DEL VERDADERO VALOR DE TODAS LAS MONEDAS QUE CORRIAN EN CASTILLA DURANTE EL REYNADO DEL SEÑOR DON ENRIQUE IV, Y DE SU CORRESPONDENCIA CON LAS DEL SEÑOR D. CÁRLOS IV. CON UN APENDICE DE INSTRUMENTOS QUE JUSTIFICAN EL VALOR DE LAS MISMAS NOTICIA DE LOS PRECIOS DE LOS GRANOS, CARNES, PESCADOS, JORNALES DE LABRADORES Y ARTISTAS EN AQUEL TIEMPO, Y SU EQUIVALENCIA Á LAS MONEDAS ACTUALES; Y ALGUNOS OTROS DOCUMENTOS ÚTILES Y CURIOSOS, SU AUTOR EL PADRE FRAY LICINIANO SAEZ, MONGE BENEDICTINO DEL MONASTERIO DE SANTO DOMINGO DE SILOS, Y ACADÉMICO DE NÚMERO DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. PUBLÍCALA LA MISMA REAL ACADEMIA. ICON LICENCIA EN MADRID EN LA IMPRENTA DE SANCHA. ANO DE 1805. AL LECTOR. Quando dí á la luz pública el apéndice á la crónica del rey D. Juan el II, en que traté del valor de las monedas que tuviéron curso en su reynado, informado el Consejo real por la censura de la real Academia de la Historia de que desempeñaba el objeto con exâctitud y felicidad, y que la obra era de mucha utilidad é importancia, se dignó honrarme con el distinguido encargo de que continuase mis tareas en el descubrimiento de los valores que tuviéron en los otros reynados. Reconocido á tan especial favor, y deseando dar pruebas de mi ciega obela órden de aquel supremo tribunal, y diencia á amor que profeso al bien público, trabajé la Demostracion del que tuviéron las monedas del rey D. Enrique III, y presentadas al propio tribunal á fin de solicitar la licencia para su impresion, la admitió con igual agrado, concédiendo el permiso necesario, y reiterándome el encargo de que continuase. del El mismo distinguido testimonio de aprecio podia prometerse la Demostracion del valor de las monedas de D. Enrique IV, que es la que ahora publico, si la real Academia de la Historia, siempre so a 2 lí lícita en promover y fomentar los trabajos literarios de sus individuos, no me hubiera excusado el recurso al Consejo, adoptándola por suya, y publicándola á sus expensis, porque en nada á la verdad desmerece de las anteriores; ni realmente es otra cosa que una mera continuacion de ellas, igual en el estilo, igual en la disposicion y método, igual en la comprobacion de los asertos, y en la calidad de las pruebas; las quales se han sacado todas de los ordenamientos de los soberanos, de los documentos del archivo de la cámara de reales comptos de Navarra, de escrituras entre particulares, y de los ensayes de las mismas monedas, practicados con la mayor diligencia y exâctitud por D. Manuel de Lámas, Ensayador mayor de los reynos, que son las claras fuentes y orígenes seguros de donde se ha de derivar el acertado conocimiento de su valor. Creyendo que la obra saldria de igual tamaño que la de D. Enrique III, pensé exôrnarla con notas ó breves discursos, ya útiles, ya curiosos, para hacer mas agradable su lectura ; pero habiendo visto que por salir bastante abultada no podian tener lugar, las he reservado para otro tomo, supliendo esta falta con la curiosísima noticia de los precios que tuviéron los granos, carnes, pescados, jornales de labradores y artistas, y otras cosas en tiempo de D. D. Enrique IV, y de su correspondencia con la moneda de nuestro augusto soberano el señor D. Cárlos IV. Sobre cuyo particular no sé que se hayan exercitado las plumas de nuestros autores numismáticos, sin embargo de que tales noticias son tan útiles en sí, y no ménos conducentes para arribar al verdadero conocimiento del valor de las monedas, por la íntima relacion que estas tienen con las cosas, y de que facilitan el único medio para que los jueces eclesíasticos moderen con acierto las cargas de las fundaciones pias, equilibrando los gravámenes con los emolumentos, para lo qual no es bastante el solo conocimiento y cotejo de las monedas antiguas con las presentes. Es pues necesario exâminar y combinar las que corriéron en cada tiempo con los géneros, comestibles, ropas, calzado y demas necesario, su abundancia ó escasez, baratura y carestía, porque miradas baxo este aspecto, varía enormemente su valor; de modo que si por exemplo los maravedises y reales de D. Enrique IV, considerados precisamente como moneda, están en razon de uno á tres ó quatro con los del señor D. Cárlos IV, mirados con respecto á los géneros, se hallarán en la de uno á veinte, ó á treinta, ó á mas; lo qual todo es preciso que se atienda y reflexîone para que salga cabal el ajustamiento. La |