carrera aperreada que por aquel tiempo en que se estilaba un la caza de halconería, se comparaba a la de los Cata-riberas, u Ojeadores que batían la orillas de los rios, para reconocer las querencias y paranzas de las

gar

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