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tid que mi voz, ménos interrumpida por vuestros lamentos, presente al antiguo soberano de las Españas con aquella misma paz y sencillez de espíritu que le caracterizaban: permitid que yo ponga en sus labios, frios ya por los rigores de la muerte, las palabras que en otro tiempo dirigió al Dios de las misericordias un Rey formado segun su voluntad: yo sé, decia David, yo sé Dios mio, que tú pruebas los corazones y amas la sencillez."

"Cuando un conjunto de circunstancias las más interesantes parece debian fijar mi atencion en estas tristes ceremonias, mi espíritu se transporta, y corre atento la espaciosa Iberia. Yo observo un pueblo numeroso anegado en pena y cubierto de luto,. .nuevas y enormes masas tenebrosas caen deleznables sobre los altos Pirineos, y deslizándose por sus escarpadas faldas rellenan los valles, cubren los pueblos, sumergen las ciudades, enlutan el magnífico palacio, no ménos que la humilde cabaña, inspirando el desconsuelo al noble y al plebeyo, al pobre y al rico, al jóven y al anciano. Todo recuerda aquella region tenebrosa que describe Job, eu que habita un horror sempiterno... Envuelta en estas densas tinieblas corre por todas partes la infausta VOZ "murió Cárlos": voz terrible que, cual rayo destructor, viene á herir el corazon de un Rey educado en la escuela del sufrimiento; pero á quien la Divina Providencia aun no habia hecho probar un cáliz tan amargo. La muerte llevando asida á su funesto carro esta nueva prenda que acababa de arrebatar al amor de los españoles, recorre los pueblos conduciendo la desgracia. Este mónstruo alimentado con las lágrimas del huérfano, los gemidos de la viuda, y los suspiros del esposo, blasena en este dia sus triunfos, ó paseándose por nuestras provincias, mira con denuedo las almas sensibles en quienes difunde la afliccion."

"¡O juicios del Eterno siempre incomprensibles! Desaparecen las cosas humanas como el humo ligero que se deshace agitado por el viento: la virtud sólo es constante. El hombre pasa en imágen, segun la expresion del Profeta, y en vano se conturba. Oid Reyes, y entended: instruíos los que juzgais la tierra. El augusto Cárlos ha pasado en imágen: él es víctima de la muerte él es un polvo miserable. Religion divina, único principio de verdaderos bienes y de la paz del alma, tus consuelos le fortalecian; y ellos animan á una nacion, que recuerda la amabilidad y sencillez de un espíritu, siempre pronto á seguir el bien, aunque no siempre dichoso en que se le presentase."

Ocupándose de las diferentes medidas dictadas por el monarca, destinadas á fomentar la agricultura, las

artes, y la industria, dice el Padre Varela en otro punto:

"Para promover mucho más la agricultura, pone S. M. su particular empeño en la formacion de caminos y puentes, venciendo todos los obstáculos que la naturaleza oponia para que se comunicasen libremente el principado de Asturias, con el reino de Leon y las demas provincias. Al celo de un español que descendió al sepulcro colmado de méritos más que de honores, se le presentó un dilatado campo en que ensayar su patriotismo y talento, llenando los deseos del soberano á quien tenia el honor de servir. Estas obras serán un eterno monumento de la actividad, y honrarán la memoria del reinado del Señor Don Cárlos IV. Excusado es decir que hablo del sabio é infatigable Jovellanos; pero, nombrándolo yo, no puedo ménos que hablar de un instituto que recuerda sus desvelos y la bondad del Príncipe que supo no malograrlos.. Observó S. M. detenidamente los frutos que se deben á los esfuerzos de Felipe V en la creacion del Seminario de nobles, y la Academia española, y á los de Fernando VI fundando la Real Academia de nobles artes: quiso imitarlos; y no solamente aprueba el Instituto asturiano en que se ven florecer las ciencias del modo más brillante, sino que le fomenta dotando una cátedra de Química, y haciendo otras demostraciones muy sensibles del alto aprecio con que miraba tan útil establecimiento."

A Cárlos IV se debe la disposicion por la cual se removió de los expósitos la mancha de bastardía que las costumbres y la ley les habian impreso injustamente. Hablando á este respecto decia el Padre Varela:

"Pero un objeto el más sublime atrae á mi espíritu. La Humanidad y la Religion misma toman parte en el justo elogio del benéfico Cárlos. Una multitud de hijos de la naturaleza dirigen sus votos al cielo en favor de un soberano á quien deben la vida civil. La Humanidad viene á depositar estos desgraciados en los brazos de un gran Príncipe. La Religion viene á inspirarle los sentimientes caritativos de un alma cristiana. A uno y otro imperio cede el corazon de Cárlos; y con los más tiernos y paternales afectos acoge á los expósitos, y les concede todos los privilegios de la legitimidad, poniendo fin á una cadena de males casi interminable."

El ejemplar que poseemos de este magnífico discur so, y que debemos á la bondad inagotable del inteli

gente y bien amado corresponsal incógnito, que tanto nos ha ayudado con su exhortacion y con su auxilio moral y material, podria imprimirse como apéndice. Pero militando respecto de él las mismas razones que tuvimos para no reproducir el Elogio de Fernando VII, nos contentamos ahora, como entónces, con presentar estos extractos.

CAPÍTULO XII.

1818-1819.

EL CURSO DE 1818 Á 1819.

Se acercan los momentos de más grande brillantez en la enseñanza filosófica del Padre Varela.-La LECCION PRELIMINAR de 1818.-Efectos de la enseñan. za del Padre Varela, y del impulso por ella comunicado á todos los estudios.— Verdadera aspiracion final del venerable profesor.-Los APUNTES FILOSÓFICOS, SOBRE LA DIRECCION DEL ENTENDIMIENTO HUMANO.-Consideraciones generales sobre el carácter de estas obras, y su enlace con las demas á que sirvieron de antecedente.

El año de 1818 marca en especial, en la vida del Padre Varela, un momento de poderío intelectual extraordinario. Llegado apénas á la edad de treinta años, época en que la mayor parte de los hombres escasamente puede decirse, que comienzan á madurar su espíritu, y á dar contornos fijos á los pensamientos que el estudio y la meditacion les hayan sugerido, se le encuentra ya colocado de lleno en los primeros puestos, cuando no en el primero de todos, entre los prohombres de la isla de Cuba. Va ahora á dar un paso más, y á asegurarse un nombre, más allá de su patria, en la historia del desenvolvimiento intelectual del género humano.

El curso de los estudios del Seminario, en el año de 1818, se abrió el dia 30 de Marzo; y nos es dado refe.rirnos, pues la tenemos á la vista, á la leccion preliminar con que el Padre Varela quiso favorecer á sus discípulos, en aquella solemnidad académica. Ella explica, en breves formas, el programa entero de la enseñanza, en el estado á que la habia llevado hasta aquel momento, y la madurez de la doctrina que inculcaba en la juventud. *

"La verdad, la virtud, les decia el Padre Varela, serán los objetos de nuestras investigaciones. La naturaleza, esta madre universal de los mortales, guiará nuestros pasos, rectificando nuestro espíritu oscurecido por las preocupaciones, extraviado por la costumbre, é inerıne por la irreflexion."

"Nuestro ser ocupará el primer lugar en el estudio que emprendemos; y saliendo despues, por decirlo así, de nosotros mismos, observarémos ligeramente el hermoso cuadro de las demas criaturas. Ellas nos conducirán muy pronto al conocimiento del Criador, y advirtiendo nuestras relaciones con este Ser infinito, aparecerá la Religion santa con un nuevo brillo, á la luz de la Filosofía. Verémos nacer de aquí los vínculos sociales, y los deberes del hombre respecto de sí mismo, de Dios y de sus semejantes."

"El exámen detenido de los cuerpos merecerá entónces nuestra atencion. Contemplarémos las propiedades que convienen á todos, y las que son propias de algunos de ellos, las leyes que guarda la naturaleza, las fuerzas que emplea, el auxilio que puede proporcionarse el hombre por medio de las máquinas, y todo lo que pertenece al movimiento, alma del universo."

"Pasarémos luego á la consideracion de cada especie de cuerpos; y baste decir que todo cuanto percibimos será objeto de nuestro exámen. No sólo el conocimiento de las cosas, sino tambien su aplicacion á las necesidades de la vida privada y social, debe ocupar á un filósofo ; y éste será nuestro principal empeño. En dos años concluirémos este estudio; pero será preciso continuar seis meses más, para acomodarnos á la

* Leccion preliminar dada á sus discípulos por el Presbítero Don Félix Varela, al empezar el estudio de la Filosofía, en el Real Colegio de San Carlos de la Habana, el dia 30 de Marzo de 1818. Con superior permiso. En la imprenta de Don Pedro Nolasco Palmer.

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