1808. 12 CAPITULO XII. padre, y renuncia la Cambia Napoleon inmediatamente su politica con la lle- El Emperador, que habia hallado en el jóven Monarca Fernando tan heróica resistencia á sus 1808. proyectos de usurpacion, como ya hemos manifestado, hizo cambiar de aspecto á las negocía'ciones por la llegada á Bayona de los Reyes Padres, y Godoy, que restablecido apenas de los golpes recibidos en Aranjuez, fue á continuar la obra que habia comenzado en los aciagos dias de su dominacion, y á justificar los sentimientos de execracion que siempre le profesarán los buenos españoles. Sus pérfidos consejos hicieron, con asombro de la misma naturaleza, que el bondadoso, el pacífico Carlos IV fuese el instrumento político del enemigo de su familia, y privára á su hijo primogénito del trono á que le llamaban las leyes y el voto general de la Nacion. Carlos IV, que desde que en 17 de Abril habia manifestado su voluntad de volver á subir al trono, habia sido tratado como Rey por los ejércitos franceses, fue recibido como tal por Napoleon, que no tardó en envolverle en sus redes. La guarnicion de Bayona se formó por las calles del tránsito, y la artillería le saludó con 101 cañonazos, siendo acompañado por los oficiales del palacio del Emperador hasta el alojamiento que se le tenia destinado. Al pie de la escalera se hallaron para recibirle sus dos hijos Fernando y Carlos, y ademas el Príncipe de la Paz. El mismo dia de su llegada fue convidado á comer con el Emperador, y al fin de la comida fue llamado el Príncipe de la Paz, con quien tuvieron una larga conferencia. Fernando, que habia resistido heróicamente los ata 1908. ques de Napoleon, cedió al respeto y al amor filial, y en primero de Mayo escribió á su augus to Padre resignando en él la Corona con las limi taciones siguientes, 1. Que el Rey Don Cárlos volviese á Madrid donde le acompañaria y serviria como su hijo mas respetuoso. 2.a Que en Madrid se reunirian las Córtes; y pues que S. M. resistia una congregacion tan numerosa, se convocarian al efecto los Tribunales y Diputados de los Reinos. a le 3. Que á la vista de esta Asamblea se formalizaria su renuncia, esponiendo los motivos que le conducian á ella, esto es, el amor á sus vasallos, y el deseo de corresponder al que profesaban, evitándoles los horrores de una guerra civil por medio de una renuncia dirigida á que su augusto Padre volviese á empuñar el ce tro. a 4. Que S. M. no llevase consigo personas, que justamente se habian concitado el odio de su Nacion. 5. Que si S. M. no queria, como le habia dicho, reinar ni volver á España, en tal caso gobernaria en su Real nombre como Lugar-Teniente suyo. El dia 2 recibió el Rey Don Fernando la contestacion de su augusto Padre, puesta sin duda por Godoy ó alguno de los agentes de Napoleon, en que despues de tratarle con una dureza increible, haciéndole autor de todas las calamidades de la España, le mandaba formalizase su renun cia sin límites ni condiciones, diciéndole que su conducta y su odio á la Francia habian puesto una barrera de bronce entre él y el trono de España; que él era Rey por el derecho de sus Padres; que nada tenia que recibir de él, ni menos consentir en ninguna reunion en junta; nueva y necia sugestion de los hombres pérfidos que le acompañaban. El dia 4 contestó el jóven Monarca á su augusto Padre, haciéndole ver con toda la sumision de un hijo respetuoso que ninguna intervencion habia tenido en los males de su Patria, ni tomado mas parte en la revolucion de Aranjuez, que haber salvado de órden suya al odioso favorito contra quien se dirigia, concluyendo con manifestarle, que bajo las limitaciones propuestas, estaria pronto á acompañarle á España para hacer alli su abdicacion ante las Córtes; rogándole por último encarecidamente que se penetrase de su situacion actual, y de que se trataba de escluir para siempre del trono de España su dinastía, sustituyendo en su lugar la Imperial de Francia; que esto no podian hacerlo él ni su Padre sin el espreso consentimiento de todos los individuos que tenian y puedan tener derecho á la Corona, ni tampoco sin el mismo espreso consentimiento de la Nacion española reunida en Córtes y en lugar seguro; que ademas de esto, hallándose en un pais estraño, no habria quien se persuadiese que obraban con libertad, y que esta sola consideracion anularia cuanto hiciesen, y podria producir fatales consecuencias. 1808. 1809. Cárlos IV viendo la justa inflexibilidad de Fernando á los proyectos de Napoleon, dió con fecha 4 de Mayo un nuevo decreto, en que declaraba que habia vuelto á tomar el gobierno de la España, y mandaba como Rey actual, que el Infante Don Antonio cesase en las funciones de Presidente de la Junta suprema y viniese á reunirse con él á Bayona, y nombraba al Gran Duque de Berg su Lugar-Teniente general para el gobierno de España. Es increible la celeridad del servicio de los correos de Napoleon durante estas maquinaciones. Los pliegos de Bayona se recibian en dia medio en Madrid, á pesar de la distancia de 110 leguas. El dia 6 llegó el decreto de Cárlos IV; y Murat, que como ya hemos manifestado, no habia aguardado por su natural impaciencia al recibo del nombramiento de Lugar-Teniente para ocupar la presidencia de la Junta de gobierno, leyó á esta el inesperado decreto de Cárlos IV, la cual acordó entre otras cosas enviar aquella misma mañana una diputacion de tres de sus miembros, que fueron el Marques Caballero, Don Francisco Gil de Lemos y Don Gonzalo Ofarril al Consejo de Castilla, para que despues de haber oido á la Diputacion, deliberase lo que deberia hacerse en tan críticas circunstancias. Don Arias Mon, Decano y Presidente interino del Consejo de Castilla, fue con los comisionados al Consejo, que despues de leer en él los pliegos recibidos de Bayona, hicieron algunas observaciones y se retiraron. El Consejo acordó |