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CAPITULO XI.

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Sale de Madrid la Reina de Etruria. Prepárase el viage de los Infantes Don Antonio y Don Francisco. - Alarma del pueblo. Memorable dia 2 de Mayo en Madrid. Inhumana carnicería de la noche del dia 2 de Proclama famosa del Alcalde de

Mayo y del dia 3.

Móstoles á la Nacion. cisco para Bayona.

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Salida del Infante Don FranMedidas rigorosas que adopta Murat contra los españoles. Marcha y despedida del Infante Don Antonio. Murat, á pesar de la resistencia de la suprema Junta de gobierno, toma parte en ella, y se apodera de su presidencia.

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Amaneció el dia 2 de Mayo, dia memorable 1808. en los fastos de la insurreccion española, y el señalado para la salida de las Personas Reales. Los coches y una grande escolta de tropas francesas se hallaban en la plaza de Palacio, que es taba llena desde muy de mañana de una inmensa multitud de hombres y mugeres, que contempla ban tristemente los preparativos del viage. En sus semblantes se veian grabados los caracteres de aquel triste abatimiento que precede á las grandes esplosiones del alma. A las nueve la Reina de Etruria con sus hijos salió de Palacio, en donde aun quedaron dos coches que estaban cargándose con la mayor precipitacion. Corre el ru→ mor de que aquellos coches estaban destinados para la salida del Infante Don Antonio; y la ser

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1808. yidumbre del Infante Don Francisco refiere que este interesante niño lloraba lleno de dolor, no queriendo salir de Madrid. Esta noticia contrista á las mugeres; y desespera á los hombres. A las once un Edecan de Murat vino á dar la órden de la marcha; y el pueblo que adivinó fácilmente su comision, profirió contra él las mayores injurias y amenazas. Al bajar para tomar el coche los Infantes Don Antonio y Don Francisco, la presencia de este augusto Príncipe que en su niñez iba á ser trasladado á manos de guerreros feroces, y arrancado de un pueblo que le adoraba, arrebató á toda la multitud, y una miserable anciana, que aun se ignora si desahogó su propio dolor, ó sirvió á los designios de los franceses, esclamó en alta voz: Valgame Dios, que se llevan d Francia todas las Personas Reales. Esta voz resonó en el corazon del pueblo, que no pudo contener por mas tiempo su violenta indignacion contra el tirano Napoleon y sus satélites, y corrió presuroso á cortar los tiros de los coches des tinados á arrebatar sus Príncipes, resuelto á impedir su marcha. El destacamento de la Guardia Imperial hizo fuego sobre la multitud indefensa que lejos de aterrarse atacó denodada á los soldados vencedores del mundo. El fuego de la insurreccion se estiende con la celeridad del rayo. Madrid entero se levanta contra los franceses, y cada casa es una fortaleza: armanse como pueden los habitantes de toda clase, edad y sexo, ÿ llenos de rabia y desesperacion atacan á los franceses en las calles y en las plazas, unos cuerpo

á cuerpo, y otros desde lo alto de los tejados y 1808,

ventanas.

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El gran Duque que se hallaba alojado en la casa del Príncipe de la Paz, á la espalda de Palae cio junto al convento de Doña María de Aragon, montó á caballo rodeado de sul guardia, y se man tuvo enfrente de su habitacion, desde donde en vió á todas las tropas que rodeabansa Madrid vóre. den de entrar en la villa á paso de ataque..) .05), No se oian mas que voces mezcladas con el redoble de los tambores y trompetas que llamaban á los soldados a sus respectivos cuarteles; pero interin llegaban las tropas, continuaba en todas partes el asesinato de los franceses aislados. Viéronse jóvenes resueltos sin más armas que un puñaló un palo, arrojarse con el mayor denuedo á los franceses, yomorir contentos despues de haber atravesado lá dos ó tres de estos otros desde las esquinas asestaban sus tiros contra los Ede canes que conducian órdenes, y entorpecian las comunicaciones del enemigo otros, reunidos en corto número, hicieron retroceder grandes ma sas de caballería: otros saltando con la mayor agilidade sobre los caballos del enemigo, derribaban á puñaladas á los ginetes, haciéndose due ños del caballo y de las armas. Otros degüellan en sus mismas casas á los oficiales alojados en ellas, y que marchaban á reunirse á su tropa: los albañiles desde la altura de las obras en que les sorprendió el movimiento, lanzaban sobre los enemigos cuantos materiales tenian á mano. Las mugeres desde los balcones arrojan tiestos, la

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y

1808. drillós, piedras y agua hirviendo sobre las tropas francesas que recorrian las calles, y hasta los niños tomaban parte en esta heróica lucha se vieron muchos descalzos de pie y pierna, que á diez pasos de distancia tiraban piedras cara á cara á los dragones formados en escuadron, mientras que otros arrastran y golpean al moribundol frances hasta verle dar el último suspiro. Cien combates se traban á la vez y en distintos puntos, y el corazon sensible se horroriza al pisar tanto cadáver frances. El odio de los españoles es sobre todo inexorable contra los mamelucos que caen en sus manos, ansiosos de he rir con un solo golge un frances y un musulman.

Mientras el pueblo indefenso, y sin mas guia que su exaltacion patriótica, defendia heróicamente su libertad é independencia, la guarnicion de Madrid, compuesta de 4.000 hombres, se hallaba encerrada en los cuarteles, en donde sus Gefes apenas podian contenerlos, pues ansiaban volar á unirse con sus hermanos, como lo verifica ron algunos pocos que pudieron fugarse.

Desde el principió de la insurrección arrancó Murat al Infante Don Antonio, que se hallaba en su poder, una órden para que la tropa no saliese en todo aquel dia de sus cuarteles.

Desde que se oyeron los primeros tiros, el Mariscal Moncey y los demas Generales que no mandaban cuerpos, se reunieron al Duque de Berg, y tomaron posición en el alto de la puerta de San Vicente con un régimiento dec fusileros de la Guardia Imperials of obell bosqu

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Las tropas que se hallaban en Madrid recorrieron las calles, y sus gefes destacaban partidas que entrasen en las casas de donde se les habia hecho fuego, y castigasen á los agresores. La artillería volante hizo varias descargas en la calle de Alcalá sobre la multitud, que no por eso se arredró, y continuó el ataque: la columna apostada en la plaza de Palacio subió por la calle Mayor haciendo fuego á los balcones y ventanas, y al mismo tiempo y hora de las doce las columnas francesas de los campamentos de Chamartin, San Bernardino y la Casa del campo entraron en la Capital y ocuparon todas sus calles. La caballería de la Guardia imperial penetra por la puerta de Alcalá, y en dos divisiones car

ga

al galope á la multitud por las calles de Alcalá y carrera de San Gerónimo, viniendo á situarse en la puerta del Sol, en donde son inhumanamente asesinados grupos enteros de patriotas. Al mismo tiempo una columna de infantería ocupa ha la estension de la calle de San Bernardo, reuniéndose en la plazuela de Santo Domingo con las tropas que defendian las inmediaciones del palacio de Murat.

Fuertes destacamentos de caballería sitiaban las puertas de la Capital para impedir la entrada de los habitantes de los pueblos inmediatos.

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Todas las calles de Madrid estaban erizadas de bayonetas francesas, y en todas se combatia

sin.consultar su número.

El General de brigada Lefranc al frente de una columna francesa quiere apoderarse del Par

1808.

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