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1808.

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Publica Murat los tratados de renuncia, la proclama de Fernando VII dada en Burdeos, y una alocucion de Napoleon á los españoles manifestando sus intenciones, Nuevas disposiciones de los franceses en España despues de la transmision de la corona a Napoleon. Política de Napoleon para nombrar á su hermano José Rey de España.- Conducta de la suprema Junta de gobierno, del Consejo Real y del Ayuntamiento de Madrid en esta ocasion.-Convocacion de la Asamblea constituyente de notables españoles en Bayona, Naturaleza de esta Asamblea. Envia Napoleon á Zaragoza varios españoles para que se Apertura de la Asamblea. — Constitucion de Presta el Rey José juraménto á la Constitucion; manda observarla y cierrase la Asamblea de Bayona. Prestan juramento de fidelidad á José los miembros de la Asamblea y la comitiva de Fernando VII. Nombra José su Ministerio. -Sale de Bayona para

someta.

Bayona.

Madrid.

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El cetro de las Españas pasó así á manos de un estrangero sin fe, que intentó en vano cubrir á la faz del mundo su pérfida ambición, arrancando al anciano Cárlos IV la proscripcion de toda su familia en unas renuncias, que aunque, representadas como actos voluntarios, la España. la Europa toda conocieron ser el resultado de la violencia y de la opresion.

y

Murat comunicó á la Junta suprema que, como ya hemos manifestado, no tenia influencia ni

parte alguna en el gobierno de la Nacion, los dos tratados firmados por los Reyes Cárlos y Fernando, y la proclama dirigida desde Burdeos, y una alocucion de Napoleon concebida en estos términos:

«Españoles despues de una larga agonía, vuestra Nación iba á perecer. He visto vuestros males, y voy a remediarlos. Vuestra grandeza y vuestro poder hacen parte del mio. Vuestros Príncipes me han cedido todos sus derechos á la corona de las Españas: Yo no quiero reinar en vuestras provincias; pero quiero adquirir derechos eternos al amor y al reconocimiento de vuestra posteridad.

<< Vuestra Monarquía es vieja: mi mision es renovarlą: mejoraré vuestras instituciones, y os haré gozar, si me ayudais, de los beneficios de una reforma, sin que esperimenteis quebrantos, desórdenes y convulsiones.

«Españoles he hecho convocar una Asamblea general de las Diputaciones de las provincias y ciudades. Quiero asegurarme por mí mismo de vuestros deseos y necesidades. Entonces depondré todos mis derechos, y colocaré vuestra gloriosa corona en las sienes de un otro Yo, garantizándoos al mismo tiempo una constitucion que concilie la santa y saludable autoridad del Soberano con las libertades y privilegios del pueblo,

«Españoles: recordad lo que han sido vues tros Padres, y contemplad vuestro estado. No es vuestra la culpa; sino del mal gobierno que os

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1808. ha regido: tened gran confianza en las circunstancias actuales; pues yo quiero que mi memoria llegue hasta vuestros últimos nietos y esclamen Es el regenerador de nuestra patria. »

La comunicacion de estos diferentes actos se hizo al Consejo y á los habitantes de la Capital, que mudó enteramente de faz por las providencias de los franceses. Se fortificaron las alturas del Retiro, como propias para establecer en ellas una especie de ciudadela que debiera sujetar á Madrid; y Murat se apoderó de todos los almacenes, armas y municiones; y para privar á los españoles de todos los medios de resistencia, dispuso que dos regimientos suizos, que se hallaban de guarnicion en Madrid, se distribuyesen por compañías en los cuerpos del ejército de Dupont; y preyino al Capitan general de Galicia Don Antonio Filangieri concertase con el Comandante de marina del Ferrol el embarque de 3.000 hombres para Buenos-Aires, no tanto para desembarazarse de ellos, como para proteger las colonias de los ataques de los ingleses.

Hizo que el Ministro de Marina dispusiese la reparacion y armamento de los buques de guerra, y que la escuadra del Mediterráneo,'que se hallaba hacia algunos años en Mahon, fuese á reunirse á la francesa en la rada de Tolon. Se dió órden á la division del Marqués del Socorro, que se hallaba en Badajoz, para que pasase al campo de San Roque; y Murat envió al Marqués uno de sus ayudantes, para hacerse obedecer, é intimarlè marchase á Cádiz y volviese á encargarse de la ̧

Capitania general de Andalucía. Comisionó á va- 1808. rios gefes militares para que hiciesen reconocer la nueva dinastía en los puertos españoles, y esplorasen la costa septentrional del Africa.

Desde el momento que Napoleon tuvo en sus manos las renuncias de Cárlos IV, de Fernando VII y de los Infantes Don Carlos y Don Antonio, eligió en su interior el autómata que se proponia colocar en el trono de las Españas. Para dar una forma legal á esta eleccion, escribió en 8 de Mayo á Murat, para que haciendo saber al Consejo de Castilla las renuncias, espusiese éste su dictámen sobre la eleccion de un nuevo Soberano entre los miembros de la Familia Imperial, á fin de que la union de las dos naciones fuese perpétua, y tuviesen en ella tanto interes los Reyes como los pueblos. Esta comunicacion se hizo al Consejo el dia 12, y este Tribunal supremo respondió con la mayor firmeza, «que á él no pertenecia emitir opinion alguna sobre cuestiones políticas, á no ser espresamente autorizado por su Monarca, y que no podia hacerlo en las circunstancias actuales, en que consideraba las renuncias como nulas, en atencion á que los Reyes que las habian hecho, no tenian potestad para transferir sus derechos. El dia 13 á las dos de la tarde recibió el Consejo una órden de Murat para que todos sus miembros concurriesen á las cuatro al Palacio Real y cuarto del Gran Duque sin togas; y separadamente Don Miguel Azanza, que se hallaba en la antecámara, advirtió al Consejo, que posteriormente se habia acordado su reunion en la pri-.

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mera Secretaría de Estado. Alli se reunió el Consejo supremo de la Nacion en un parage tan desusado, sin ceremonia y de un modo misterioso. Los Ministros, fatigados con las repetidas sesiones estraordinarias y desagradables debates anteriores, se vieron en la presencia de la Junta suprema y del mismo Murat; quien manifestó al Consejo que el Emperador no trataba de saber su opinion sobre la validez ó nulidad de las renuncias, sino que habiendo decidido irrevocablemente que un Príncipe de su dinastía reinase en España, queria saber qué persona seria mas del agrado de la Nacion, indicando al mismo tiempo que seria muy conveniente recayese la eleccion en el Rey de Nápoles, su hermano.

El Consejo respondió, que en la suposicion de elegir entre los miembros de la familia de Napoleon, creia que debia ser elegido el Rey de Nápoles; y sin salir de la misma Secretaría fue obligado el Consejo á formalizar su consulta.

El dia 14 la Junta suprema comunicó una órden al Consejo, manifestándole que el Gran Duque de Berg deseaba que este tribunal escribiese al Emperador, suplicándole nombrase á su hermano José Rey de España, conforme à su parecer dado en el dia anterior, pues la Junta se habia comprometido á dar igual paso. El Consejo respondió firmemente que no haria semejante súplica, y que nada tenia que añadir á la consulta en que, en la necesidad de elegir una persona entre la familia de Napoleon, habia designado como mas conveniente á su hermano José. Pero

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