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bierto despues, durante el medio siglo que ha transcurrido desde entónces. Allí se encuentra consignado todo lo que en aquella época se sabia respecto de este punto. Allí está el último descubrimiento, y la última doctrina de aquellos tiempos. Allí está todo, ademas, acompañado con observaciones, como la siguiente, altamente educadoras y provechosas. "Parece ser la divisa familiar de la naturaleza, economia y simplicidad en los medios, riqueza y variedad inagotable en los efectos." *

La segunda parte empezando por explicar la nomenclatura, las operaciones, y los instrumentos químicos, continua con tratados muy extensos sobre el calórico, el lumínico, la electricidad y el magnetismo, y concluye con varias lecciones sobre la atmósfera, los gases, el agua y los meteoros. Allí se explica lo que entónces se sabia sobre el electro-magnetismo, y se da cuenta de los memorables experimentos de Oersted, hechos á fines de 1819. Allí se habla de la polarizacion de la luz y de otros fenómenos, cuyo conocimiento era relativamente contemporáneo. Allí se encuentra en fin, justificado, que hasta bajo el punto de vista de las ciencias físicas, este libro de nuestro insigne compatriota es un monumento imperecedero.

Cuando el Señor Don José de la Luz y Caballero escribió su notabilísimo informe sobre la organizacion del proyectado INSTITUTO CUBANO, el texto que propuso para usarse en las clases de Física del mismo no fue otro que el escrito por el Padre Varela. "La Física, decia puede enseñarse con ventaja por los tomos 2o y 3o de las Lecciones de Filosofia del Señor Varela, con solo agregarle un tratado de Astronomia

Lecciones de Filosofia. 2a edicion, tomo II, pag. 30.

física, cuyo trabajo podrá exigirse al Profesor que se encargue de la clase. Son varias las dotes que recomiendan la obra del Señor Varela para la enseñanza. Es breve, está al nivel de los ultimos descubrimientos, redactada bajo un excelente plan, y en cuanto á su estilo, baste decir que en concepto de la Comision, ningun escritor ha dado entre nosotros mejores muestras de lo que debe ser un lenguage verdaderamente didáctico."

CAPÍTULO XV.

CARÁCTER PERSONAL DEL PADRE VARELA Y SU INFLUENCIA EN LA SOCIEDAD DE LA ISLA DE CUBA.

Carácter personal del Padre Varela.—Su método de vida.—Sus relaciones con sus discípulos.-Opiniones del Señor Don Juan Manuel Falerin, del Señor Don José María Casal, del Señor Don Antonio Bachiller y Morales, de! Señor Don José Manuel Mestre, del Señor Don Anselmo Suarez y Romero, del Señor Don Ramon Zambrana, del Señor Don José de la Luz y Caballero, y de otros Señores, sobre el carácter é influencia del Padre Varela y su enseñanza en la sociedad de la isla de Cuba.

Con lo expuesto en los capítulos precedentes se tienen ya bastantes datos para juzgar con acierto cual era el carácter personal del Padre Varela, y cual fué la influencia ejercida por él en la sociedad en que vivia.

"Mientras se piense en la isla de Cuba, ha dicho el Señor Don José de la Luz y Caballero, * se pensará con veneracion y afecto en quien primero nos enseñó á pensar.” Y esta frase, tan expresiva como característica de los gustos y del estilo del grande hombre que la escribió, * Carta agregada como Apéndice E.

no es otra cosa ciertamente que un reflejo de la opinion universal en el pais.

Los discípulos del Padre Varela, y cuantos mas tuvieron la fortuna de acercarse á él y conocerlo personalmente, convienen unánimes en presentarlo como un hombre sabio y santo, exclusivamente consagrado al bien de los otros, incansable en el estudio, y dedicado enteramente al ejercicio de sus deberes de profesor, de sacerdote y de cubano.

Sus alumnos le acompañaban siempre, así en la cátedra como en su habitacion particular. En la primera les explicaba sus lecciones como maestro; en la segunda les enseñaba con su ejemplo. Los unos le ayudaban en sus trabajos, prestándose gustosos á servirle de amanuenses: los otros le leian en alta voz los libros nuevos recibidos, ó los que necesitaba consultar para sus escritos. Con algunos bajaba al gabinete físico del colegio, ó al laboratorio de química, para ensayar y preparar con anticipacion los experimentos que solian hacerse para mejor inteligencia de las lecciones. Con todos conversaba, como amigo, sobre materias diferentes, discurriendo con ellos, edificando siempre su espíritu, y cautivando su corazon con su benevolencia y con su afecto.

Un comercio tan constante, tan sostenido, tan íntimo, fecundado y santificado por el espectáculo que á todas horas presenciaban, de una virtud sin mancha, de una regularidad de hábitos exquisita, de una disciplina severísima, aunque siempre plácida y sonriente, no podia ménos de producir un efecto inmenso en el corazon de aquellos jóvenes. Sus discípulos, y discípulos suyos, puede decirse, fueron todos en la Habana, los que no directamente por haber tomado asiento en los escaños de sus clases, ó inscrítose en sus listas. por

lo ménos porque aprendieran en sus libros, lo visitaran lo escucharan, lo admiraran y trataran de imitarlo, dejaron de ser discípulos, en la acepcion comun de esta palabra, para convertirse en una especie de sectarios, apologistas y continuadores.

Uno de estos alumnos, que hoy reposa en la tumba, el Señor Don Juan Manuel Valerino, tuvo la feliz idea de consignar en el papel algunos datos relativos á su insigne maestro, poniéndoles por título el siguiente encabezamiento: Noticias acerca del Presbítero Don Felix Varela, que escribo en muy grato recuerdo de él, y para que el curso de ningun tiempo jamas borre la memoria de un hombre de tanta celebridad. * En ellas nos dice que el Padre Varela era un hombre "de estatura mediana, delgado, de color trigueño, lampiño, frente muy ancha y sumamente miope. Su semblante se mostraba siempre risueño, dejando ver un interior el mas amable; y jamás se le vió alterarse un solo momento, ni aun con las faltas algunas veces cometidas por sus discípulos, á quienes cuando se las advertía, era siempre halagándolos en algun modo, con lo cual se los atraia. Todos lo amaban cordialmente. Era muy nervioso de temperamento, y tan susceptible á las más ligeras impresiones, que muchas veces cuando se cargaban las cajas galvánicas, para explicar experimentalmente esa materia física, si los alambres conductores tocaban la turca, ó bata de seda negra, que acostumbra usar en la isla de Cuba el clero secular, y con que siempre salia vestido de su cuarto el Padre Varela cuando bajaba á dar su clase, la impresion que recibia

• Este memorandum que se compone de nueve páginas manuscritas, en papel de cartas del tamaño chico usado para esquelas, pertenece á la Señora viuda de su autor, y nos fue comunicado por nuestro amigo el ilustrado Señor Doctor Don Agustin José Morales.

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