Imágenes de páginas
PDF
EPUB
[graphic][subsumed][subsumed][merged small][ocr errors][subsumed]

DE

ESPAÑA.

LIBRO NOVENO.

FELIPE SEGUNDO.

CAPITULO 1.—Principia el reinado de don Felipe. Guerra con el papa. Año de 1556.

Hasta el dia 4 de febrero no fué publicada la tregua de Cambray, de manera que antes pudieron los franceses tomar en el Piamonte la plaza de Gatinara, y los españoles apoderarse en territorio de Sena de las de Sarteano y Cetona. Felipe, ya rey de España, trasladóse á Inglaterra al lado de su esposa, y allí ensayó la severidad de que despues debia dar terribles ejemplos. Cranmer, el gefe de la reforma anglicana, fué condenado á ser quemado vivo. Puesto junto á la hoguera, cuando le pidieron que abjurase, prorumpió en invectivas contra el papa, llamándole el antecristo ; alargó la mano derecha al fuego hasta verla carbonizada, golpeóse con la izquierda el pecho, cayó en la hoguera, y espiró. A su muerte siguieron otras el cura Virtle, el caballero Green, tres artesanos y dos mujeres fuéron quemados vivos en la plaza de Smithfield de Lóndres; un hombre y cuatro mujeres lo fuéron en Cantorberi; dos mujeres en

TOMO IX.

:

1

Ipswick; tres artesanos en Salisbury; seis en Glocester; otros en Rochester; y en la isla de Gernesey una mujer con dos hijas, una de ellas en cinta, la cual como diese á luz una criatura entre las llamas, y corriese un espectador á salvarla, los esbirros se la arrebataron, y la dieron por sepultura la hoguera que la sirvió de cuna. Ejecutáronse tan tremendos castigos y otros muchos contra el dictámen de las personas sabias, prudentes y verdaderamente cristianas, que opinaban con un santo pontífice no deber ser los hombres (ARMIS AD FIDEM COMPÉLLENDOS, SED BENIGNÉ, SACRA DOCTRINA, VERBI DIVINI PREDICATIONE, ET SANCTIS EXEMPLIS), ser compelidos á la fé con las armas, sino con la dulzura, la sagrada doctrina, la predicacion de la palabra divina y los santos ejemplos. Y no solamente á los vivos se castigó, sino tambien á los muertos. Los cadáveres de Fagio, de Bucero y de Pedro Mártir, fuéron desenterrados y quemados. Felipe parecia hallarse en su elemento, rodeado de aquella atmósfera de inflexibilidad, de frialdad y de dureza que formaban el fondo de su carácter. Pero hé aquí que, cuando esperaba haber merecido bien del Vaticano, equivocándose en los medios, recibe la noticia de que el pontífice Paulo IV, en vez de aprobar su celo sacrificador de víctimas humanas, le habia mandado formar proceso, y estaba á punto de poner en sus reinos entredicho. Felipe se puso fuera de sí, ciego de cólera, y escribió desde Lóndres, á dia 10 de junio, una carta que es la prueba mas manifiesta de que el hombre, abandonado al orgullo, por poco que en él le hieran, hace astillas sus propios ídolos. No todos aquellos á quienes Felipe consultó el caso, fuéron del mismo parecer. El maestro Cano opinó que la accion del papa era injusta; el cardenal Silíceo fué de sentir que

« AnteriorContinuar »