durante la sangrienta lucha del 2, y que habian 1808. sido conducidos al cuartel que se halla en la altura de la puerta de San Vicente, cerca del Palacio que ocupaba Murat, fueron fusilados al amanecer del 3 en la cima de la montaña del Príncipe Pio. La órden de perdon, que aparentemente les concedió Murat para reconciliarse con el pueblo, llegó algunos minutos despues de la ejecucion.

La pérdida de los franceses en este dia fue de 1.500 muertos, incluyendo un General de division y mas de 60 Oficiales, á los que los españoles persiguieron con mas ardor (1), al paso que la pérdida de los madrideños, segun el espediente formado por el Consejo de Castilla, fue solo de 104 muertos, 54 heridos y 35 estraviados (2).

(1) Segun el parte de Moncey, se echaron menos en este dia 5000 franceses: rebajando la mitad el General Gruchy. (2) ESTADO DE MUERTOS, HERIDOS Y ESTRAVIADOS EN EL 2 DE MAYO.

1808.

y

Tal fue el resultado del dia 2 de Mayo, dià de triunfo y de gloria para los españoles, y de luto los franceses para el infame Murat, cuyo nombre pasará á la posteridad cargado de la execracion de los madrideños, cuya sangre clamó, y obtuvo del cielo la merecida venganza (1).

Don Juan Perez Villamil, Fiscal del supremo Consejo de la Guerra, que se hallaba en Móstoles, distante dos leguas de la Capital, en una casa de campo recuperando su salud, apenas per cibe la conmocion, arrebatado de patriotismo comunica á todas las provincias de España meridionales, únicas á que se podia dirigir sin riesgo del enemigo, un oficio que conservará la poste+ ridad, bajo el modesto título, del Alcalde de Móstoles.

«La patria está en peligro. Madrid perece vic<«<tima de la perfidia francesa: Españoles, acudid «á salvarle. Mayo 2 de 1808. El Alcalde de « Móstoles. »

=

El efecto inmediato del cañon del 2 de Mayo y de las sangrientas ejecuciones de las víctimas del Prado y de la montaña del Principe Pio, fue convertir repentinamente la España en una na

(1) Murat fue fusilado en Pizzo en 13 de Octubre de 815 por haber querido sublevar el Reino de Nápoles, cuyo trono ocupó durante la dominacion de Bonaparte, y hasta la salida de éste de la Isla de Elba para Francia; siendo de advertir que un español, Don Francisco Alcalá, administrador del Duque de! Infantado en Pizzo, fue quien le prendió en su fuga.

cion militar, cuyos individuos juraron todos en 1808. el fondo de su corazon vengar las injurias hechas á su Rey y á los habitantes de la capital, y no deponer las armas hasta purgar su suelo de opresores, y asegurar la sacrosanta independencia.

El dia 3 de Mayo al amanecer salió el Infante Don Francisco para Bayona, y cuando aun reina→ ba el terror de las escenas sangrientas del dia anterior, se aumentó este al ver recorrer numerosas patrullas de franceses las calles de la capital, y registrando de casa, en casa recoger cuantas armas encontraron. Madrid vió con asombro que el Capitan general Negrete, que habia impedido que la tropa secundase los heróicos esfuerzos del vecindario, continuaba aun al frente de la Comision militar: horrendo tribunal de sangre, de donde habia emanado la sentencia de tantas heróicas víctimas. Un bando de Murat intimó aquella misma tarde á los habitantes, que toda reunion que escediese de cuatro personas, seria deshecha por la fuerza: prohibió que llevasen toda clase de armas, y amenazó incendiar el pueblo donde fuese asesinado un francés: hizo responsables á los amos de la conducta de sus criados, á los empresarios de fábricas de la de los operarios, á los padres de la de sus hijos, y á los prelados de la de sus súbditos. En la noche de este dia el Embajador Laforet, y Murat tuvieron una larga conferencia con el Infante Don Antonio, de cuyas resultas este anunció á la Junta de que era Presidente, su resolucion de marchar á la mañana siguiente á reunirse con su sobrino el

1808. Rey, de cuya suerte queria participar. En vano los miembros de la Junta suplicaron al Infante permaneciese en la capital, donde su presencia era mas útil que en Bayona á los intereses del Rey y de la patria: el Infante permaneció invariable. en su resolucion, y salió para Bayona al amanecer del dia 4, dejando antes al Bailio Don Fran cisco Gil, Ministro de Marina, como vocal mas antiguo, esta carta:

1

«Al Sr. Gil. A la Junta para su gobierno pongo en su noticia como me he marchado á Bayona de órden del Rey, y digo á dicha Junta que ella siga en los mismos términos, como si yo estuviese en ella. Dios nos la dé buena. A Dios Señores, hasta el Valle de Josafat. Antonio Pascual.»

Las últimas espresiones del Infante Don Antonio y su marcha manifestaban que ya no quedaba esperanza de conservar á nuestros legítimos Soberanos, en la persuasion de S. A.

La ausencia de su Presidente dejó á la Junta mas espuesta á los ataques de Murat, que cada dia trataba de apoderarse del mando supremo de la Nacion. Para verificarlo hizo presente á la Junta, que creia conveniente á la conservacion de la tranquilidad y del orden, el tomar parte en sus deliberaciones sobre el gobierno de España. En vano los Ministros de la Junta le manifestaron que su cualidad de General estrangero era un obstáculo para sentarse entre los representantes del Monarca español, y que depositarios de la autoridad suprema no podian transferirla sino

al mismo de quien la habian recibido: Murat 1808. despreció estas observaciones, y aquella misma noche del dia 5 se presentó en el lugar de las sesiones de la Junta; y á pesar de la oposicion de los Ministros Gil, Azanza y Ofarril, tomó parte en el Gobierno de la Nacion, y se apoderó de la presidencia de la Junta, que entonces acabó de ser despojada de su caracter de Consejo supremo, representando á un Soberano independiente, para no figurar sino como una comision pasiva, instrumento de la voluntad de un gefe de estrangeros.